SALUD OCUPACIONAL Y RIESGO LABORAL
comey13 de Junio de 2013
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“SALUD OCUPACIONAL Y RIESGO LABORAL”
Facultad:
MEDICINA
Ciclo Académico:
III – A / Subgrupo B
Docente:
Dra. SANDRA CACHO, Dra. EDITH OLAVE, Dr. JAVIER QUIÑONEZ
Alumno:
PIERE ALEJANDRO CASTAÑEDA CASTILLO
Escuela:
MEDICINA
Chiclayo - Perú
INDICE
Pág.
INTRODUCCION…………………………………………………………………..….4
CAPITULO I…………………………………………………………………..………..6
SALUD OCUPACIONAL…………………………………………………..….6
MARCO CONCEPTUAL…………………………………………..….7
ENFERMEDAD OCUPACIONAL.………………………………..….8
SALUD OCUPACIONAL………………………………………………9
CAPITULO II………………………………………………………………..………..11
RIESGO LABORAL…………………………………………...…………..….11
MAGNITUD DE LOS RIESGOS LABORALES..…………...…………..….12
PROGRAMA DE SALUD OCUPACIONAL…....…………...…………..….14
OBJETIVOS / DESCRIPCION.…………………………………..…15
METODOLOGIA.…………………………………..………………….17
BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA…………..….18
INTERPRETACION DE LOS DATOS…………..………………….19
CONCLUSIONES………………………………………………………………..…..20
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS………………………………………………..21
DEDICATORIA
Le dedico primeramente mi trabajo a Dios fue el creador de todas las cosas, el que me ha dado fortaleza para continuar cuando a punto de caer he estado; por ello, con toda la humildad que de mi corazón puede emanar.
De igual forma, a mis Padres, a quien le debo toda mi vida, les agradezco el cariño y su comprensión, a ustedes quienes han sabido formarme con buenos sentimientos, hábitos y valores, lo cual me ha ayudado a salir adelante buscando siempre el mejor camino.
INTRODUCCIÓN
La salud se comprende no solo como la ausencia de enfermedad sino como una manera de vivir autónoma, digna y soli¬daria, es decir, inseparable del nivel y cali¬dad de vida del individuo y su familia, de las características sociales de otros núcleos de población y de las condiciones de su entorno.
Se ha señalado que la condición de sa¬lud está afectada por factores genéticos y hereditarios, ambientales y culturales, así como por el estilo de vida y por la organi¬zación de los servicios de salud (1). La interacción positiva de estos factores (indi¬viduales, del medio y los de tipo organizacional), encontrará su expresión en una vida digna, autónoma y solidaria a través de una buena salud. Ahora bien, es conve¬niente tener en cuenta la existencia de otro factor condicionante de similar importan¬cia, y es la condición laboral, cuya rela¬ción con la salud es continua e ininterrum¬pida. Asimismo, se ha dicho que el trabajo constituye la principal manifestación hu¬mana, y que puede representar tanto un instrumento de salud, como también un instrumento patógeno (2). En tales condi¬ciones, la salud, la actividad laboral y el medio representan los tres elementos básicos de la ecología humana y del bienestar social.
La importancia de lograr una adecuada calidad de vida y un buen nivel de salud ha sido expresada en múltiples ocasiones y en variadas circunstancias. La Asamblea Mundial de la Salud decidió en 1977 (3) que la principal meta social de los go¬biernos y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los próximos decenios debe consistir en "alcanzar para todos los ciudadanos del mundo en el año 2000, un grado de salud que les permita llevar una vida social y económicamente productiva''. La salud para todos ideológicamente se basa en los siguientes postulados:
La salud es un derecho humano y una meta social universalmente aceptada.
Se pretende que las grandes y marca¬das desigualdades en salud entre di-ferentes países, y entre distintos estratos de población dentro de un mismo país, sean drásticamente reducidas como un significado de equidad y de justicia social.
El pueblo tiene el derecho y el deber de participar en lo individual y en lo colectivo en la planificación y ejecución de los cuidados de su salud.
La Asamblea Mundial de la Salud, al aprobar la meta de salud para todos, tuvo en cuenta el probable escenario socio¬económico que existiría en el año 2000; esto, para América Latina, se identifica en términos generales con cambios demográficos caracterizados por un alto creci¬miento de la población y con una muy fuerte tendencia a la urbanización. Asimismo, debido a la tendencia decreciente en la fecundidad y a la elevación de la esperanza de vida se producirá un cam¬bio en la estructura de edad de la pobla¬ción; esto significa que un 58% del total de la población (aproximadamente 350 millones) corresponderá al grupo com¬prendido entre los 15 y 64 años, o sea un núcleo de población en plena actividad laboral.
Por otro lado, las posibles situaciones demográficas para América Latina en el año 2000 van a representar fuertes de¬mandas de los sectores sociales (vivienda, educación, alimentación, salud) que van a requerir esfuerzos y cambios en los enfo¬ques para poder satisfacerlas. Los déficits habitacionales serán mayores, las condi¬ciones de alimentación y nutrición de los grupos más desprotegidos se irán dete¬riorando y la estructura epidemiológica prevalente sufrirá marcados cambios en cuanto a morbilidad y mortalidad.
En lo que concierne a la salud y en sen¬tido más específico a la salud de los traba¬jadores, la OMS ha señalado que es nece¬sario realizar una diferenciación entre las condiciones de salud ocupacional de los países industrializados y las de los países en desarrollo. En países industrializados, donde las enfermedades no transmisibles son más prevalentes, los problemas más importantes son las enfermedades car¬diovasculares, la hipertensión, los daños mentales y las enfermedades psicosomáticas. Sin embargo, la mayoría de los traba¬jadores de los países en desarrollo realizan sus actividades en la agricultura, y pade¬cen múltiples problemas de salud, algunos de los cuales tienen clara relación, o son el resultado de los accidentes de trabajo (4). Esta es la "doble carga'' (5) que sufren los trabajadores de los países en desarrollo: por una parte, la patología común y, por la otra, los nuevos riesgos debidos a los agentes derivados del proceso de indus¬trialización.
Además, las condiciones demográficas y sociales señaladas van a tener repercu¬sión en un aumento de la demanda de ser¬vicios de salud, cuyos costos tendrán un valor cada vez mayor que planteará com¬plejos problemas a la hora de decidir cómo satisfacer las necesidades básicas de salud. Todas estas perspectivas hacen factible que se incrementen las demandas sociales, sobre todo de los grupos de población marginada, lo que abrirá aun más la brecha entre necesidades y recursos.
En 1979, la OMS, consciente de la ne¬cesidad de cambio con respecto al sistema de salud, aprobó la atención primaria de salud como la estrategia válida para alcan¬zar la meta de salud para todos, tratando de modificar positivamente las condi¬ciones del posible escenario del año 2000. Dentro del contexto de salud para todos, esta atención indica que:
• La salud comienza en el hogar, con¬tinúa y se mantiene constante en la es¬cuela y en la fábrica.
• La población aplicará mejores méto¬dos para prevenir las enfermedades y ali¬viar las afecciones e invalideces, lo que permitirá disponer de mejores medios para crecer y envejecer es decir, seguir viviendo con una cierta calidad de vida y morir dignamente.
CAPITULO I
SALUD OCUPACIONAL
Antecedentes:
La concepción de la enfermedad como un fenómeno vinculado o derivado del tra¬bajo es muy antigua y se confunde en sus orígenes con la propia actividad médica (6). Ya Hipócrates y Plinio se refirieron a las enfermedades de los trabajadores de las minas y más tarde Bauer, Paracelso y otros, presentaron su preocupación por las condi¬ciones ambientales del trabajador.
Ramazzini (1638-1714) describe por primera vez y en forma sistemática la en¬fermedad derivada de los oficios de su época, introduciendo en la anamnesis la clásica pregunta: ¿en qué trabaja? Pott (1775) describió la alta incidencia de tu¬mores del escroto en los deshollinadores londinenses e introdujo en el método epi¬demiológico el estudio de la enfermedad laboral. A finales del siglo XVIII, con el desarrollo del proceso industrial en Ingla¬terra y otros países, se hizo evidente la presencia de los riesgos laborales expresa¬dos por largas jornadas de trabajo, falta de mecanismos protectores, inadecuadas condiciones de iluminación y ventilación, que eran factores ambientales que favo¬recían los accidentes de trabajo. Asi¬mismo, en 1833 apareció en Inglaterra la primera legislación en aspectos laborales (ley de fábricas), que básicamente regla¬mentaba
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