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La luz en la oscuridad


Enviado por   •  16 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  2.347 Palabras (10 Páginas)  •  280 Visitas

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La luz en la oscuridad

Unas 50 veces me pellizcaba el labio inferior para que se me quedara del color rojizo que tiene la sangre. Un hábito que parece extraño e insulso a su vez, pero que solo lo hacía para que el hombre que vi por primera vez dar su vida por la mía y a la vez salir airoso de esa encrucijada se fijara en mi rosto, en mis labios o en mis ojos para así que pudiera ver que esa niña a la que salvo un día pasado se había convertido en una mujer.

Esa mujer tenía un nombre, un nombre que esperaba que sonara de la boca del joven militar Axel. Pero que esperaría de un hombre que ni siquiera sabe cómo me llamo. La primera vez pensé que a lo mejor o por simple casualidad no sabría cuál es mi nombre, entonces decidí como no y con el frio que hacia agradecerle con un café con chocolate que estuviese protegiendo la ciudad y de paso hablar con él pero Axel reacciono con malas formas y cuando vio el café lo tiro al suelo delante mía , y yo entre los nervios que tenía cuando le veía mezclados con la impotencia que me surgió al ver como el líquido del café caliente estaba derritiendo la nieve acumulada en la calle, y yo me disculpe por si le había ofendido y me fui a mi casa corriendo.

La segunda vez estaba tan trastocada por la llamada cita improvista, que no sabía lo que pensar entonces le sugerí a mi madre si podría ir y ayudar a la señora Müller con las labores de la casa y así también conocer un poco más de la vida de Axel, ya que él estaba casi todo el día ejerciendo como militar y no podía cuidar a su madre viuda. Y es que aunque fuera mi vecino Axel y yo coincidimos solo dos veces, y es que por poca distancia que nos separara se ve que el camino más largo es el que hay entre dos personas, por lo que era una ocasión perfecta para conocer el sitio donde vivía y a su familia. Al día siguiente fui a la casa de la señora Müller para preparar le la comida a ella y a Axel, quien no apareció por la casa y mientras tanto la señora Müller yo mirando las musarañas y de tanto mirar las musarañas me decidí a limpiarlas con una bayeta  pero no encontré ninguna bayeta en la cocina.

  • Donde hay una bayeta?- le pregunte a la señora Müller-
  • En el armario de la cocina a la recha- respondió la señora Müller-
  • Pero es que el armario está cerrado señora Müller – le dije-
  • Ya es que cuesta de abrir porque hay muchas cosas amontonadas así que tendrás que haz un poco más de fuerza pero tu sin miedo de romper nada si aquí está todo para romper – me dijo la señora Müller-
  • Entonces tendré que hacer fuerza yo le tomo  palabra –le dije a la señora Müller-

Cuando abrí la puerta se me cayeron muchas cosas, en ese momento pensé si fue buena idea abrir ese armario  o más bien haber venido a aquí pero tenía que asumir la realidad y empezar a quitarme las cosas de enzima y es que entre una tabla y un rastillo encontré un álbum de fotos claro está que me quede en el suelo para ver las fotos de Axel cuando era niño pero al final no pude ver las porque la señora Müller se acercó al armario al escuchar el ruido que había hecho. Entonces la señora Müller y yo fuimos poniendo las cosas dentro del armario, pero al final no acabaron todas dentro ya que me quede con  álbum de fotos y es que robar le a una señora  mayor es fácil. Bueno que robarle tampoco sería más cogerle prestado para llevarme  lo a mí casa y poder ver la fotos de  Axel, todo muy normal.

Cuando termine en la casa de la señora Müller me fui corriendo a mi casa con el álbum dentro de mi camisa. Para que nadie me viese con el álbum decidí ir me al sótano, que estaba lleno de cachivaches vamos que salía de un armario para meter me en otro, y cerrar la puerta para tener más intimidad y es que mientras pasaba las páginas del álbum encontré una foto de Axel conmigo y entre esas páginas había una carta con mi nombre cuando la abrí escuche un ruido como si un objeto cayese desde el cielo, como si ese objeto fuera a impactar en mi casa, como saber que los gritos de mis padres serían los últimos que recordaría y es que se ve que estábamos en guerra y nadie nos había avisado, esa es la gracia de las bombas que no te avisa, pasadas unas horas desperté del coma en el que había entrado.

  • Papa, papa, mama, mama donde estáis?–dije entre lágrimas-
  • ¿Qué ha pasado? – dije mirando los escombros-
  • ¿Porque a mí?
  • Pero es que nadie va venir a consolarme que pasa que la milicia está demasiado ocupada lanzando bombas
  • ¿Porque a nosotros y no a los de arriba que son los que tienen la culpa?

Cuando Axel me vio mirando al cielo enzima de los escombros de mi casa se acercó a mí pero yo le rechace, se ve que me tocaba a mí por una vez rechazar su presencia  pero el no me hizo caso y sé quedo conmigo.

  • ¿Estás bien?
  • ¿Dónde están tus padres?
  • Me escuchas
  • Sí, claro que te escucho pero no te das cuenta de lo que ha pasado mis padres muertos, la casa destruida y yo creo que me voy a volver loca, no ves que no me queda nada. Todo lo que quería se ha ido se lo ha llevado la muerte.
  • Todo no  - dijo Axel-
  • ¿El qué no?- le dije a Axel-
  • Bueno déjalo pero antes tengo una pregunta ¿cómo es que tú te has salvado y tus padres no? –pregunto Axel con cara de pocos amigos-
  • Bueno es que yo estaba en el sótano porque estaba viendo una álbum ¡mierda el álbum!
  • ¿Qué álbum?- dijo desconcertado Axel-
  • Tu álbum de fotos de familia donde había una carta con mi nombre – le dije con la mirada en el suelo-
  • De donde has cogido mi álbum y lo más importante has leído esa carta – me dijo con las manos en la cara-
  • No la pude leer porque cayo una bomba en mi casa – le dije con tono enfadado-
  • Bueno vámonos a mi casa que estaremos mejor y si quieres te puedes quedar el tiempo que haga falta
  • ¿Estás bien?, venga pasa y descansa un poco o mucho – me dijo la señora Müller-

Ya en casa de la señora Müller me senté en el sofá para descansar y mientras estaba hablando Axel mis ojos se fueron cerrando y cada vez la voz de Axel la escuchaba cada vez menos.

Cuando me desperté ya era de mañana aunque pareciese de noche, en ese momento decidí levantarme, ponerme en pie y caminar hasta la cocina donde se encontraban la señora Müller y Axel.

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