San Agustin

SAN AGUSTIN

Su filosofía es principalmente teológica en esta Dios es el centro de su pensamiento, al que todo se refiere y del que todo recibe su sentido. Por tanto, siendo Dios el Ser Supremo y la Verdad Suprema, también es el Supremo Bien y como tal, fin último y felicidad del hombre. Así esta filosofía teológica influye en sus pensamientos sobre el derecho y el estado.

El universo es producto del verbum (El verbum concebido primero como lenguaje humano y luego como palabra de Dios) y está organizado según las ideas eternas del verbum, es un universo ordenado. El orden, para San Agustín, se entiende como la distribución de cosas semejantes en la que cada una tiene el lugar que le corresponde, de él orden obtenemos beneficios como la paz la armonía de las partes y su equilibrio en el conjunto.

De este orden cósmico nace la ley como expresión de este. El pensamiento de un universo ordenado apunta a la idea de una ley divina que determina el comportamiento de los seres que son parte de este orden. Para San Agustín esta ley eterna es producto de la inteligencia y voluntad de Dios y determina el plan universal divino e ideal de todas las cosas del universo.

Esta ley eterna será inmutable y universal pues no hay nada fuera del orden establecido que no responda a esta ley, además aplica a todos los seres, ni siquiera el mal esta fuera de esta ley divina.

Los seres irracionales acatan esta ley eterna guiados por sus instintos, el hombre, en cambio la cumple gracias a la razón, la participación de la ley eterna en la criatura racional es conocida como la ley natural; esta ley natural le permite al hombre distinguir entre lo justo y lo injusto, que para San Agustín el concepto de justicia se ve influenciado por el de distintos filósofos como Sócrates y Cicerón; San Agustín entiende la justicia como la acción de entregar a cada cual lo que le corresponde, pero añade este que, la cercanía con Dios es lo que le dará el carácter justo al hombre.

Además de la ley divina y la ley natural, plantea las leyes humanas o temporales que están ligadas a la ley natural, pues aunque son creadas por los hombres y pueden cambiar de acuerdo a la historia y contexto en que apliquen no pueden separarse de la ley natural, pues de este modo no tendrían valor alguno.

En cuanto a la interpretación del pensamiento de San Agustín sobre el Estado, existen tres posturas. La primera en la que el Estado no surge como consecuencia de la naturaleza social del hombre sino que es fruto del pecado; la segunda, considera que, si bien el Estado es fruto del pecado, aparece como una solución divina contra este, así el Estado a pesar de su origen debe considerarse como algo valioso; la tercera en la que el Estado no surge como consecuencia del pecado, si no que surge como respuesta a la naturaleza social del hombre

Paradójicamente, podemos considerar que las

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