Facatativa
cr9815 de Octubre de 2013
845 Palabras (4 Páginas)318 Visitas
Aclamado por el pueblo como Libertador, blanco de numerosas conjuras políticas y militares, héroe romántico y hasta libertino para sus detractores y sus partidarios, idealista íntegro y abandonado que contempla las ruinas de su sueño de unidad de los pueblos americanos, tras la independencia del dominio español, Bolívar emprende -- enfermo, con un menguado séquito -- el que será su viaje final. Parte desde Bogotá para seguir el curso del río Magdalena. Su viaje será el último en un doble sentido: la marcha le proporciona oportunidades para considerar los pasos que ha dado su agitada vida y al tiempo, la gravedad de sus dolencias apresura en pocos meses su encuentro con la muerte.
Anticipándose a García Márquez en unos dos años, el novelista colombiano Fernando Cruz Kronfly narra el último viaje de Bolívar por el Magdalena en La ceniza del Libertador (1987). Sintiéndose emancipado del peso histórico, dada la falta de documentación acerca del viaje, Cruz Kronfly crea una obra algo surrealista en la cual aparecen fantasmas totalmente inventados. Entre ellos, por ejemplo, un capitán de champán ciego (es guía, como en Virgilio yen Dante, en el camino a la muerte) y un testigo misterioso que se sienta en el comedor del champán casi al lado de un Bolívar enfermizo, y lo anota todo. Mientras tanto, toma de seguido, todos los días del viaje, una bebida inexistente en 1830: cerveza en lata. El testigo, claro está, es un poco el mismo Cruz Kronfly, insertándose en la narración y consiguiendo de tal manera la necesaria documentación. Cruz Kronfly hace que Bolívar, en el momento de despedirse del "hombre del comedor" 17, al fin del viaje, entienda esto: "comprende [Bolívar] que aquel hombre, que aquel testigo mudo lo ha escrito todo, lo contará todo algún día. Entonces descansa, se despide por última vez y se abandona a los ajenos brazos que lo arrastran" (pág. 330). Toda la pesadilla que quiere ser este libro se cuenta con una atención minuciosa a la "patobiografia" de Bolívar, a la tuberculosis de la cual, según otros investigadores 18, sufría ya desde 1824 y que probablemente adquirió durante la infancia.
En sus "gratitudes" y en su dedicatoria, García Márquez llama la atención sobre el magistral e inspirador cuento de su amigo Alvaro Mutis, El último rostro, que relata no el viaje final pero sí algo de los últimos meses de la vida de Bolívar. El cuento se construye por medio de recursos neo-románticos y borgesianos. Es decir, Mutis narrael hallazgo de unos manuscritos perdidos, escritos por un coronel polaco de apellido Napierski, quien, en Cartagena, conoce a Bolívar (el 29 de junio de 1830) y pasa algunos días (hasta el lO de julio) a su lado. La figura de Napierski, puro invento de Mutis, la objetiva García Márquez al utilizarla —irónicamente y muy a su manera— como fuente histórica en su novela (pág. 194).
Bolívar, pues, está en el aire. En este clima —para abandonar la metáfora fluvial en la cual nadábamos anteriormente— concibe y escribe García Márquez El general en su laberinto, sacándolo a la luz en marzo de 1989, justamente al cumplir los 61 años. La fecha no es casual, pues la novela, además de ser un retrato de Bolívar, puede considerarse un auto-retrato de García Márquez. ¿Y por qué no? No es sólo que García Márquez sea ya figura de la historia —lo es— sino que también todo escritor, inevitablemente, se novela así mismo. Lo reconoce el propio García Márquez en una entrevista con Maria Elvira Samper, publicada el 20 de marzo de 1989 en Semana. Al contestar una pregunta sobre su relación personal con la figura del Libertador, García Márquez dice lo siguiente:
Me siento identificado en muchas cosas con Bolívar. Por ejemplo, en esa cosa de no pararle muchas bolas a la muerte porque lo distrae a uno de lo fundamental, que es
...