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Urbanismo, Emilio Pradilla


Enviado por   •  13 de Octubre de 2014  •  6.380 Palabras (26 Páginas)  •  489 Visitas

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ASIGNATURA: Teorías sobre los procesos urbanos en América Latina

PROFESOR: Dr. Emilio Pradilla Cobos

ALUMNA: Noelia Ávila Delgado

TEXTO 1

Espacio público. Punto de partida para la alteridad

Fernando Carrión

1. ¿QUÉ ES EL ESPACIO PÚBLICO?

Es un concepto difuso, indefinido y poco claro, que puede incluir la plaza, el parque, la calle, el centro comercial, el café y el bar, así como la opinión pública o la ciudad, en general; y que, por otra parte, puede referirse a la “esfera pública”, allí donde la comunidad se enfrenta al Estado, constituyéndolo como un espacio de libertad. EL ESPACIO PÚBLICO NO SE AGOTA NI ESTÁ ASOCIADO ÚNICAMENTE A LO FÍSICO ESPACIAL, ES MÁS BIEN, UN ÁMBITO CONTENEDOR DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL, QUE CONTIENE DISTINTAS SIGNIFICACIONES DEPENDIENDO DE LA COYUNTURA Y DE LA CIUDAD DE QUE SE TRATE.

1.1. CONCEPCIONES DOMINANTES.

Las concepciones dominantes respecto del espacio público son tributarias de las corrientes del urbanismo moderno, ya que sus componentes hacen referencia exclusiva a un lugar físico (espacio) que tiene una modalidad de gestión o de propiedad (pública). Existen tres concepciones dominantes sobre espacio público: en primer lugar, una concepción proveniente de las teorías del urbanismo operacional, que lo entienden como lo que queda, como lo residual, como lo marginal después de construir vivienda, cuando, por el contrario, se puede afirmar que a partir del espacio público se organiza la ciudad.

Una segunda concepción, predominantemente jurídica y bastante difundida, es aquella que proviene del concepto de propiedad y apropiación del espacio. Es decir se trata de un concepto jurídico en que el espacio público es el que no es privado, es de todos y es asumido por el Estado, como representante y garante del interés general. Una tercera concepción, más filosófica, señala que los espacios públicos son conjuntos de nodos aislados o conexos -donde paulatinamente se desvanece la individualidad y, por tanto, se coarta la libertad. De esta tercera posición surgen preguntas tales como: ¿por qué en la vida cotidiana se piensa que se sale de lo privado para entrar a lo público, y no al revés? O, en su defecto, ¿las fachadas de los edificios son el límite de lo privado o el umbral del espacio público? ¿La fachada pertenece al espacio público o al edificio privado? ¿Se pinta la fachada del espacio privado o del público?

1.2. CONCEPCIÓN ALTERNATIVA.

Se trata de superar estas concepciones, para empezar a entenderlo a partir de una doble consideración interrelacionada: por un lado, de su condición urbana y, por lo tanto, de su relación con la ciudad; y, por otro, de su cualidad histórica, porque cambia con el tiempo y en cada momento.

Para ello es necesario partir de un definición de ciudad. Louis Wirth (1988) y Gideon Sjoberg (1988). El primero plantea que “una ciudad puede definirse como un asentamiento relativamente grande, denso y permanente de individuos socialmente heterogéneos”. El segundo, que “una ciudad es una comunidad de considerable magnitud y de elevada densidad de población, que alberga en su seno una gran variedad de trabajadores especializados, no agrícolas, amén de una elite cultural, intelectual”. Hoy estas definiciones tienen más sentido, vigencia, y significado gracias al cambio que introduce la globalización en la democracia: el paso desde el respeto a la igualdad, al respeto a la diferencia.

Si la ciudad es el espacio de la heterogeneidad, es factible encontrar dos posiciones concurrentes, referidas al espacio público. Para una de ellas, el espacio público es la esencia de la ciudad o, incluso, según algunos autores, es la ciudad misma, o, dicho de otra manera, la ciudad es el espacio público por excelencia. (Bohigas, 2003). Desde una segunda perspectiva, la de BORJA y MUXI (2003), la ciudad es un conjunto de puntos de encuentro o un sistema de lugares significativos, tanto por el todo urbano como por sus partes. En otras palabras, el espacio público no existe si no es en relación a la ciudad operando como un sistema o porque el conjunto de la ciudad lo entiende como tal. EN SÍNTESIS, LA CIUDAD ES UN CONJUNTO DE ESPACIOS PÚBLICOS, O LA CIUDAD EN SU CONJUNTO ES UN ESPACIO PÚBLICO A PARTIR DEL CUAL SE ORGANIZA LA VIDA COLECTIVA Y DONDE HAY UNA REPRESENTACIÓN DE ESA SOCIEDAD. DE ALLÍ SURGE LA NECESIDAD DE ENTENDERLO COMO UNO DE LO DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA CIUDADANÍA.

Por otra parte, para que el espacio público opere como espacio para la pedagogía de la alteridad deben coincidir las múltiples voces, manifestaciones y expresiones de la ciudad.

1.3. FUNCIONES DEL ESPACIO PÚBLICO.

El espacio público es “un lugar” en términos de AUGÉ (1998): “Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identificación ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar”. Y señala adicionalmente que “la sobre modernidad es productora de no lugares”. El espacio público cumple dos funciones dentro de una ciudad: le da sentido y forma a la vida colectiva, y es elemento de representación de la colectividad. El espacio público le da sentido y forma a la vida colectiva bajo dos modalidades: la primera, mediante un tipo particular de urbanismo donde lo público define su lógica y razón de ser, y no como en el modelo vigente, para el cual lo público es un “mal necesario”, por tener un costo con bajo retorno o porque se construye después de que se definen las actividades de vivienda, comercio e industria, entre otras. De ahí que el espacio público por excelencia sea la centralidad urbana, lugar desde donde se parte, adonde se llega y desde donde se estructura la ciudad. El eje de la ciudad es el espacio público y no el privado, lo colectivo y no de lo individual, y la centralidad urbana es el elemento fundamental de todos los espacios públicos; es el espacio de encuentro por excelencia, de la representación.

El Rey Carlos I de España dictó una ordenanza que determinaba que la estructura urbana debía ser definida por sus plazas, calles y solares, comenzando desde la Plaza Mayor. Otro ejemplo es el llamado “Parque de la 93” en Bogotá. Este caso ilustra no solo cómo el espacio público organiza un conjunto de actividades privadas, sino también cómo las actividades privadas tiene la posibilidad

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