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Veneración de San Carlomagno


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  Tesis  •  1.151 Palabras (5 Páginas)  •  156 Visitas

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0. Introducción

Carlomagno jamás pisó Girona. A pesar de esto, el legendario popular ha recordado esta figura en numerosas historias y atribuciones relacionándolo con toda clase de hechos. En el apartado histórico de la Gerona carolíngia se desarrollan los hechos documentados de la época, y en el apartado la muralla carolíngia, los diversos aspectos y estructura de la defensa murada de Girona entre los siglos IX y X.

Aparte de los aspectes míticos del emperador franco, en éste artículo se exponen dos de las huellas de esta atribución mítica a Carlomagno: la denominada silla de Carlomagno y la torre de Carlomagno.

1. Veneración de San Carlomagno

El emperador de los francos jamás fué santificado por la Iglesia, pero sí que fué canonizado por el antipapa Pascual III -Guido de Cremona, en oposición a Alejandro III- en el año 1165, por imposición del emperador alemán Federico Barbarroja, y su culto se extendió por una gran parte de la Iglesia germánica y francesa.

El obispo de Girona Montredon, en 1345 impulsó su culto, hasta el punto de introducir una misa especial dentro del breviario gerundense. Su veneración litúrgica duró poco, pero la devoción popular en Girona se mantuvo, y lo veneraban e invocaban los cojos, los ciegos y los leprosos. En la Seo de Girona se había venerado una imágen, que en realidad era un retrado de Pedro III el Ceremonioso, que gozaba de mucha devoción popular. El día 28 de enero, acudían a Girona enfermos de toda Catalunya a implorar el favor de este santo apócrifo.

Fachada norte de la Catedral, desde el Claustro, con la torre de Carlomagno en primer término.

2. La leyenda de la espada de Carlomagno

Se explica que, cuando Carlomagno estaba en Girona, un día de invierno que nevó, subió al campanario de la Catedral —la catedral románica, de la cual aún se conserva el campanario que tiene el nombre popular de Torre de Carlomagno—, para disfrutar del paisaje de la ciudad nevada.

Una vez arriba del campanario, se le cayó su famosa espada llamada Montjoie en medio del claustro. Hizo que sus soldados buscasen la espada sin éxito en medio de la nieve que cubría el claustro. Y, según dice la leyenda, lo que sucedió fué que la espada cayó de punta y se hundió en la Tierra a causa de la fuerza que llevaba. Y aún hoy continua hundiéndose más y más, hasta que llegará un día en que la espada habrá alcanzado al centro de la Tierra, la cual se partirá en dos mitades y será el fin del mundo (1).

Firma de Carlomagno en un diploma real: "Signum (monogr.: KAROLVS) Caroli gloriosissimi regis". (Wikipedia).

3. La silla de Carlomagno

La denominada "silla de Carlomagno" es una silla episcopal, situada detrás del altar mayor de la Catedral, en un lugar elevado por encima de un tramo de escaleras. Se trata de un sitial de mármol de los Pirineos obra del siglo XI, de estructura cúbica, y que procede del antiguo templo románico. El respaldo y los brazos presentan formas redondeadas, decoradas con pomos de formas cónicas invertidas.

La parte exterior del sitial está adornada con formas arquitectónicas y vegetales, que combinan con los símbolos de los cuatro evangelistas -el ángel, el león, el águila y el toro- en la parte delantera de los brazos. En 1347, cuando fué colocado en el lugar del presbiterio gótico que hoy ocupa, se esculpió la parte posterior del respaldo, con un conjunto de figuras que representan un obispo con gremial -pieza de tela originariamente destinada a las ceremónias de ordenación sacerdotal-, acompañado de un clérigo con capa pluvial y un diácono que le sostiene el báculo, y dos acólitos con cirios (M. Sureda, op. cit.).

Con esta obra de arte se relaciona otra leyenda en la que aparece el emperador franco. Dicen que cuando una pareja se sienta junta, antes de un año se casarán. Pero si se sienta un hombre sólo,

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