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Ciudadania de los pueblos indigenas

Edson ArteagaDocumentos de Investigación30 de Septiembre de 2018

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Ciudadanía en los pueblos indígenas

Sergio de la Vega Estrada

La propuesta en el área, de conformar un seminario temático, es una excelente oportunidad para agregar una óptica más, un ángulo más, a mi proceso de investigación sociológica. El tema central para registrar mi investigación es lo indígena; decir los pueblos indígenas es una forma de mostrar que son varios los elementos de análisis y extenso el panorama. A pesar de que pretendo señalar regiones prioritarias de atención según sus datos de marginación y habitantes indígenas, lo cual es muy cuantitativo y muy fáctico, he encontrado la necesidad de construir un espacio conceptual con el cual explicar lo que sucede con los números y las regiones.

Existe ya un instinto de contextualizar mi producción cuantitativa de años. Haber señalado desde 1995 regiones de marginación para comenzar un programa de combate a la pobreza, no bastó para lograr tal propósito. Haber cuantificado la población involucrada en espacios de pobreza tampoco fue efectivo para disminuir las cantidades relativas y absolutas. Hoy junto a los montos y trazos espaciales, he buscado explicaciones desde las ciencias sociales, no desde la cuantificación y ubicación sino desde explicaciones que le den sentido a la situación que se percibe. Es así que escribo sobre mi práctica de investigación sociológica.

Mi investigación quedará plasmada en varios mapas que generan regiones contiguas y regiones conceptuales. Tanto la marginación como la pobreza han tenido un apego al nombramiento de los municipios que forman esas regiones; algunos conforman un vecindario, otros producen conglomerados ajenos en su territorio pero semejantes en sus datos de carencia. La situación particular es que datos de 1990, cuando inició esta tendencia de respaldar con mapas los datos y la información obtenida, arrojan mayormente los mismos resultados que se generan con los datos de 2015 para nombrar los conjuntos de municipios en peores condiciones.

La marginación que reporta Conapo con el censo de 1990 tiene, dentro de sus primeros treinta municipios de peores condiciones, a nueve que están identificados por Coneval con mayor pobreza en los primeros treinta de 2015. Son nueve municipios que ya fueron detectados 25 años atrás y no han cambiado su calidad de carentes, que con el lenguaje del seminario resultan claramente excluidos de un desarrollo pensado a nivel nacional.

Nombrarlos es tan sólo una forma de mostrar el conocimiento de su situación y, quienes toman decisiones en el país lo saben por más de 25 años. No se ven modificaciones para restituir algo a los pobladores del lugar. Chalchihuitán y San Juan Cancuc en Chiapas, Cochoapa el Grande (antes Metlatónoc) en Guerrero, Coicoyán de las Flores, San Lorenzo Texmelúcan, San Simón Zahuatlán, Santiago Tlazoyaltepec, San Martín Peras y Santiago Amoltepec, estos seis en Oaxaca, siguen siendo los mismos pobladores excluidos de cualquier proyecto resolutivo. Habrán obtenido algún beneficio en estos 28 años pero no se han modificado sus condiciones socio económico políticas.

La manufactura de mi tesis doctoral fue hecha todavía con una ingenuidad de mi parte, cuando pensaba que no se conocían ni difundían de manera adecuada, los datos relevantes de marginación, georreferencia o pobreza. Muchos años han pasado y la tecnología muestra y ratifica nombres y espacios repetitivos. La convicción dejó claro que no era problema de información sino de planteamiento del problema.

En el reporte final de mi investigación vigente, será notorio nombrar 18 municipios con más de 90 por ciento de población indígena. Todos pertenecen a las peores condiciones de marginación, de pobreza y de desarrollo social, que se detectan por el índice correspondiente. Ahora nombraré algunos más, porque varios ya fueron mencionados. De Chiapas: Chalchihuitán con 9,328 indígenas, Mitontic 5,712, Sitalá 6,349, San Juan Cancuc con 21,143. Guerrero, el multi mencionado Metlatónoc con 23,229 indígenas. Lista larga la de Oaxaca: Coicoyán de las Flores 4,837 indígenas, Eloxochitlán de Flores Magón 4,032, Huautepec 5,488, San Cristóbal Amoltepec 1,165, San José Lachiguiri 3,355, San José Tenango 18,161, San Juan Petlapa 2,136, San Lucas Camotlán 2,448, San Martín Itunyoso 1,686, Santa Lucía Miahuatlán 2,473, Santa María la Asunción 3,384. En Veracruz aparecen Mixtla de Altamirano 7,013 y Tehuipango con 12,418 indígenas.

Si hoy podemos nombrar y numerar características y varias de ellas ya se saben desde hace años, surgen varias preguntas o reflexiones. Si la tecnología ha avanzado en estos años, si las investigaciones oficiales y académicas han aportado información novedosa y vital ¿por qué no hay cambios?, ¿por qué siguen siendo los mismos lugares y personas? ¿es posible que suceda nada a pesar de que se realizan muchas nuevas actividades?

Con este panorama de investigación (cuantitativa que se hace acompañar de reflexión teórica) la aportación de razonar con la herramienta conceptual de ciudadanía ha generado frutos. De ser una sugerencia de reflexión colectiva, termina siendo un enlace que une datos con estado. Lo cuantitativo de mi investigación, que he buscado razonarlo con lenguaje social, tuvo hasta ahora un apoyo consistente en el concepto de Estado. No obstante faltaba un paso previo para hacerlo aparecer. Ahora puedo visualizar que pensar en ciudadanía es un forma de entrar en la discusión social y suavizar el surgimiento de Estado dentro de la investigación.

Con diccionario en mano, una clásica definición de ciudadanía referirá como: “condición que reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de un país determinado”. Hasta la pueden hacer sinónimo de nacionalidad (Búsqueda de Google, julio 2 de 2018). Sin embargo, a pesar de ser una guía para rastrear significado, es prudente buscar una adecuada significación sobre todo en términos de ciencia política. Aún así, la manera de conceptualizar ciudadanía no es casual.

Según Ariana Reano, la ciudadanía, percibida como un tipo de identidad, “se construye en relación a los contextos donde los sujetos desarrollan su vida y en una permanente relación con otros sujetos diferentes que también construyen su identidad en ese mismo proceso.” (Reano, p. 16; 2012). Interesante subrayar que el eje toral de su definición es identidad, reafirmado por construcción de identidad.

La parte de “los contextos donde desarrollan su vida” serán los encargados de “reconocer una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política”. Esta es una maravilla de vinculación entre las dos formas de definir, pero con una fuerte invitación a enunciar al Estado como el escenario contexto, el escenario derechos.

Bourdieu

Como se ha dicho, el seminario de área, que motiva este escrito, postula el tema ciudadanía como centro de atracción de nuestras investigaciones y también el centro de aportación hacia nuestras investigaciones. Es un ir y venir, un hacia y un desde. Hay una continuidad entre mi proyecto actual de focalización de localidades, el seminario, mi futura investigación sobre estado; emerge la necesidad de razonar con el apoyo sólido de Ciencia Política y de Sociología.

La creación y continuidad de un programa de combate a la pobreza (por 20 años) que no funciona en su más amplia planeación (no combate a la pobreza, solamente atiende a un sector de pobres), amerita una reflexión de ciencia social transdisciplinaria. A pesar de múltiples investigaciones y comentarios que muestran la persistente pobreza en el país, la parte administrativa del estado mexicano, respaldada por un discurso político falaz, sigue aclamando sus acciones.

Pierre Bourdieu reflexiona el Estado y abre otra óptica desde la cual se observan elementos que coinciden con otros autores. “El Estado cumple unas funciones pero ¿para quién? Está adaptado, pero ¿a qué?, ¿a los intereses de quién?” (Bourdieu 2012: p. 195). En la búsqueda de marco teórico que contribuya a explicar el crecimiento de la pobreza y la participación del estado-administración, hace ineludible razonar que hay consecuencias de que un grupo funcione con el monopolio del poder y otro grupo funcione como destinatario de tomadas de pelo que certifican la coexistencia de ambas partes.

En una constante de análisis del materialismo histórico dialéctico “el Estado no es un aparato orientado hacia el bien común, es un aparato de contención, de mantenimiento del orden público pero en provecho de los dominantes” (Bourdieu 2012: p. 16). No solamente es definible por el poder sino también por acciones de servicio a una de las dos partes identificables: dominantes dominados. O si se prefiere algo más sutil: dominantes subalternos (que sería término herencia de Gramsci).

Aunque Bourdieu, o la traducción que se hace de él, es un trabalenguas, Estado es: “institución destinada a servir al bien común, y el gobierno, al bien del pueblo. … lugar neutro o, más exactamente…el punto de vista de los puntos de vista vistos desde arriba, que ya no es un punto de vista, puesto que es en relación con él que se organizan todos los puntos de vista: es capaz de destacar un punto de vista sobre todos los demás.” (Bourdieu 2012: p. 16). Hay un punto de vista dominante y ese lo genera y administra la clase dominante.

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