Anfibios
vguevaraExamen19 de Marzo de 2014
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Descripción: Sapito pequeño de coloración amarilla uniforme con manchas marrones alrededor
de las narinas, y ocasionalmente en otras áreas del cuerpo. La parte posterior es desde rojiza hasta
escarlata. Posee un dimorfismo sexual marcado, siendo los machos más pequeños (3,9 a 4,6 cm)
que las hembras (4,3 a 5,4 cm). Los machos ocupan un área de poco más de 56 m2, mientras que las
hembras casi 33 m2 en promedio. Su tasa de crecimiento es relativamente lenta. Se alimenta de
insectos (Coleóptera, Colémbola, Díptera, Homóptera, Himenóptera) y arácnidos. Es de hábitos
diurnos y terrestres [1]. Se estima que su longevidad mínima es de 10 años [2].
Distribución: Especie endémica de Venezuela cuya distribución es muy restringida en la cordillera
de Mérida. Sólo es conocida del bosque nublado de La Carbonera y alrededores, además de las
quebradas de San Eusebio, en la vía entre Jají y La Azulita, a elevaciones entre 2.300 y 2.600 m de
altitud [3,4].
Nombres comunes: Sapito amarillo de La Carbonera, Ranita amarilla de La Carbonera
Venezuelan yellow frog, Venezuelan yellow toad, La Carbonera yellow toad
Sapito amarillo de La Carbonera
Atelopus carbonerensis Rivero 1972
Amphibia
Anura
Bufonidae En Peligro Crítico A2ace; B2ab(v)
Situación
En los últimos 30 años la especie ha sufrido una drástica disminución de su tamaño poblacional [5]. Para 1972, era considerada una especie
abundante y se podía capturar hasta un centenar de ejemplares en una hora, siendo común ver docenas de individuos arrollados por vehículos
en la carretera que conecta la ciudad de Mérida con La Azulita [6,7,8].A principios de la década de los setenta, la especie fue estudiada y se logra
marcar y liberar a 750 individuos, de los cuales dos fueron recapturados ocho y diez años más tarde [1]. A principios de los años noventa se
inició un estudio demonitoreo y sólo fueron observados dos ejemplares entre enero y octubre de 1990. Un avistamiento posterior ocurrió en enero
de 1995 [7,9]. Aparentemente el último registro se obtuvo en 1998, por un ejemplar fotografiado en el páramo El Tambor, cerca de la localidad
tipo [10]. En los últimos años se han realizado varias expediciones y búsquedas exhaustivas sin ningún resultado positivo [9,11]. Su situación es
en extremo crítica, hasta el punto que muchas de sus poblaciones podrían estar extintas en la actualidad [7,12,13]. A escala internacional la
especie ha sido clasificada En Peligro Crítico [14,15,16].
Amenazas
Su situación actual parece estar vinculada a la de otras especies del mismo género, las cuales han desaparecido a un ritmo muy acelerado
en los últimos años. Este fenómeno se ha denominado “declinación global de anfibios”, y entre las explicaciones propuestas se incluye una
enfermedad causada por un hongo quítrido patógeno (Batrachochytriumdendrobatidis), los cambios y alteraciones climáticas, y las interrelaciones
entre estas variables.A estas amenazas se suma el deterioro de su hábitat por deforestación, introducción de ganadería y potencialmente por la
introducción de la rana toro (Lithobates catesbeianus) [12,14,17]. También se ha reportado que esta especie podría haber sido perjudicada por
las sequías severas que afectaron la región en los años ochenta y comienzos de los años noventa. La extensa deforestación de las selvas húmedas
de la llanura aluvial al sur del lago de Maracaibo, e incluso en la localidad tipo, puede estar afectando los patrones de condensación de nubes,
reduciendo la cantidad de humedad en el ambiente. La calidad de las aguas ha sido alterada por agroquímicos empleados abundantemente en
el pasado [12]. Es probable que la captura con fines científicos o por comercio ilegal también haya contribuido con la declinación de esta especie.
Se conoce con certeza sobre la oferta de ejemplares a coleccionistas de los Estados Unidos y Alemania en 1982 y 1989 [5,9].
Conservación
En Venezuela es declarada Especie en Peligro de Extinción por el Decreto N° 1.486 (11/09/96) [18]. La situación de las especies del género
Atelopus ha estimulado varias investigaciones tendientes a determinar la causa de su disminución y posibles soluciones. Es prioritario continuar
y ampliar tales estudios, especialmente aquellos relacionados con la infección por quitridiomicosis y los cambios climáticos globales, así como
las interacciones entre estos factores. Adicionalmente, se debe evaluar la calidad de hábitat, tanto terrestre como acuático, y continuar con
las acciones de monitoreo. Aunque no se conocen casos de especies del género Atelopus provenientes de selvas nubladas y páramos que se
hayan reproducido exitosamente en cautiverio, de localizarse individuos silvestres no debería descartarse el establecimiento de cría ex situ
(ver Atelopus cruciger).
Referencias: [1] Dole & Durant 1974. [2] La Marca 1984. [3] La Marca 1992. [4] Barrio 1998. [5] La Marca & Reinthaler 1991. [6] La Marca 1995a. [7] La Marca & Lötters 1997. [8] Rivero 1972.
[9] Lobo et al. 1993. [10] Torres & Barrio 2001. [11] García-Pérez et al. 1993. [12] Rueda-Almonacid et al. 2005a. [13] Rodríguez & Rojas-Suárez 2003. [14] Hanselmann et al. 2004. [15] IUCN et al. 2006.
[16] IUCN 2007. [17] Young et al. 2001. [18] Venezuela 1996b.
Autores: Enrique La Marca, Luis Felipe Esqueda
Ilustración: Alexander Lobo
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Descripción: Sapito de color amarillo y rojo, con el dorso unicoloreado o bicoloreado, uniformemente
amarillo en la región anterior, mientras que la superficie posterior puede ser cromo-anaranjada
o escarlata. El vientre es uniformemente rojo rubí, aunque puede presentarse cromo-naranja hacia
el pecho y la garganta. Las palmas y plantas son amarillo naranja. Los miembros posteriores son
cortos, y el hocico proyectado. Las hembras adultas miden entre 4,7 y 5,0 cm, mientras que los
machos entre 4,0 y 4,2 cm. Al igual que otras especies del género Atelopus, es diurna, terrestre
y habita en el bosque húmedo montano cerca de quebradas pequeñas [1,2,3].
Distribución: Es una especie endémica de Venezuela, y sólo se le conoce de quebrada La Aguada,
un afluente de la quebrada El Molino, tributaria del río Burate, aproximadamente a 2,5 km de
Niquitao, en el Municipio Boconó del estado Trujillo. La localidad tipo está a 2.200 m de altitud [1,2,3,4].
También en Trujillo, en el Parque Nacional Guaramacal, desde finales de la década de los ochenta
se ha colectado y estudiado una especie aún no descrita para la ciencia, similar a Atelopus
chrysocorallus, pero de diferente coloración (dorso verdoso con tonos amarillentos, y tubérculos
grandes color púrpura, vientre púrpura y patas rojizas), cuya situación de conservación también
califica para la categoría En Peligro Crítico [4].
Nombres comunes: Sapito amarillo y rojo de Niquitao, Ranita amarilla de Niquitao,
Sapito arlequín amarillo y rojo de Niquitao
Niquitao harlequin frog, Niquitao harlequin toad
Situación
Sólo se conoce por los ejemplares colectados en 1987. Fue descrita científicamente con base en una serie tipo de 10 sapitos adultos [1].
Los colectores originales observaron otros 10 individuos que no fueron extraídos de su hábitat. Fue vista por última vez en 1988 [4]. En julio de
1990, en una exploración exhaustiva realizada en la quebrada El Molino, cerca de la ciudad de Tostós, no se observaron ejemplares de la especie.
Para el año 1994 existen reportes no confirmados. Recientemente se han realizado prospecciones de campo adicionales que han sido
infructuosas [1,3,4]. El área de ocupación de esta especie es extremadamente limitada y ha sido estimada en menos de 10 km2 [4]. A escala
global se le clasifica en la categoría En Peligro Crítico, aunque también se le ha reportado como Probablemente Extinta [4,5,6].
Amenazas
No se cuenta con estudios específicos sobre la especie, e incluso antes de su descripción científica ya se le consideraba posiblemente extinta.
Aunque los ejemplares de museo no resultaron positivos para el hongo quítrido, es probable que al igual que las otras especies del género
Atelopus en Venezuela, también haya sido víctima del fenómeno de “declinación global de anfibios”, que ha estado relacionado principalmente
con la infección por el hongo patógeno Batrachochytrium dendrobatidis y cambios climáticos (ver Atelopus carbonerensis y Atelopus
mucubajiensis). La situación de la especie es alarmante, ya que su restringida distribución, estimada enmenos de 10 km2, se encuentra amenazada
por la destrucción y deterioro del hábitat, principalmente por la contaminación de los cursos de agua, deforestación del bosque e incendios,
lo que es muy probable haya ocasionado su desaparición. También se ha reportado que crecidas excepcionales originadas por las lluvias,
ocasionalmente han influido en la destrucción del hábitat circundante a las quebradas [2,4].
Conservación
La especie no cuenta con alguna medida específica para su conservación. La localidad tipo para la cual se ha reportado se encuentra entre los
linderos del Monumento Natural Teta de Niquitao-Guirigay, pero aún no se ha evaluado cuán efectiva
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