Alfonso y Margaret
zaidolatiEnsayo23 de Mayo de 2017
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ALFONSO Y MARGARET
Esta curiosa historia inicia, un primer día de clases, en una Unidad Educativa de Educación Básica cualquiera, donde un joven de 14 años, moreno, de estatura media, delgado, de ojos verdes, cabello negro abundante y ondulado, se topó con una jovencita, de unos 13 años, de cuerpo delgado, pero esbelto, cabello largo y negro, de ojos grandes color miel y hermosa piel canela.
Ambos habían llegado tarde a ese primer día de clase y por andar corriendo por los pasillos buscando sus respectivas aulas, chocaron entre sí, con el golpe ella soltó su útiles, los cuales terminaron todos regados en el suelo, el muchacho de nombre Alfonso, actuando como todo un caballero, se detuvo y recogió todas y cada una de las cosas que estaban en el piso, al tiempo que se disculpaba con la muchacha por lo ocurrido.
Cuando termino, fue la primera vez que vio el rostro de aquella chica que a partir de ese momento le cambiaria la vida, pero él aun no lo sabía, él quedó sorprendido con la angelical belleza de aquella niña, que aun no se reponía de un todo de aquel golpe tan fuerte.
Alfonso que ya era alumno de la institución desde el año anterior, de inmediato se percato de que la chica era nueva, pues él nunca antes la había visto allí, y siendo un liceo tan pequeño, eso era absolutamente imposible que ocurriera. Siguiendo con su caballerosa actitud, que por cierto no era fingida, pues él era un joven tan amable como gentil y amable, se auto presento con la recién llegada diciéndole:
-Yo soy Alfonso, Alfonso Suárez, y tú ¿Quién eres?
La chica lo miro de arriba abajo, mientras él muy amablemente guardaba las cosas de ella dentro del morral rosado de “Hello Kitty” que poco antes colgaba del hombro izquierdo de ella y le respondió a Jesús:
- Yo soy Margaret, Margaret Spears, soy nueva aquí y espero no tener problemas por haber llegado tarde.
A lo que él inmediatamente le repuso:
- ¿Hay algo más que pueda hacer para ayudarte? Discúlpame por haberte importunado, pareciera que siempre me ha de pasar lo mismo, estar en mal sitio, en el peor momento.
Un profesor que vio lo ocurrido se acerco a ellos y luego de saludar a Alfonso y de conocer y darle la bienvenida a M Margaret, los acompaño a cada uno a sus respectivos salones y justifico el retraso de ambos, así que ninguno de los dos tuvo inconvenientes en incorporarse tarde a sus actividades académicas.
Luego de aquel percance, ya nada fue lo mismo, Alfonso no volvió a cruzarse con Margaret, sino hasta tres días después, cuando la vio en las gradas de la cancha mientras entrenaba con el equipo del liceo, antes de terminar se acerco a ella, la saludo y aprovecho para preguntarle:
- Dime por favor ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?
Ella, muy cortésmente, le contestó:
- Sí, estoy bien, muy bien, gracias por tu preocupación.
- Y tú ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo?
Alfonso:
- Todo bien, gracias.
- Por cierto ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Margaret:
- Quiero formar parte de las animadoras del equipo.
Alfonso:
- Excelente. Así tendré más oportunidades de verte, pues yo formo parte del equipo de básquetbol del liceo.
Margaret:
- Eso me da a entender que te simpatizo.
Alfonso:
- No, no solo me simpatizas, me gustas y mucho, desde ese primer día que nos vimos, no he podido dejar de pensar en ti.
El tiempo pasó y ellos se hicieron novios, él se gano el cariño de toda la familia de Margaret, un día cualquiera en el que todos los estudiantes suspendieron el examen de inglés, por problemas en el liceo, el agua se derramó por todas partes, por la rotura de un tubo, los profesores les dijeron al alumnado:
- Jóvenes, casi nadie fue a clase hoy y luego de este percance, hay poco que hacer aquí, váyanse a sus casas.
Ese día Alfonso acompaño a Margaret hasta su casa, disfrutaba mucho estar con ella, nunca hay tiempo suficiente, pensaba él, mientras la miraba tiernamente a los ojos. Cada uno de ellos era diferente, por ello, hacían una muy bella pareja.
Al llegar a la casa, ella dijo:
- ¿Hay alguien en casa? No hubo respuesta.
- Parece que no hay nadie.
Alfonso:
- Entonces, me quedaré contigo hasta que alguien llegue.
De adentro de la casa se oyeron voces, que decían:
- Alguien está en la puerta.
Ambos se asomaron por una ventana y dijeron a coro:
- Todo el mundo está aquí y parece que ellos han estado esperando por ti.
Alfonso entro a la casa invitado por la mamá de Margaret, que le preguntó:
- ¿Te gustaría algo para beber?
Alfonso:
- Sí, leche, por favor.
Margaret:
- ¿Hay leche?
- Te daré galletas
- ¡Mamá, te has comido todas las galletas!
- No hay nada en la nevera.
- Que pena contigo Alfonso.
Alfonso:
- No importa
- No tengo mucho dinero, pero, podemos ir a cualquier lugar que tú quieras.
- Los otros van a un concierto esta noche.
- ¿Quieres ir conmigo al cine?
- Hay varias películas proyectándose.
- Me da igual ver cualquier película.
Margaret:
- Sí, espera aquí, le pediré permiso a mi mamá. Ella fue y volvió corriendo.
- Dijo que sí, pero, debo regresar antes de las 10 de la noche, ¿de acuerdo?
Ese era solo un ejemplo de lo bien que se llevaba la pareja, fueron tres años fabulosos para la pareja de enamorados, todo era perfecto, pero cuando él estaba cursando el quinto año y ella el cuarto año de bachillerato, la madre de Margaret fue diagnosticada con una enfermedad muy grave que requería de una muy delicada intervención quirúrgica que solo podía hacerse en los Estados Unidos, así que ella se fue del país junto con toda su familia y Alfonso quedó totalmente devastado.
Al parecer la madre de Margaret se recuperó, con lentitud, pero se recuperó, solo que eso le llevó nueve largos años, en los que la parejita intento, por todos los medios, mantener el contacto, pero no les fue posible, las ocupaciones y la distancia, terminaron por separarlos definitivamente.
Alfonso se graduó de Arquitecto y continuo jugando basketball, hasta el punto de firmar con un equipo profesional venezolano y con el tiempo logró obtener una prueba con un equipo de la NBA y así fue como viajo a los Estados Unidos. Estando allá, el equipo donde militaba fue a dar una exhibición en una escuela de un condado cualquiera y ¡Oh, sorpresa! en las gradas de aquel gimnasio la volvió a ver, si, parecía un sueño, pero era una asombrosa realidad, allí entre ese público estaba la chica que le cambio la vida durante sus años en el liceo, Margaret, con algunos años más, pero seguía igual de hermosa, tal como él la recordaba, al final de la actividad deportiva, él la busco afanosamente, pero no logró encontrarla.
Entonces, una vez más, el destino intervino y así de la nada, apareció un niño de unos 7 años, delgado, de abundante cabello negro, ojos grandes color miel y piel canela, que se acercó a él solicitándole un autógrafo.
Niño:
- Sr. Suárez, Sr. Alfonso Suárez.
- ¡Si, usted!
- ¿Puede darme su autógrafo?
Alfonso:
- Claro, niño. No hay problema. Ven aquí
- ¿Cuál es tu nombre?
Niño:
- Mi nombre es David Yocot Spears.
- Quiero tomarme una foto con usted
- ¿Dónde estás, mami?
Mujer:
- Tranquilo, ten calma, bebe
- Un minuto. Ya voy para allá, hijo.
Aquella lejana voz que hablaba en Ingles, era sin lugar a dudas la voz de Margaret, Alfonso volteo inmediatamente y de nuevo ¡Sorpresa! Allí estaba ella, el amor de su vida, Margaret.
Para ella, fue también una muy enorme e increíble sorpresa, ella sentía que su corazón palpitaba descontroladamente, la emoción de ese momento, era la misma de aquel primer día de clases, cuando se tropezó a Alfonso en el pasillo del liceo, y él, nuevamente estaba reviviendo aquel primer encuentro que le cambio la vida.
Ambos estuvieron hablando por horas. Ella le relató toda su historia, desde que salió del país, la operación y posterior rehabilitación de su mamá, como conoció a su esposo y padre de su hijo, un militar hispano que al igual que ella tuvo a su madre enferma en el mismo hospital, los sacrificios que hizo para graduarse de fisioterapeuta para ayudar a su mamá, como fue que decidió casarse con Joset Yvardo Yocot, como había muerto su esposo en Afganistán y mucho más aun.
Uno nunca sabe lo que le traerá el futuro. La vida en ocasiones nos sorprende de maneras muy extrañas y nos obsequia nuevas oportunidades que no deben ser desechadas, esta era una de esas tantas ocasiones, transcurrido un tiempo, se casaron y desde entonces viven felices y así será hasta que la muerte los separe, porque el destino lo intento y no pudo.
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