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Etica Y Empresa


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  4.960 Palabras (20 Páginas)  •  528 Visitas

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ETICA Y EMPRESA *

La ética tiene que ver con la priorización de valores morales a los que deben alinearse las conductas de los hombres.

TERESA BISORDI DE GUTIERREZ

PRESENTACIÓN

Cómo partícipes de la sociedad argentina - ante el cansancio moral que nos invade - la pregunta que cada vez con más frecuencia nos hacemos, es: ¿Será nuestro país – alguna vez y dentro de los límites de vida que nos queda – un lugar donde valga la pena vivir?

El individualismo y el egoísmo reinan en nuestra sociedad en decadencia, donde triunfa la inmoralidad, el negociado y el delito y en la que resulta notorio el debilitamiento de los valores fundamentales como la honestidad, la equidad y la justicia. La corrupción y el fraude están instalados en el ser humano y muchos de quienes se lamentan de ello, son frecuentemente actores de la delincuencia de “guante blanco” o los que cometen actos delictivos sin reconocerlo, como el fraude fiscal, la desobediencia a las normas de tránsito, etc. etc. etc. Haber perdido la dimensión de la ética nos ha condenado a convivir con la angustia y con la urgencia.

Por su parte, quienes se sienten marginados o excluidos y quienes ven que pueden enriquecerse rápidamente y sin sacrificios, amenazan las estructuras jerárquicas, conformando grupos organizados de piquetes y delincuentes con los que los gobiernos y los grandes hombres de negocios promueven alianzas, en un intento de garantizar la paz social. 1

Y sin embargo, jamás la invocación a la ética ha sido tan viva como ahora en que ella ha desertado de nuestras vidas; de allí la paradoja de su presencia – al mirar el estado actual de la sociedad - en un movimiento que tiende a ser profundo y duradero en la búsqueda de una nueva jerarquía de valores; tal vez se le esté dando con ello la razón a la historia, cuando cuenta que los renacimientos surgen siempre de los momentos más desesperados. 2

Quizás a partir de la ética se logre, de alguna manera, anticipar los sucesos futuros; si en lugar de una actitud tradicionalmente proferente, se asume una actitud prospectiva – una estrategia netamente combativa y no meramente pasiva de adecuación y resignación – se le negará determinismo a este escenario hipotético de sociedad decadente y se promoverá su modificación.

Y cuando hablamos de ética nos estamos refiriendo a una ética universal e intemporal; a una ética que trasciende el espacio, que no tiene fronteras, diferencias culturales ni raciales; a una ética ontóloga que es un tesoro común a toda la humanidad, que no envejece ni conoce de modas; a una ética que no descarta la existencia de éticas particulares, dispersas y sectoriales que, por cierto, para nada la contradicen.

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Colaboraron en la realización de este trabajo, las Cras. Sara Bender, Natalia Pinedo y Gladys Zelinka.

1 Pese haber perdido la confianza en nuestras instituciones, es necesario reconocer que el legislador no tiene la sola responsabilidad de este estado deplorable de cosas. El derecho busca lograr un equilibrio entre los intereses contradictorios, él está sobre una cuerda rígida y oscilante y que frecuentemente está obligado a adoptar por un partido, necesariamente imperfecto. Un ejemplo significativo se da entre el desear condenar al comerciante deshonesto y al mismo tiempo no agravar la suerte de los acreedores ni de dañar a los asalariados.

2 Sin bien existen autores que plantean diferencias entre moral y ética, preferimos aceptar ambos conceptos como dos enfoques de una misma cuestión reguladora del comportamiento humano. En ese sentido, hablar de ética resulta más neutro que hablar de moral, concepto por el que se podría, inconscientemente, derivar en moralismo.

LA ÉTICA Y LA EMPRESA

En este contexto, entendemos que la empresa es una factor fundamental de la convivencia social, no solamente desde su rol de animadora de la economía, de proveedora de recursos materiales destinados a satisfacer las necesidades de los hombres, sino también desde el de promotora de su autorrealización. Sus decisiones condicionan el presente y el porvenir de la sociedad política, por lo que resulte indispensable que las mismas se adopten en el marco de la ética y de la honestidad de las costumbres.

La empresa es una unidad económica, en la cual están agrupados y coordinados - alrededor de un proyecto a realizar en conjunto - los factores materiales y humanos de la actividad económica; en un espacio de libertad, de creatividad, de realización y de fraternidad, la empresa constituye el punto de encuentro de quienes aportan el capital, la materia gris y la capacidad de trabajo hacia una causa final: el cliente.

Como grupo social y como organismo vivo, desde la definición de la visión y la misión, de la estrategia competitiva, del plan de acción y de los mecanismos de control de gestión, la empresa está permanentemente comprometida con la calidad en la satisfacción de las necesidades por la que los clientes pagan y cumple un rol esencial en la definición y creación del sentido de pertenencia social de los individuos que la integran, cuya actitud global imprime su sello en su cultura.

La atracción por incorporarse a una corporación resulta de múltiples necesidades humanas tales como, aminorar el miedo a la muerte, canalizar la angustia que produce la soledad, obtener protección frente a las fuerzas naturales y sobrenaturales, frente a los enemigos o el caos y garantizar un cierto grado de seguridad para la sobrevivencia espiritual y material. A diferencia de los desterrados, los desarraigados o los vagabundos, los miembros de una corporación están siempre acompañados; ellos se constituyen en una gran familia con lazos de parentesco reales, en una hermandad o sustituto de familia, que les permite actuar como una fuerza unida para mantener la propiedad de su unidad político - territorial, para configurar una identidad propia que conserve las tradiciones culturales y para ayudarse mutuamente y defenderse de las amenazas externas.

El de pertenecer a un determinado grupo social del que puedan sentirse parte - a partir de sus escalas de valores observables en decisiones y hechos y de sus pautas de comportamiento - es uno de los instintos más fuertes del ser humano. De allí la importancia del estilo de dirección y la habilidad y aptitud de ésta, para comprometerse e involucrar a los gerentes, jefes, supervisores y personal en general, para que consideren los proyectos como propios, creando el sentido de pertenencia social y haciendo sentir que la calidad, la eficiencia y la producción son objetivos propios.

Todo ello

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