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George Orwell


Enviado por   •  21 de Junio de 2014  •  Síntesis  •  2.178 Palabras (9 Páginas)  •  340 Visitas

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Orwell fue capaz de transmitir magistralmente su propio aire de autocondena a Winston Smith, un hombre de apariencia poco atractiva que estaba lleno de culpa por las circunstancias que rodearon la desaparición de su madre.

Nunca ha quedado completamente claro cómo fue que Eric Arthur Blair, hijo de un funcionario público subalterno del Departamento del Opio en la provincia de Bengala, India, se convirtió en George Orwell; sin embargo, Orwell era el nombre de una aldea de Norfolk, cerca del hogar de su familia en Southwold, así como el nombre de un río en Suffolk, que corría por la casa de los familiares con quienes se había quedado. Y Orwell quizá pudo tomar prestado su primer nombre del escritor George Gissing, cuya obra admiraba enormemente.

Como sea que haya ocurrido, George Orwell fue el nombre que eligió de entre otros cuatro nombres que ofreció a Victor Gollancz para su pseudónimo cuando se aceptó la publicación de su primer libro. Una vez que su editor estuvo de acuerdo, se convirtió en George Orwell.

Diversas experiencias de vida sin duda jugaron un papel importante en la producción de la que posiblemente sea la obra más conocida de Orwell, 1984, que aún tiene la capacidad de causar impacto casi 60 años después de su primera publicación.

La historia se desarrolla en un mundo dividido en tres bloques de poder casi iguales que están en constante enfrentamiento, uno de los cuales es Oceanía, que incluye al Reino Unido, ahora conocido como Airstrip One (Franja Aérea 1). Winston Smith es un hombre enfermizo de mediana edad subordinado al Partido, que busca debilitar su influencia dominante, incluyendo la sumisión de la población a 24 horas de vigilancia con el fin de controlar todos sus pensamientos y asegurar la pureza del Partido. El líder testaferro de este sistema oligárquico es el omnipresente y omnipotente Gran Hermano.

La presencia ausente de la madre de Smith se entreteje a través de gran parte de la tela de la que está hecho 1984y pueden verse también algunos efectos de la temprana desaparición de un padre en la vida del propio autor. El padre de Orwell se quedó en India cuando un brote de la peste provocó que su madre regresara a Inglaterra con Orwell y su hermana mayor cuando él tenía solamente unos cuantos meses de nacido. Para cuando Richard Blair se retiró en 1912, Orwell se encontraba lejos de su hogar durante gran parte del año, quedándose interno en la escuela de San Cipriano en Eastbourne, Sussex. Así que era solamente durante las vacaciones que el joven podía tratar de familiarizarse con el padre un tanto mayor de edad que nunca había conocido. Aunque Orwell respetaba a su padre, le fue difícil ser afectuoso con un hombre que podía ser algo brusco y que parecía sentir que los niños debían ser vistos, pero no escuchados.

SUS PRIMEROS AÑOS

A la edad de aproximadamente 18 meses, Orwell sufrió un fuerte ataque de bronquitis y estuvo confinado en cama durante una semana. A partir de entonces, las afecciones respiratorias fueron un problema recurrente durante toda su vida, pero tampoco ayudaron los cinco años que pasó en el clima tropical de la India como miembro de la fuerza de la Policía Imperial India, un caso de fiebre de dengue, el fuerte hábito de fumar y, en ocasiones, una indiferencia casi intencionada por su propio bienestar. Se negaba a usar ropa cálida en clima invernal, con frecuencia vivía en casas húmedas y frías, y se exponía a condiciones insalubres y a menudo contaminadas, viviendo en la pobreza. Esto resultó en varios ingresos al hospital y en su consiguiente muerte por tuberculosis pulmonar el viernes, 21 de enero de 1950, a la edad de tan sólo 46 años.

Esta enfermedad bronquial fue algo que el autor parece haberse sentido obligado a compartir con Winston Smith, quien se “doblaría por un arrebato de tos que casi siempre lo atacaba en cuanto se despertaba. Esto vaciaba tanto sus pulmones que sólo podía volver a respirar recostándose sobre su espalda y haciendo una serie de jadeos profundos”. Uno tiene la sensación de que esto fue escrito por alguien que se había reducido a ese estado de incapacidad.

No obstante, conforme iba creciendo, los problemas de salud no impidieron que Orwell disfrutara mucho de estar al aire libre, primero en caminatas junto a su madre y posteriormente en aventuras con un grupo de amigos. En sus últimos años pudo sorprender tanto a jóvenes como a adultos por sus conocimientos de la vida salvaje, interés que mantuvo hasta el final de sus días.

El maravilloso campo de su niñez fue algo que plasmaría en sus escritos posteriores y que contrasta con el mundo mucho más deprimente que vio al hombre crear.

Orwell asistió a la escuela de San Cipriano desde los 8 años. Vivir lejos de casa fue un duro golpe para un niño con antecedentes de pobreza que tenía que adaptarse a otros 80 niños, algunos provenientes de familias muy acaudaladas. El director de la escuela no perdía la oportunidad de recordarle la posición menos privilegiada de su familia y le sugería que sin duda demostraría alguna falla académica, un factor que contribuyó al sentido de culpa y a la falta de autoestima con las que lucharía gran parte de su vida.

La falta general de aprobación que demostró su familia por sus decisiones posteriores, primero, por unirse en 1922 a la Policía Imperial India, y después, cinco años más tarde, por irse de nuevo para convertirse en escritor, solamente se sumó a este sentido de culpa y fracaso, como lo hizo su relativa falta de éxito durante sus primeros años como escritor.

Orwell fue capaz de transmitir magistralmente su propio aire de autocondena a Winston Smith, un hombre de apariencia poco atractiva que estaba lleno de culpa por las circunstancias que rodearon la desaparición de su madre. Cuando Smith comenzó a oponerse más activamente a la presión por el conformismo del Gran Hermano, lo hizo con total conocimiento de que se estaba embarcando en una empresa que sin duda fracasaría. Cuando empezó su diario secreto, Smith “estuvo tentado a arrancar las sucias páginas y abandonar por completo la tarea; sin embargo, no lo hizo, porque sabía que era inútil... Continuar o no con el diario no hacía ninguna diferencia. La Policía del Pensamiento igualmente lo atraparía. Había cometido... el crimen fundamental que contenía a todos los demás. Lo llamaban el Crimen del Pensamiento”.

LEER, ESCRIBIR Y HACER LISTAS

Orwell se convirtió a temprana edad en un ávido lector, devorando autores como Rudyard Kipling (autor obligado en cualquier hogar angloindio),

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