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Bases Moleculares De La Hepatitis A, B Y C


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  905 Visitas

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BASES MOLECULARES DE LA HEPATITIS

HEPATITIS A

La hepatitis viral aguda es una enfermedad común y su principal causa es la infección por el virus de la hepatitis A (VHA). pertenece a la familia Picornaviridae, es un virus RNA de cadena sencilla positiva de 7,5 kilobases (kb) de longitud, desnudo y su cápside está compuesta por diferentes proteínas antigénicas denominadas con las siglas VP1, VP2, VP3 y VP4. Su estructura presenta una morfología icosaédrica. Su genoma se divide en tres partes:

1) La región 5’ que tiene unida de forma covalente la proteína viral de 2,5 kb, VPg.

2) El segmento genómico que codifica para todas las proteínas virales, con regiones denominadas P1, P2 y P3.

3) Una cola corta de poly(A) de 40 a 80 nucleótidos en el extremo 3’.

Replicación viral y expresión de proteínas

La replicación del virus de la hepatitis A comienza con la unión del virus al receptor celular (hHAVcr-1) que se encuentra en la membrana de los hepatocitos y células gastrointestinales. Mediante una RNA-polimerasa viral se inicia la replicación del genoma RNA, produciéndose una cadena negativa intermedia. Una vez se ha sintetizado el precursor polipeptídico, suceden una cadena de eventos mediados por proteasas, principalmente la proteasa 3C codificada en la región P3 del genoma que fragmentan este precursor en proteínas más pequeñas estructurales y no estructurales. La región P1 codifica para las proteínas de la cápside viral (VP1, VP2, VP3 y VP4). Las proteínas no estructurales que son codificadas por las regiones P2 y P3 funcionan en la síntesis de RNA y en la formación de las partículas virales. La proteína VPg, unida al extremo 5’ del genoma, se encarga por su parte de la iniciación de la síntesis de RNA. Finalmente se da el ensamblaje de las partículas virales nuevas y su liberación del hepatocito, lo cual se cree que es mediante un mecanismo que no conlleva la destrucción de la célula, ya que se encuentran altos títulos de virus en la materia fecal sin signos de necrosis hepática.

Patogenia

La infección natural por el virus de la hepatitis A usualmente se da después de la ingestión del virus a través de agua o alimentos contaminados con materia fecal que contengan el virus. El ciclo comienza con la entrada del virus al tracto gastrointestinal y por su tropismo llega al hígado y penetra a los hepatocitos, donde comienza el ciclo de replicación viral. Durante el periodo de incubación, se presenta viremia al mismo tiempo que la excreción de virus por las heces; se cree que el virus llega al intestino a través de la bilis. Se cree que no es el virus directamente el que produce el daño hepático, sino que se produce por mecanismos inmunes por acción de células NK y linfocitos T citotóxicos, entre otros.

En la hepatitis A aguda se comienzan a detectar niveles de anticuerpos IgM anti-VHA unas 3 semanas después de la exposición inicial al virus. Los anticuerpos tipo IgG comienzan a ser evidentes casi al mismo tiempo que los IgM, pero sus niveles se mantienen por décadas y son un reflejo de la resistencia a la reinfección.

Diagnóstico

Las pruebas de laboratorio iniciales para confirmar la hepatitis deben incluir un perfil hepático completo; es decir, transaminasas (AST o aspartato aminotransferasa y ALT o alanino aminotransferasa), bilirrubinas, fosfatasa alcalina, albúmina y proteínas totales, además de un hemoleucograma completo, un uroanálisis y un tiempo de protrombina [15]. Se puede incluir también la determinación de lactato deshidrogenasa (LDH) y gamma glutamil transferasa (GGT). Las transaminasas son unos indicadores muy sensibles del daño hepatocelular. Usualmente en la hepatitis aguda se caracteriza por unos niveles de ALT significativamente mayores que los de AST, en una relación ALT:AST >1,4. Por su parte, la bilirrubina total durante la fase ictérica generalmente permanece con unos niveles <10 mg/dL, manteniendo su pico máximo por alrededor de 2 semanas (ver figura 5), antes de comenzar a disminuir sus niveles. Las proteínas como la albumina y la protrombina son sintetizadas en el hígado, por lo tanto sus niveles también serán un reflejo del compromiso hepático. En cuanto a los cambios en el hemoleucograma, la hepatitis aguda por virus de la hepatitis A puede manifestarse con un aumento en el número de linfocitos, y un recuento total de leucocitos >12.000/mL puede ser un indicador de una complicación posterior.

HEPATITIS B

El virus de la hepatitis B (VHB) es un patógeno muy común que infecta de forma crónica a unas 350 a 400 millones de personas en el mundo, y es responsable anualmente de un millón de muertes por enfermedad hepática. La infección crónica por el virus de la hepatitis B puede conducir al desarrollo de cirrosis y/o carcinoma hepatocelular, lo cual va a depender de factores como el genotipo viral infectante, infecciones concurrentes con otros virus, factores sociales y ambientales, entre otros.

El virus de la hepatitis B es un virus DNA, envuelto, que pretenece a la familia Hepadnaviridae. La partícula viral completa, también conocida como partícula Dane, tiene un tamaño aproximado de 42nm a 47nm. Posee una nucleocápside icosaédrica conocida como “core”, que contiene el DNA viral y la enzima polimerasa viral multifuncional con actividad de transcriptasa reversa y de DNA polimerasa, a la cual se encuentra asociado el genoma, este complejo es rodeado por los antígenos del core, el antígeno core (HBcAg) y el antígeno e (HBeAg). El antígeno de superficie (HBsAg) se encuentra en la parte exterior embebido en la envoltura lipídica; formado por 3 proteínas (L, M y S).

Genoma viral

Parte de su DNA se encuentra como doble cadena, formando un círculo de aproximadamente 3.200 pares de bases; su cadena de DNA negativa está completa, en tanto que la positiva se extiende unas dos terceras partes. Tiene 4 genes principales; el gen S, que determina la formación del antígeno de superficie (HBsAg); el gen P, que determina la síntesis de la enzima polimerasa; el gen C, que codifica para la proteína core (HBcAg) y la proteína e (HBeAg); y el gen X, que produce la proteína HBx, necesaria para la infección y replicación in vivo y para promover la persistencia que puede conducir eventualmente al carcinoma hepatocelular.

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