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Luis Alfonso López Jácome: De La Oscuridad De Sus Ojos A La Luz Del Conocimiento


Enviado por   •  11 de Julio de 2013  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  912 Visitas

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Luis Alfonso López Jácome: de la oscuridad de sus ojos a la luz del conocimiento

El 19 de abril de 1965, doña Rosa Amelia Jácome, artesana costurera, y don Luis Alfonso López Montenegro, tractorista, tuvieron a su séptimo y último hijo, Luis Alfonso López Jácome.

Dos meses después, el 27 de junio de 1965, don Luis Alfonso López Montenegro murió. El hogar, entonces, atravesó una complicada situación económica. Doña Rosa Amelia tuvo que afrontar como viuda la tarea de sacar adelante a sus siete hijos, todos menores de edad. Para lograr su propósito tomó una decisión trascendental, quizás la más difícil de su vida. Encargó su hijo menor a su hermana, doña Ismeria Jácome Díaz, también de profesión costurera, quien junto a su esposo, don Luis Humberto Narváez Guerrero, chofer profesional, se encargaron de criarlo, proveyéndole, en medio de problemas económicos, todo lo necesario para su subsistencia y para su crecimiento personal.

Así, con una familia materna en la que faltaba su padre y con otra familia de crianza que lo colmaba de amor, empezó a levantarse el niño que, años después, llegaría a convertirse en uno de los académicos más sobresalientes del norte del Ecuador y sur de Colombia.

La niñez de Luis Alfonso López Jácome transcurrió en la calle Ayacucho, sector más conocido como el barrio de las tortillas. Ahí, en una casa perteneciente a la familia Araujo, sus padres de crianza pagaban arriendo junto con muchas familias más, las cuales dividían sus lugares de habitación con paredes de periódicos. Luis Alfonso pasaba la mayor parte del tiempo jugando con los demás niños del lugar, hijos de familias muy pobres dedicadas a las labores domésticas, a la albañilería, a la cacharrería, a la sastrería y a la mecánica; niños que, muchas veces, salían a buscar algún trabajo u oficio que les permitiera ganar un poco de dinero para contribuir a la precaria economía de sus hogares.

Su educación empezó en el Jardín Leopoldo N. Chávez. Posteriormente pasó a la Escuela Colón, donde solo estuvo por unos pocos meses, para después unirse definitivamente a la Escuela Sucre. Luego realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio Nacional Bolívar, donde se inclinó por las ciencias sociales.

Nunca fue un estudiante sobresaliente; sus notas estaban en el promedio general. En cambio, al igual que sus hermanos, sí se destacó en el ámbito deportivo, tanto así que llegó a competir a nivel provincial en las disciplinas del lanzamiento de bala, de disco, en los 800 metros y en los relevos de 4 x 400.

Así, convertido en un joven deportista que había cosechado importantes éxitos, sin ser un estudiante sobresaliente, pero lleno del afecto y los valores que le habían inculcado sus padres de crianza, partió hacia Quito para estudiar en la Universidad Central del Ecuador. Lo único que su madre de crianza le advirtió antes de partir fue que no perdiera ningún año, porque eso significaría robar el dinero que con tanto esfuerzo ellos estaban invirtiéndole, es decir, eso era como si estuviera robando del altar mayor.

Luis Alfonso López Jácome tenía 17 años cuando ingresó a la Escuela de Filosofía y Ciencias Socioeconómicas de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Cuatro años después, a los 21 años de edad, obtuvo el primero de muchos títulos académicos que lograría a lo largo de su vida, el título de Licenciado en Ciencias de la Educación, con Especialidad en Filosofía y Ciencias Socioeconómicas. Aparte de la formación académica, su paso por la Universidad Central significó un profundo cambio en su concepción de la vida.

En primer lugar, dejó de ser el estudiante que obtenía notas en el promedio general, para convertirse en el más destacado de sus clases, tanto así que llegó a conquistar el mérito de ser el ayudante de cátedra del reconocido académico Armando Trujillo Duque, profesor de materialismo dialéctico, un docto que con sus enseñanzas lo marcó profundamente inculcándole el amor hacia la lectura. También se convirtió en el mejor estudiante de su facultad, haciéndose merecedor de la Medalla al Mejor Egresado de la Escuela de Filosofía y Ciencias Socioeconómicas, la cual le fue entregada de manos del economista José Moncada Sánchez, rector de la Universidad Central en ese entonces.

En segundo lugar, la Universidad Central le otorgó una sensibilidad social que inclinó definitivamente su visión del mundo hacia la ideología política de la izquierda revolucionaria, una ideología que lo llevó a defender los derechos de los estudiantes y los trabajadores, a reflexionar sobre las transformaciones sociales que son necesarias para lograr una sociedad más justa y equitativa, a buscar una liberación alejada de las alienaciones y basada en el conocimiento humanístico, a pensar que los verdaderos cambios en la conciencia humana no se logran bajo la presión de las armas sino con la formación íntegra de los jóvenes en las aulas de clases de los colegios.

De modo que Luis Alfonso López Jácome regresó a sus 21 años a Carchi, no solo con un título de educación superior, sino con una mentalidad rebosante de nuevas ideas y convencido de que iba a ejercer la profesión más noble y edificante, la profesión de ser maestro. Su primer trabajo fue como rector del Colegio Nacional Agrícola Los Andes, ubicado en la parroquia del mismo nombre, en el cantón Bolívar. Ahí empezó a poner en práctica todas sus ideas, hasta que fue llamado a ejercer su profesión en el Instituto Técnico Bolívar, donde durante 25 años ha formado a decenas de nuevas generaciones de jóvenes a quienes les ha marcado su vida al mostrarles la posibilidad de que cambien de conciencia frente a la realidad social. En su paso por el Colegio Bolívar también ha sido rector encargado.

Sin embargo, su formación académica no se detuvo con el título que obtuvo en la Universidad Central. Años después, convencido de que la preparación es el camino de la excelencia, se dedicó

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