Aspecto de las nubes
cinty0286Tutorial5 de Julio de 2014
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XIII. Nubes
11.1 Introducción.
Una nube es un hidrometeoro consistente en partículas diminutas de agua liquida o hielo, o de
ambas, suspendidas en la atmósfera. También pueden incluir partículas de agua liquida o hielo de
mayores dimensiones, así como partículas liquidas no acuosas o partículas sólidas, procedentes,
por ejemplo, de gases industriales, humo o polvo.
11.2 Aspecto de las nubes.
El aspecto de las nubes se determina por su naturaleza, dimensiones, el número y distribución en
el espacio de las partículas que las constituyen. También depende de la intensidad y del calor de
la luz recibida por la nube, así como de las posiciones relativas del observador y de la fuente de luz
(astro que la ilumina) con respecto a la nube.
Para describir el aspecto de las nubes, los principales factores que intervienen son la dimensión, la
forma, la estructura y la disposición de la misma, así como su luminancia y su color. Estos dos
últimos aspectos se tratan a continuación.
a) Luminancia
La luminancia (brillantez) de una nube está determinada por la cantidad de luz reflejada, difundida
y transmitida por las partículas constitutivas de la nube. Esta luz proviene, en su mayor parte,
directamente del astro que la ilumina o del cielo; También puede proceder de la superficie de la
tierra, en particular cuando la luz solar o lunar es reflejada por extensiones cubiertas de nieve o de
hielo.
La luminancia de una nube puede ser modificada por la presencia de calima y también por
fenómenos ópticos como los halos, arco iris, coronas, glorias, etc.
Cuando entre el observador y la nube se presenta bruma puede disminuir o aumentar la luminancia
de la nube, según sea su espesor y la dirección de la luz incidente. La bruma también disminuye
los contrastes que revelan la forma, estructura y textura de la nube.
Durante el día la luminancia de las nubes es suficientemente intensa para poder observarlas sin
dificultad. Durante la noche, las nubes son visibles cuando la superficie lunar iluminada es superior
a un cuarto. En noches sin luna, las nubes son generalmente visibles; sin embargo, a veces su
presencia se puede deducir del ocultamiento de las estrellas y de auroras polares.
Las nubes pueden ser visibles de noche en las regiones que tienen una iluminación artificial
suficientemente intensa. Una capa nubosa iluminada de esta manera, puede constituir un fondo
relativamente claro sobre el cual fragmentos de nubes situados a un nivel más bajo se destacan en
la oscuridad.
Cuando una nube no es muy opaca es iluminada desde atrás, su luminancia es máxima en la
dirección del astro que lo ilumina. Decrece cuando nos alejamos de este; cuando más delgada es
la nube, más rápido será ese decrecimiento. Las nubes de un espesor óptico (es el grado en el
cual la nube impide que la luz pase a través de ella) mayor muestran sólo un leve decrecimiento en
su luminancia con respecto a la distancia del astro. Cuando el sol o la luna se encuentran detrás de
una nube aislada densa, esta muestra bordes iluminados brillantemente, pudiendo verse rayas
luminosas que se alternan con bandas sombreadas rodeadas de una cierta bruma.
El espesor óptico de una capa nubosa varía frecuentemente de una porción a otra de la capa; en
consecuencia, el astro se puede percibir a través de una parte de la nube. Como resultado del
espesor óptico variable, la luminancia de la capa nubosa, especialmente a distancias angulares
cortas del sol o la luna, puede cambiar en el tiempo considerablemente debido al movimiento de la
nube.
En el caso de una capa nubosa uniforme y suficientemente opaca, se puede percibir el astro
cuando no esta demasiado lejos del cenit, pero puede pasar completamente desapercibido si se
encuentra cerca del horizonte. Las capas nubosas suficientemente opacas muestran a veces una
luminancia máxima en el cenit, cuando el sol o la luna se encuentran cerca del horizonte.
La luz, reflejada por una nube en dirección al observador es máxima cuando la nube está
enfrentada al astro. La luminancia es mayor, cuando mayor es la densidad de la nube y su espesor
en la línea de la visual. Cuando es suficientemente densa y profunda, la nube revela sombreados
grises mostrando un relieve más o menos claro.
Existen diferencias apreciables en la luminancia entre nubes compuestas de gotitas de agua y
nubes compuestas de cristales de hielo. Las nubes de cristales de hielo son generalmente más
transparentes que aquellas formadas por gotitas de agua, debido a su menor espesor y al mayor
espaciamiento entre los cristales de hielo. Sin embargo, ciertas nubes de cristales de hielo tienen
alta concentración de partículas de hielo. Cuando estas nubes son iluminadas desde atrás
muestran un sombreado notable (contraste en la luminancia o variaciones de color). No obstante,
la luz reflejada en ellas las presenta de un blanco brillante.
b) Color
La difusión de la luz por las nubes es sensiblemente independiente de su longitud de onda; sin
embargo, el color de las mismas depende principalmente de la longitud de onda de la luz que
reciben. Cuando la calima se interpone entre el observador y la nube, puede modificar su color; por
ejemplo, en el caso de nubes alejadas, parecen amarillas, naranjas o rojas. Los colores de las
nubes pueden igualmente ser modificados por ciertos fenómenos luminosos.
Cuando el sol está próximo al cenit, las nubes o las partes de las nubes que difunden
principalmente la luz del sol son blancas o grises. Las partes que están iluminadas únicamente
por el azul del cielo son grises azuladas. Cuando la iluminación que procede del sol o del cielo es
muy débil, las nubes toman una coloración análoga a la de la superficie que se encuentra situada
debajo de ellas. También varía el color de las nubes con su altura y su posición relativa respecto al
observador y al sol.
Cuando el sol se pone en el horizonte, su color puede variar desde el amarillo al naranja o al rojo;
el cielo en la vecindad del sol y las nubes muestran una coloración similar. Sin embargo, los
colores de las nubes pueden ser influenciados todavía por el azul del cielo y el color de la
superficie subyacente. Además los colores de las nubes varían con la altura de la nube y su
posición relativa con respecto al observador y al sol.
Así mismo, cuando el sol esta próximo al horizonte las nubes altas pueden aparecer todavía casi
blancas, mientras las nubes bajas exhiben una coloración naranja o roja. Estas diferencias en el
color dan una idea de las altitudes relativas de las nubes. Sin embargo, el observador debiera
tener en cuenta el hecho de que las nubes a un mismo nivel aparecen menos rojas cuando se
miran en dirección hacia el sol, que cuando se mira en dirección contraria, alejando la visual del
mismo.
Cuando el sol esta justo en el horizonte o por encima de este, puede enrojecer la superficie inferior
de la nube; si esta superficie esta arrugada, su coloración se distribuye en bandas alternativamente
más iluminadas (coloreadas de amarillo o rojizo) y más oscuras (otras coloraciones), lo cual
produce un relieve más evidente.
Cuando el sol se encuentra justo por debajo del horizonte, las nubes más bajas, en la sombra que
provoca la tierra, se presentan grises; las nubes de niveles medios se colorean de tonos rosados, y
las muy altas pueden presentarse como blanquecinas.
Por la noche, la luminancia de las nubes es generalmente bastante débil para poder distinguir su
color; todas las nubes visibles parecen grises o negras, a excepción de las que están iluminadas
por la luna, que representan un aspecto blanquecino. Sin embargo, iluminaciones particulares
(incendios,
11.3 Elementos observados en el transcurso de una observación de nubes
Si las observaciones de nubes son completas, precisas y exactas, suministran gran cantidad de
información sobre la estructura de la atmósfera; además permiten disponer de indicaciones que
facilitan la predicción de la evolución del tiempo.
Antes de emprender el estudio de las diversas partes de una observación de nubes, que se
exponen a continuación.
Las observaciones de las nubes se dividen en cinco partes:
a) Estimación de la nubosidad,
b) Identificación de las formas de las nubes presentes en el cielo,
c) Medida o estimación de la altura de la base de las nubes,
d) Determinación de la dirección de donde vienen las nubes, y
e) Medida de la velocidad de las nubes
A continuación se examinan sucesivamente cada una de estas fases.
11.3.1 Nubosidad.
La unidad de medida de la nubosidad se llama octa, que corresponde a la octava parte de la
bóveda celeste.
La escala utilizada para cifrar la nubosidad es la indicada en la clave meteorológica internacional
FM 12-XI SYNOP, en donde en el grupo Nddff, “N” representa la nubosidad que se cifra de
acuerdo a la Tabla 2700 que se describe a continuación:
Cifra de la clave nubosidad
Clave Cantidad de cielo cubierto Símbolo
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