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Ética y empresa, he aquí dos palabras que suelen invocarse juntas en estos tiempos


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  142 Visitas

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ETICA

LICENCIATURA:

BIOLOGÍA

 Actividad 3: Análisis crítico

TRABAJO QUE PRESENTA:

Roberto Cruz León

VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO

28 DE AGOSTO DEL 2015

Introducción

Ética y empresa, he aquí dos palabras que suelen invocarse juntas en estos tiempos, pero casi exclusivamente en los medios académicos, sin que llegue a cristalizar todavía una luz clara que oriente de manera según la práctica cotidiana.

Cuando se unen estos dos vocablos salen, en mi opinión, ambos beneficiados, pues dignifica a la empresa ser considerada como campo de la acción libre –y por lo tanto sujeto de responsabilidad moral- y obliga, del otro lado, a la ética a ceñirse, para iluminarlo, a su genuino objetivo: el obrar humano en singular.

El análisis a continuación nos habla de la empresa personal, el cual no es nada más que la tarea o responsabilidad que nosotros como seres humanos de desarrollar nuestras aptitudes y actitudes para la subsistencia personal, nuestro aporte social y la competencia en un medio laboral, tomando en cuenta los valores y aptitudes, debido a que hablamos de Ética, el enfoque de esto se da en valores y aptitudes como ya se mencionó.

Y es que la ética aún está influyendo en los resultados, hace más referencia a la raíces que a los frutos, y tiene más que ver con la intencionalidad de las personas que con los sistemas, puesto que, aparte de otras consideraciones, detrás y debajo de todo mecanismo anónimo, hay siempre una voluntad personal.



Desarrollo

Las personas desde que nacen, tienen un nivel del dependencia ya sea hacia sus padres, tutores, etc. y esto está presente también en el desarrollo de ideas y personalidad, ya que de una manera u otra en una etapa de juventud, es fácil que el individuo tenga influencias de su entorno.

La etapa adulta nos presenta la empresa personal, la cual se define como la formación de nuestra personalidad y como desenvolvernos en el entorno para subsistir, algo que nosotros debemos construir.

Desarrollarnos es la tarea más importante que tenemos por eso es nuestra responsabilidad principal. Cuando trabajamos en desarrollarnos, estamos dando respuesta a nuestra tarea más importante. Tenemos la tarea de desarrollar nuestras capacidades y nuestras aptitudes, nuestras habilidades físicas y nuestras fortalezas, este llamado y el impulso interior que le acompaña constituyen la estructura moral del ser humano y la ley fundamental de nuestro actuar.

La vocación personal es la pasión y habilidad que cada individuo debe encontrar, ya sea a través de la investigación o la práctica o investigación, es el descubrimiento de lo que nos gusta y somos capaces de hacer, lo cual a su vez puede traer un beneficio para la sociedad, que a medida que se acompleja necesita más individuos con ciertas vocaciones.

Los seres humanos nos sentimos inclinados a forjar un ideal de perfección que sirve de marco de referencia para el desarrollo de nuestra personalidad y que proporciona sentido a nuestra vida. Es como una forma de marcar algo para lo que debemos esforzarnos a alcanzar con nuestro desarrollo.

El contexto de competitividad que caracteriza cada vez más al mundo contemporáneo nos hace ver la urgencia de dar respuesta a este deseo de llegar a la perfección. Ante un mundo más competitivo en todos los frentes y en todos los niveles, sólo salen adelante quienes luchan por ser mejores y, por consiguiente, quienes se entregan a la tarea de superarse constantemente.

Es de acuerdo con este ideal de perfección como debemos establecer la escala de valores que debe ser tenida en cuenta en nuestras decisiones.

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes.

Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. 

Hay que reconocer que esta forma de valorar la vida no es común. De hecho, nos enfrentamos con un mundo en el que se dan diferentes formas de pensar y en el que se viven actitudes que nos impulsan hacia otras escalas de valores.  Para enfrentar con éxito los obstáculos con los que nos vamos a encontrar en la vida es necesario que adquiramos modos de conducta o fortalezas que nos faciliten obrar de acuerdo con nuestro ideal de perfección, aun en las circunstancias más difíciles.

Llevar a cabo la empresa personal de acuerdo con el ideal que nos hemos forjado no es tarea fácil. Se trata de una tarea que nunca termina. Es una tarea sembrada de desalientos y de derrotas y que exige de mucha tenacidad. Sin embargo, a medida que la vamos realizando, se va generando un sentimiento de confianza en uno mismo, que es la clave de la alegría  y del éxito en la vida. A estos modos de conducta los llamaron virtudes, esto es, fuerzas o fortalezas que nos dan la capacidad de alcanzar la perfección humana. Las conductas contrarias son los vicios, esto es, formas habituales de actuar que nos apartan de lo que nuestra razón nos señala como correcto.

La doctrina acerca de las virtudes o fortalezas constituye uno de los elementos más valiosos de nuestra cultura occidental.  En todas las etapas de nuestra cultura occidental, desde la época de los pensadores griegos se ha hecho el esfuerzo de sistematizar, en alguna forma, el conjunto de virtudes o fortalezas que es indispensable adquirir para que se nos facilite actuar de acuerdo con el orden moral.

Así, Aristóteles las divide en intelectuales y morales. Según él, son virtudes del área intelectual fortalezas mediante las cuales adquirimos conocimientos teóricos. Son fortalezas relacionadas con nuestra conducta moral la justicia, la fortaleza de ánimo y la templanza; posteriormente se agrupó en este conjunto de virtudes morales la prudencia, por su estrecha relación con el comportamiento moral.

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