COMERCIAL I
botanezb121 de Mayo de 2014
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.1. Iniciación del comercio
Los constantes descubrimientos arqueológicos sorprenden cada vez mas y logran demostrar que en realidad es muy poco lo que conocemos de la antigüedad, obligándonos a abrir nuestra mente y a ceder en lo que hasta hace muy poco tiempo considerábamos verdades reveladas.
Hasta finales del siglo anterior aún se sostenía que la primera codificación de la que se tenía noticia era el código de Hammurabi (1728 / 1686 a.C.), no obstante, se ha tenido conocimiento que muchos siglos antes, en la civilización sumeria se encontraron recopilaciones o códigos de los cuales Ravassa[1] destaca los “textos de reforma” del rey Urukagina (2360 a. C.), el Código de Urnammu (2111 / 2094 a. C.) y el “código de Lipiteshar” (1934 /1924 a. C.).
No cabe duda que lo que está por descubrirse nos hará cambiar varias de nuestras concepciones sobre la evolución de la actividad mercantil y, muy seguramente, del derecho comercial. Por lo pronto debemos aceptar que es en el Mesolítico (10.000 a. C.) donde se han ubicado los inicios de la actividad de comercio. La primera forma de comercio conocida fue el intercambio de obsidiana y ámbar y su transporte.
Ya para los 7.000 a. C. se encuentra evidencia de la existencia de rutas de intercambio comercial[2] entre Jericó y Catal Hüyük, asentamientos que constituyen verdaderas ciudades prehistóricas, separados por 800 kilómetros a lo largo de los cuales se ha encontrado la obsidiana, piedra volcánica, que se utilizó en la fabricación de hachas por su dureza; y entre la península del Sinaí y Jericó, separadas unos 300 kilómetros, donde se ha encontrado malaquita, mineral de cobre utilizado por las mujeres para sombrearse los ojos, por su hermoso color verde. La cerámica de Catal Hüyük llega a Creta hacia el 6.000 a. C.
La localización de conchas del Mediterráneo y del mar Rojo en Rusia, así como marfil africano en Europa hacen presumir que la navegación, durante el Mesolítico y el Neolítico tuvo un importante desarrollo, como medio de transporte destinado al comercio, lo que permite afirmar que en sus albores el derecho mercantil fue, antes que nada, un derecho de la navegación[3]
Siguiendo a Engels[4] la evolución humana con ocasión del descubrimiento del fuego, del arado y del hacha de hierro, del arco y de la flecha, señala un avance significativo; el hierro hace posible la agricultura en grandes áreas y, posteriormente, la aparición de los oficios le permite al hombre conseguir mas bienes de los estrictamente necesarios para su subsistencia, permitiendo el intercambio de excedentes, por lo que debemos aceptar que con el surgimiento de las civilizaciones se incrementa el intercambio mercantil y con él, las reglas que lo gobiernan.
1.2. Edad antigua
i. Mesopotamia
Primera cultura conocida, realizó importante actividad comercial para tener que abastecerse de madera, metales y piedras que canjeaba por trigo, cebada, dátiles y productos artesanales, con Egipto, Persia y la India.
Sumer[5] es una población esencialmente pacifista y agrícola que da gran importancia a la construcción de templos a cuyo alrededor se construye la ciudad, en la que se destacan los primeros almacenamientos de cosechas en silos y una verdadera contabilidad llevada por los sacerdotes, donde se registran las listas de cereales, ganado, créditos y deudas.
Los Asirios logran conformar emporios mercantiles, de los cuales se destaca el localizado en las afueras de la ciudad de Kanish (1.900 a. C.), centro de comunicaciones por estar localizada a orillas del río Halys, que le da el nombre de Karum, tal vez el primer nombre propio dado al mercado. En los emporios comerciales existe “una jurisdicción propia para los asuntos mercantiles y así, en efecto, obtienen –los Asirios- la prerrogativa, concedida por las autoridades locales, de poder ellos mismos dirimir sus pleitos aplicando sus propias leyes y, lo que es mas asombroso, con su procedimiento. Tenían regulado el transporte, los movimientos de mercancías, los precios, el beneficio, las empresas individuales y colectivas, los métodos de contabilidad y, además, conocieron el “clearing”, o sea, la compensación de créditos”[6].
Las primeras instituciones jurídicas de derecho mercantil encuentran su antecedente en el comercio marítimo alrededor de la isla de Creta, como consecuencia del intercambio con Egipto, Chipre y Babilonia.“El escaso suelo obliga al desarrollo de industrias y de tráfico marítimo, con su tanto de piratería, honor de entonces. Las activas transacciones comerciales usaban piedrecitas y anillos de oro, plata y cobre, moneda rudimental sin ley ni cuño”[7]
Resulta evidente que el comercio se desarrolló con mayor facilidad a través de las rutas fluviales y marítimas, no solo por la seguridad que ellas representaban, comparadas con las rutas terrestres, sino por la ausencia de caminos; pero aún señaladas las rutas por las caravanas, resulta mucho mas económico mover la carga por agua. Adam Smith compara el movimiento de carga entre Londres y Edimburgo, y entre aquella y Leith, durante 6 semanas, para concluir que “6 u 8 hombres, utilizando el transporte marítimo, transportan en ese lapso idéntica cantidad de mercancía que 50 carretones servidos por 100 hombres y tirados por 400 caballos”[8]. Esta realidad condujo a que la actividad comercial se desarrollara primordialmente sobre la ribera de importantes ríos y a lo largo de las costas marítimas.
ii. Los egipcios
La civilización egipcia tuvo una actividad comercial subordinada en la economía interna, basada fundamentalmente en el trueque que se realizaba en pequeños mercados. Las principales actividades de los egipcios eran el pastoreo, la agricultura y la artesanía, dejando el comercio a los extranjeros, por cuyo intermedio realizaban los intercambios con otros pueblos, dentro de los cuales se destacan los griegos a quienes el Faraón Amasis les concedió una ciudad llamada Náucratis en la que centralizó todo el intercambio, otorgándoles la facultad de regirse por sus propias leyes, las que se aplicaron a los procesos mercantiles. Este es el segundo antecedente de una jurisdicción especial[9]. De las últimas dinastías resultan de interés las leyes sobre la venta y el préstamo, antecedentes de importancia al derecho mercantil[10]
iii. Los fenicios
Quizás el pueblo que mas desarrolló el comercio marítimo fue el fenicio, cuyo nombre le fue dado por los griegos debido al color rojo de los tejidos que exportaban. Comerciaron con España, Inglaterra, Tartessos y llegaron al sur de África, intercambiando con los indígenas bajo la modalidad del trueque mudo. Exportaron madera a Egipto e intercambiaron objetos ornamentales y mercancías por todo el mediterráneo, a cambio de plata y cinc. Se les atribuye la creación de la industria armamentista[11]. Su avance en las instituciones jurídicas marítimas es evidente, destacándose la Lex Rhodia[12] y la echazón[13] adoptadas por el derecho griego y romano.
La echazón faculta al Capitán de la nave para ordenar el sacrificio todo o parte de la carga, arrojándola por la borda, frente al peligro inminente de naufragio e impone al armador y a los propietarios del salvamento la obligación de indemnizar al afectado con la decisión. Garrigues[14] la define como “el acto de arrojar al mar efectos para aligerar el buque, sea con el fin de desencallarlo, o de sustraerlo a la persecución del enemigo, o de resistir mejor el temporal”. Nuestra legislación aún conserva esta institución, según se establece en el artículo 1501, num. 13 del código de comercio: “Son funciones y obligaciones del capitán: 13. En caso de echazón, lanzar las cosas en el orden que la técnica náutica y las circunstancias lo aconsejen, previa consulta con la junta de oficiales;”. Igualmente, las leyes de York y Amberes establecen las reglas como se tasan las indemnizaciones en caso de echazón. No obstante, debemos admitir que en la actualidad resulta de escasa ocurrencia esta institución, debido a los avances tecnológicos, a la adopción de la línea de flotación que impide estibar la nave por encima de los límites establecidos atendiendo a los mares por los que habrá de navegar, pero no por ello menos importante; para el profesor español, la causa radica en el tamaño actual de la nave que hace “insensible el alivio, y supuesto el control de la línea de carga, que impide cargar excesivamente el buque”[15].
Situación similar ocurre con el abordaje, que Garrigues define como[16] “el choque violento entre dos buques, entendiéndose que sus normas se aplican también a los daños causados por un buque a otro sin que exista contacto efectivo entre ambos”, de lo que lo importante es la consecuencia por cuanto da lugar a indemnización. Según Ravassa[17], algunos autores creen encontrar en el código de Hammurabbi, perteneciente a la época paleo-babilónica, el antecedente a esta institución.
iv. Los griegos
Los griegos heredaron de los fenicios su vocación comercial y fueron los primeros en colocar el comercio, la artesanía y los oficios bajo la protección de los dioses[18], pero no alcanzaron a estructurar un verdadero derecho comercial, aunque sí nos legaron varias instituciones:
La fiducia mercantil, actualmente consagrada en nuestra legislación (arts. 1226 ss. C.cio.) encuentra su antecedente remoto en las disposiciones que dejaban los griegos en guerra, lo que se deduce de un escrito en el que Eneas Táctico (IV a. C,) aconsejaba dejar todos los bienes en ciudades neutrales, para que fueran administrados para ser devueltos una vez finalizado el conflicto[19], concepto que corresponde asombrosamente al negocio “en virtud del cual una persona, ... transfiere
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