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Ciencia, progreso y calidad de vida


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  1.498 Palabras (6 Páginas)  •  769 Visitas

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Ciencia, progreso y calidad de vida

Con base en los fundamentos epistemológicos de la investigación, debe realizarse una investigación científica a favor del desarrollo humano integral, pues no hay duda acerca de la importancia de ésta como herramienta de progreso para una sociedad cada vez más competitiva. Por esto, a continuación se reitera la necesidad de pensar la cien¬cia como fuente de desarrollo humano, antes que instrumento de poder.

La exigencia de afirmar el valor y la dignidad de lo humano en el desarrollo científico, y de asignarle un lugar importante en el aspecto tecnológico y científico es uno de los pro¬pósitos fundamentales que alientan a los científicos sociales a reivindicar los valores del humanismo.

Es importante tener claro que el humanismo no debe ser una fórmula, un sistema ni una filosofía, sino una manera de abordar la existencia con la responsabilidad de considerar lo humano como lo fundamental.

2.1 El ser humano actual ante la ciencia

El ser humano alberga sentimientos contradictorios: por una parte, los de grandeza y prepo¬tencia, gracias al desarrollo científico y tecnológico y, por otra, los de desesperación e impo¬tencia ante sus propios límites y posibilidades de autodestrucción. El mundo moderno exige respuestas inmediatas y continuas que le permitan al ser humano enfrentarse consigo mismo y con sus valores (Artigas, 1992).

La especialización de las diversas ramas de la ciencia y de la técnica hacen del ser humano actual un individuo capaz de manejar gran cantidad de datos y teorías, pero muchas veces sin criterio frente a él mismo y ante los demás.

En el caso de las organizaciones empresariales, su principal objetivo es la producción y el beneficio, sin atender suficiente a los valores humanos y a la dignidad de las personas; aun¬que se airme que estas son instrumentos que sólo tienen valor en la medida que producen. Según Rodríguez et al. (1984), nada ansía más el trabajador que salir del sitio de labores, para encontrarse consigo mismo y con lo poco de humanidad que le queda.

Para este autor, en las relaciones humanas se produce un fenómeno de distorsión porque los afectos y sentimientos se mezclan con intereses sociales y económicos, que se constituyen en una red compleja de apariencias en la que predominan la ostentación, el afán de poder, el exhibicionismo de las riquezas, los títulos, los linajes y los convencionalismos sociales de clase.

La relación con los demás está mediatizada por el interés y por la utilidad inmediata o futura que puedan deparar determinadas vinculaciones.

Los demás se consideran simples medios de ocasión para negocios e influencias. Se valora a los demás en función de su dinero y de su poderío social. Las amistades son, entonces, simples relaciones tácticas que se tienen y dejan según las circunstancias.

Por ello, hay que pensar en el ser humano como persona que siente, que sufre, que goza y, sobre todo, como ser libre trascendental, espiritual, digno de respeto y reconocimiento.

2.2 Ciencia, cultura y progreso

Por desgracia, cuando se realiza un análisis de la ciencia, la cultura y el progreso, los resultados no son sólo interesantes, sino que además revelan algunos aspectos trágicamente serios de nuestra cultura. Una de estas tragedias fue la Segunda Guerra Mundial. También se considera así la problemática que hoy vive el ser humano.

Estudiosos de la relación entre ciencia y progreso, como Stanley Jaki, afirman que es usual hablar de la importancia de la ciencia, pero se dice muy poco de sus limitaciones y usos. En este sentido, en 1963, Erich Fromm, citado por Jaki (1991), en la reunión de la American Orthopsjehiatic Association, celebrada en San Francisco, al referirse a la erosión de los valores morales de la sociedad actual, afirmó que:

El hombre participa en la furiosa competencia del comercio, donde el valor personal se mide en términos de los precios del mercado, y no es consciente de su ansiedad [...] Parece que el hombre ha muerto y se ha transformado en un objeto, en un productor, en un consumidor, en un idólatra de las cosas, idolatría que sería inconcebible sin la ciencia moderna y la tecnología (...) sin embargo, ni la ciencia ni la tecnología son res¬ponsables de la idolatría ni de sus nefastos defectos. El tipo de idolatría que la ciencia ha hecho posible simplemente demuestra que si el hombre no posee valores morales y fuerza moral, no será la ciencia la que proporcione esos valores ni esa fuerza [...] No fue la ciencia la que afirmó que se puede producir un cielo en la tierra;

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