Comunidad Apostólica Hosanna Redes de Crecimiento
yuezamyEnsayo6 de Marzo de 2016
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Comunidad Apostólica Hosanna
Redes de Crecimiento
Lección del 27 de Diciembre al 02 de Enero de 2016
Apóstol Edwin Álvarez
Pagina Web: www.edwinalvarez.org
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PRIMERA PALABRA
1.1 1 El Espíritu Santo nos ha guiado a proclamar el año 2016, AÑO DE PACTO. Bendición es la virtud, gracia o acción divina que hace que las promesas, los deseos y los propósitos, esto es la voluntad de Dios, sean eficaces o se manifiesten en sus criaturas. La Bendición nos coloca en los deseos, los propósitos, la promesa y los planes de Dios.
Primero es sinónimo de prioridad. La primera bendición que el hombre recibió de Dios fue la palabra “fructificad”.
La Biblia dice que la palabra que abrió el oído humano fue Adán, y luego Eva, los nombres que Dios le dio a sus criaturas. Empero, luego de esto, la siguiente palabra que escuchó el que para Dios tiene la productividad. Para Dios es muy importante que nos multipliquemos y demos frutos. Dios no dijo: sean felices; ni siquiera ordenó: alaben mi nombre. La instrucción del Señor fue clara y específica “fructificad”, y “multiplicaos”.
1.2 2 He aquí una revelación: “multiplicaos” tiene que ver con reproducción, propagación, la extensión de la especie, el crecimiento demográfico. La orden fue poblar la el lugar donde habían sido colocados Adán y Eva. “Fructificad”, en cambio, apunta a las habilidades con las que Dios había dotado al hombre. Recordemos que fuimos creados a “la imagen y semejanza de Dios”. Dios no se multiplica; Dios no hace Diositos, la responsabilidad del hombre es multiplicarse; pero “fructificad” es activar, las habilidades y capacidades que Dios
colocó en el hombre, ya que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Como el hombre es imagen de Dios, es inteligente, porque Dios es inteligente. Así, pues, como Dios es sabio, el hombre es sabio; como Dios tiene imaginación, el hombre también fue dotado del poder de imaginar; Dios piensa, el hombre piensa; Dios ama, el hombre ama; Dios es creador, el hombre tiene creatividad; por enunciar algunos ejemplos.
Asimilemos que la fructificación depende de las cualidades de la naturaleza de Dios trasladadas al hombre. Somos fructíferos en la medida que activamos la imagen y semejanza de Dios.
1.3 3 Toda la creación fue el resultado de una palabra que salió de la boca de Dios. “Y dijo Dios” se repite nueve veces en Génesis uno. “Fructificad y multiplicaos” fue la primera palabra indicativa que el hombre recibió. Esta lección descansa en la revelación de que “multiplicarse” es la reproducción natural; en tanto que “fructificaos” es actuar en “la imagen y semejanza de Dios”, esto es, creando, inventando, produciendo, deseando, teniendo visión y haciendo realidad el poder de la imaginación.
La historia confirma la veracidad y el poder de esta revelación. El hombre se ha multiplicado; hoy somos más de siete mil millones de humanos sobre la tierra. El hombre ha fructificado y todo lo que nos rodea es producto de la capacidad creativa con la que Dios nos bendijo.
1.4 4 Sucede que “el fructificad y multiplicaos” de Génesis 1:28 es la tercera alusión a crecimiento, multiplicación y fructificación de la creación. En el tercer día Dios creó el reino vegetal con la capacidad de dar frutos y multiplicarse. “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno”. (Génesis 1:11-12)
Luego, en el día quinto, Dios dotó a los animales con el poder de fructificar y multiplicarse. “Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra”. (Génesis 1:22)
De manera que tanto las plantas como los animales fueron creados con la capacidad de fructificar y multiplicarse. Al llegar el hombre a existir en el día sexto, ya las plantas y los animales fructificaban sobre la tierra. Dios utilizó el entendimiento, la imaginación y la creatividad del hombre para hacerle entender el concepto de la fructificación. El hombre observó como las plantas fructificaban, esto es, producían frutos, al igual que los animales. La multiplicación de Adán y Eva comenzó con sus hijos. La fructificación se inició al darle nombre a los animales y al ejercer señorío y dominio sobre el resto de la creación. Con imaginación y creatividad, Adán construyó su vivienda y produjo lo necesario para la vida.
De Génesis 1:26-28 se originan las Leyes de Bendición. Estudiar estas leyes nos dará la revelación que necesitamos para cumplir el mandato de Dios de fructificar, y alcanzaremos nueva estatura espiritual, para actuar en una esfera espiritual de fe creativa. Actuar en estas Leyes indefectiblemente, nos llevarán a una dimensión de bendición.
FRUTOS
“Y los bendijo Dios”. (Génesis 1:27)
2.1 5 “Fructificad y multiplicaos” viene después del sello de la bendición. Concluimos que para fructificar, primero debemos recibir la bendición de Dios, y que en el mundo espiritual, solamente los bendecidos fructifican. La Bendición encierra la capacidad de dar frutos. Al contrario, la maldición es infructífera.
Jesús dijo que el árbol bueno da buenos frutos, y el árbol malo, frutos malos. Jesús dijo, también, que debemos producir frutos dignos de arrepentimiento, ya que el árbol que no da buen fruto será cortado y echado en el fuego. El fruto que producimos nos identifica. “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. (Mateo 7:16-20)
2.2 6 Juan el Bautista anuncia que ya el hacha está puesta a la raíz del árbol infructífero. “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”. (Mateo 3:8-10)
El principio de la bendición para dar fruto se aprecia en la higuera de Betania. “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos”. (Marcos 11:12-14) “Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad. Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado”. (19-21)
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