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Alfonso Ugarte


Enviado por   •  14 de Julio de 2015  •  1.032 Palabras (5 Páginas)  •  290 Visitas

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Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad.

Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal.

Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica.

Muerte en la batalla de Arica[editar]

Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".

Murió combatiendo en la batalla de Arica. Varios relatos señalan que se lanzó montado en su caballo desde la cima del Morro, llevando consigo la bandera del Perú, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Un testigo del hecho fue un oficial chileno que combatió en el morro de Arica quien escribe una carta que el autor chileno Pascual Ahumada, publica en su libro “Guerra del Pacifico: documentos oficiales”; el oficial chileno afirma que Alfonso Ugarte, como enemigo le pareció que huía ya que no daba batalla y que lo vio despeñarse.

Inmediatamente que se restableció la tranquilidad, fuimos en ayuda del 4°, que atacaba el Morro, pues en el otro fuerte el enemigo hizo muy poca resistencia i se replegó a aquél; pero en el Morro la resistencia fue floja por el desaliento que se había apoderado de nuestros enemigos, así en pocos momentos quedó en poder del 4° es formidable obra de la naturaleza. Ahí pereció el bravo Bolognesi, el comandante Moore, el coronel Ugarte, que al huir se despeñó. Por casualidad escapó herido el coronel arjentino Sáenz Peña i el coronel La Torre.

Carta de un oficial chileno del 3° combatiente en el morro de Arica, publicado por Pascual Ahumada1

El 21 de junio, a 15 dias de su muerte, el diario limeño La Patria publica sobre Ugarte:

El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.

Diario limeño La Patria del 21 de junio de 18802

Posteriormente el periodista chileno Benjamín Vicuña Mackenna en 1881 al describir los reductos de Lima reconoce como fue la muerte de Alfonso Ugarte, quien se despeñó desde el morro de Arica, rectificándose de lo que había publicado en una obra anterior, esto es, que su cadáver fue arrojado al mar.

Con fecha 17 de diciembre el dictador habia dispuesto asimismo que a la fortaleza de Miraflores mas vecina al mar se le diese el famoso nombre de Alfonso Ugarte, en memoria del bizarro mozo que, como La Rosa en Iquique, se habia despeñado al océano desde la cumbre del morro de Arica.

Periodista chileno Benjamín Vicuña Mackenna 18813

El cadáver de Ugarte fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro.

El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla.

Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.

Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara.

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