Hiiiiuy En Llamas
salomiau7 de Agosto de 2012
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Miramos el agua chocar contra la ropa interior.
― Así que ¿qué estabas haciendo tú con Nuts y Volts? ― Pregunto.
― Te lo he dicho, los cogí para ti. Haymitch dijo que si íbamos a ser aliadas tenía que traértelos ― Dice Johanna. ― Eso es lo que le dijiste, ¿verdad?
No, pienso. Pero asiento con la cabeza.
― Gracias. Aprecio el gesto.
― Eso espero. ― Me dedica una mirada llena de odio, como si yo fuera la carga más pesada posible en su vida. Me pregunto si es así cómo se siente el tener una hermana mayor que te odia de verdad.
― Tic, tac. ― Oigo detrás de mí. Me giro y veo que Wiress ha gateado hasta aquí. Sus ojos están enfocados en la selva.
― Oh, Señor, aquí vuelve. Vale, me voy a dormir. Tú y Nuts podéis montar guardia juntas. ― Dice Johanna. Se marcha y se echa al lado de Finnick.
― Tic, tac. ― Susurra Wiress. La guío delante de mí y hago que se tumbe, acariciándole el brazo para tranquilizarla. Se duerme, removiéndose con inquietud, de vez en cuando suspirando su frase. ― Tic, tac.
El sol se alza en el cielo hasta que está directamente sobre nosotros. Debe de ser mediodía, pienso sin prestarle mucha atención. No es que eso importe. Al otro lado del agua, hacia la derecha, veo el inmenso fogonazo cuando el rayo golpea el árbol y la tormenta eléctrica empieza de nuevo. Justo en la misma área que anoche. Alguien debe de haber entrado en su zona, apretando el gatillo de su ataque. Me siento durante un rato mirando los rayos, manteniendo a Wiress tranquila, acunada a algo parecido a la paz por el movimiento del agua. Pienso en anoche, cómo los relámpagos empezaron justo después de las campanadas.
― Tic, tac. ― Dice Wiress, resurgiendo a la consciencia durante un momento y después volviendo a sumergirse.
Doce campanadas anoche. Como si fuera medianoche. Después relámpagos. El sol arriba ahora. Como si fuera mediodía. Y relámpagos.
Lentamente me levanto y escaneo toda la arena. Los relámpagos allí. En la siguiente cuña vino la lluvia de sangre, donde quedaron atrapados Johanna, Wiress y Beetee. Nosotros habríamos estado en la tercera sección, justo al lado de esa, donde apareció la niebla. Y tan pronto como fue absorbida, los monos empezaron a reunirse en la cuarta. Tic, tac. Giro la cabeza al otro lado. Hace un par de horas, a eso de las diez, esa ola vino de la segunda sección a la izquierda de donde atacan ahora los relámpagos. A mediodía. A medianoche. A mediodía.
― Tic, tac. ― Dice Wiress entre sueños. Mientras los rayos cesan y empieza la lluvia de sangre justo a su derecha, sus palabras cobran sentido de pronto.
― Oh. ― Digo en voz baja. ― Tic, tac. ― Mis ojos barren el círculo completo de la arena y sé que tiene razón. ― Tic, tac. Esto es un reloj.
Capitulo 23
Un reloj. Casi puedo oír a las manecillas haciendo tictac en la esfera de doce secciones de la arena. Cada hora empieza un nuevo horror, una nueva arma de los Vigilantes, y termina el anterior. Rayos, lluvia de sangre, niebla, monos― esas son las primeras cuatro horas del reloj. Y a las diez, la ola. No sé lo que pasa en las otras siete, pero sé que Wiress tiene razón. De momento, la lluvia de sangre está cayendo y estamos en la playa por debajo del segmento de los monos, demasiado cerca de la niebla para mi gusto. ¿Se quedan los diversos ataques dentro de los confines de la selva? No necesariamente. La ola no lo hizo. Si esa niebla sale de la selva, o si vuelven los monos . . .
― Levantaos. ― Ordeno, sacudiendo a Peeta y a Finnick y a Johanna para que se despierten. ― Levantaos, tenemos que movernos. ― Sin embargo, hay tiempo suficiente para explicarles la teoría del reloj. Sobre los tic tacs de Wiress y cómo los movimientos de las manecillas invisibles
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