Manual De Redacion
robertcarv27 de Octubre de 2012
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Cuaderno Docente Nº7
MANUAL DE REDACCIÓN
VICERRECTORÍA ACADÉMICA
Profesor Enrique Ramírez Capello
Los Cuadernos Docentes, editados por la Vicerrectoría Académica de la Universidad UNIACC, constituyen una serie de materiales de apoyo a las tareas que los profesores desarrollan en sus asignaturas, en los diversos programas y carreras de nuestra casa de estudios. A medio camino entre el apunte fotocopiado y el libro de texto, aportan conceptos y elementos básicos para la primera comprensión de una materia o de un tema. En este sentido, complementan a todos los demás recursos pedagógicos que se ponen en acción en el proceso de enseñanza-aprendizaje que compromete por igual a docentes y estudiantes.
Con este esfuerzo sistemático, la Vicerrectoría Académica de la Universidad UNIACC colabora con el mejoramiento permanente que las diversas carreras de nuestra institución tienen como objetivo.
Editor: Profesor Edison Otero Bello
MANUAL DE REDACCIÓN
Profesor Enrique Ramírez Capello
Enrique Ramírez Capello es periodista. Estudió en la Pontificia Universidad Católica. Durante 33 años trabajó en “Las Últimas Noticias”, donde transitó por distintas secciones, desde cronista a Editor General. Fue redactor cultural de las revistas “7 Días”, “Ercilla” y “Hoy”. En misiones profesionales ha recorrido más de 30 países. Premio de Periodismo Embotelladora Andina (1996), otorgado por un jurado que integraron académicos y colegas. Primer premio a la trayectoria, otorgado por el Sindicato de Periodistas de la Empresa “El Mercurio” S.A.
Presidente nacional del Colegio de Periodistas (2000-2002). Formador de generaciones universitarias desde 1988. Autor de ensayos y miniprogramas de televisión sobre el buen uso del idioma. Creador y director de seminarios de periodismo y literatura. Actual redactor de “La Nación” y de “El Sur” de Concepción. Coordinador de medios escritos de la Escuela de Periodismo de UNIACC.
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ÍNDICE
• INTRODUCCIÓN
• ¿AUTOMOTOR O AUTOMOTRIZ?
• LUCHA CONTRA LA RUTINA
• ¿CÓMO LO ESCRIBO?
• DEFINICIONES IDIOMÁTICAS
• LAS REDUNDANCIAS
• FRASES OCIOSAS
• NUEVAS PRECISIONES
• LAS CACOFONÍAS
• VERBO HABER
• JUEGOS VERBALES
• USO DEL GERUNDIO
• EL PELIGRO DE LOS VERBOS
• TILDES EN LAS MAYÚSCULAS
• ACENTUACIÓN DE LOS MONOSÍLABOS
• ¡CUIDADO CON LOS ADJETIVOS!
• DUDAS IDIOMÁTICAS
• ALGUNOS PLURALES
• DÓNDE, ADÓNDE, A DONDE Y ADONDE
• LOS PORQUÉS
• SOLO Y SÓLO
• DEMÁS Y DE MÁS
• TÉRMINOS DE TRIBUNALES Y POLICÍA
• RECOMENDACIONES PARA SUS TEXTOS
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INTRODUCCIÓN
“Una lengua común nos separa”. Bernard Shaw.
“La gramática es la cárcel del idioma”. Gabriel García Márquez.
Preocupado de su estilo, el historiador y escritor Benjamín Vicuña Mackenna le preguntó al gramático venezolano Andrés Bello, fundador de la Universidad de Chile y autor del Código Civil:
-Oiga, yo no sé escribir para la gente del pueblo, ¿cómo lo hago?
Irónico, escueto y directo, el académico y lingüista le respondió:
-Mire, escriba no más, si en Chile nadie lee.
La anécdota -rescatada por el novelista José Donoso- sintetiza en su sarcasmo la sabiduría de dos personajes. El idioma vive, cambia, renace. No lo detienen las normas. Sirve para comunicarse: es dinámico, renovado, intenso.
Nadie se libra de las faltas. Una letra que se infiltra, una coma parasitaria, un dedo que aprieta la tecla vecina y se produce el caos. El cronista y novelista Joaquín Edwards Bello –Premio Nacional de Periodismo y de Literatura- escribió: “El castellano es una disciplina. Un idioma es una nación. Pronunciarlo bien es tan importante y demostrativo de la disciplina espiritual, como lo es para el ejército la marcha acompasada de la tropa”.
El español Fernando Lázaro Carreter, ex director de la Real Academia y autor de “El dardo en la palabra”, acusa: “Es una barbaridad. La lengua española está maltratada en los planes de estudio. Es una actitud casi suicida de la sociedad el renunciar a un idioma mejor. Someter a la población a una pobreza expresiva enorme supone separar a algunas personas para que nunca asciendan en la escala social. Vamos de mal en peor. La muestra del retroceso es que multitud de chicos, incluso universitarios, no entienden el lenguaje del profesor. Son generaciones de jóvenes mudos, que emplean un lenguaje gestual, interjectivo y de empujón. Esta situación hay que denunciarla”.
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Y salió a dar palos a cacofonías, redundancias y obviedades.
En el libro “Juan de Mairena”, del español Antonio Machado, hay sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. En las primeras páginas, un párrafo evocado por su inteligencia y su invitación al ahorro de palabras.
Diálogo en una clase de retórica y poética: “Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”.
El alumno escribe lo que se le dicta.
“Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético”.
El estudiante, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle”.
Sencillo, natural, espontáneo. Muchos lo olvidan y prefieren rodeos eufemísticos, engolamientos cínicos...
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¿AUTOMOTOR O AUTOMOTRIZ?
El profesor y lingüista Leopoldo Sáez asegura que los medios de comunicación imponen neologismos, préstamos, eufemismos, construcciones fijas, esquemas sintácticos, formas de representación gráfica. Y que los lectores, auditores o teleespectadores asimilan estos usos “tanto más rápida y acríticamente, cuanto menos cultos”. Con ingenio, conocimiento y aplicación, Sáez compila ejemplos. Da fechas e identificación, que -tal vez- en esta hora no son sustantivas. “Rubro automotriz...” “Vendedor automotriz...” “Parque automotriz...” “Repuestos automotrices...”. Es una falta de concordancia.
El profesor Rodolfo Oroz, ex director de la Academia Chilena de la Lengua y Premio Nacional de Literatura, intentó detener este atropello. Algunos periodistas nos sumamos a su campaña, cuando apareció el “Seguro automotriz”, documento que tienen millones de conductores.
El dibujante y comentarista deportivo argentino Roberto Fontanarrosa comentó:
“Alguien dijo que los médicos entierran sus errores, los jueces los cuelgan y los periodistas los publican. Más de una vez, compartiendo almuerzos o cenas con estos últimos, aparece el tema de los furcios, las equivocaciones o los disparates perpetrados en el mundillo de las comunicaciones. Suelen configurar, realmente, una catarata de anécdotas cómicas y muy cómicas”.
LUCHA CONTRA LA RUTINA
El periodista y novelista norteamericano Ernest Hemingway, quien trabajó en el “Star” de Kansas City, siempre se ciñó a las siguientes normas: “Emplee frases cortas. Que su primer párrafo sea breve. Use lenguaje vigoroso, sin olvidar la suavidad. Sea positivo, no negativo”. Y después de haber ganado el Premio Pulitzer, acotó: “Fueron ésas las mejores reglas que aprendí para el oficio de escribir. Nunca las he olvidado. Ningún hombre que tenga algún talento, que sienta y escriba con verdad acerca de las cosas que tiene que decir, dejará de escribir bien si sigue esas reglas”.
El mayor abuso es el de las frases hechas, las palabras embotadas por el uso. Es habitual leer en los periódicos que la explosión fue violenta; el homicidio, horrendo; el asesinato, bestial; la tragedia, espantosa. Este tipo de expresiones se
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escribe por pereza mental y hace perder espacio al periódico y tiempo al lector. Se sugiere huir de las trivialidades, de los lugares comunes. Las frases hechas... por otros muestran la pobreza imaginativa del redactor. Se han desvalorizado de tanto uso y casi han perdido su significado.
Algunos ejemplos que no se deben imitar: Puntos de oro para Colo Colo, un poco de historia, mito y realidad, punto álgido. Rutina, monotonía, repetición.
¿CÓMO LO ESCRIBO?
En un mordaz artículo el Premio Nacional de Literatura Alfonso Calderón dice: “Las palabras, las locuciones, los refranes envejecen, pierden fuerza, se petrifican o desprestigian. De repente, la aurora dice: ¡basta! Y hay que dejarlas, por años, fuera del comercio verbal”.
Calderón concluye: “Basta ya de “curso de los acontecimientos”, “dejar muy bien puesto, o en alto, el nombre de…”, “trazar una estela”. Y Dios nos pille confesados cuando veamos los módicos neologismos: impactar, concienciar”.
Nueva mirada a textos auxiliares. Revisión de apuntes, recortes, selecciones. En la biblioteca, reaparece “¿Cómo lo escribo?”, de Juan Carlos Kreimer, casi como una convocatoria. Periodista, ensayista y docente argentino. El texto invita a poner 90 por ciento de dedicación y 10 por ciento de inspiración. Tal vez la proporción sea exagerada, sudorosa. Pero estimula la suma de constancia y talento.
El uso consagra con calidad y sentido.
“El castellano viejo, enviciado, prostituido, que hoy hablamos, tiene que aprender a ser joven, claro, sano,
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