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Concepto de metafísica


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2018  •  Ensayos  •  1.744 Palabras (7 Páginas)  •  74 Visitas

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Metafísica:

Nos sumergiremos dentro de la física para dilucidar las determinadas cuestiones que la misma comprende, procurando que se obtenga una definición clara planteando que es la metafísica, que encierra y como terminamos respondiendo ante ella.

Las raíces de la misma explican que los humanos logran estudiar, comprender y analizar a la ciencia conociendo de donde proviene, el desarrollo y el final de la misma; el científico consigue las herramientas para ser capaz de analizar a profundidad y con exactitud todos los límites de la ciencia. El conocimiento matemático posee el carácter de exactitud pero no es equivalente al de rigor, el rigor en la historia permite que se pueda hablar de la misma bajo referencias de las ciencias de los espíritus y se pierda un poco la exactitud de los acontecimientos. Con la necesidad de buscar el “que” y como de las cosas los humanos se develan en comprender la razón y conseguir un acercamiento a lo esencial de todas las cosas para tener explicita y exclusiva la primera y última palabra. Para entender la razón y existencia científica debemos entender; Las referencias del ente en sí y de nada más. Las actitudes de un ente se direccionan en el mismo y al diluir la investigación de un ente corresponde al mismo.

En el proceso de buscar el ente (todo) se presenta un  “nada” lo que nos hace cuestionarnos que es, de donde proviene, la razón de su existencia, si debemos preocuparnos por el mismo.

La nada es lo que la ciencia rechaza y abandona por ser nadería. Sin embargo, al abandonar así la nada, ¿no estamos admitiendo su existencia? ¿Qué admitimos si no se está admitiendo nada? ¿Deberíamos juzgar los objetivos de la ciencia puesto que lo único que le preocupa es el ente?

Entendemos entonces que la ciencia no quiere saber nada de la nada, pero no es menos cierto que justamente cuando intenta expresar su propia esencia recurre a la nada. Por ende nos hacemos la siguiente interrogante. ¿Qué pasa con la nada?

Tanto la pregunta como la respuesta respecto a la nada son, pues, igualmente un contrasentido debido que no podemos decir la nada “es” esto o lo otro. La nada se convierte en la negación o el no ente por lo tanto consideramos a la nada como la determinación superior del no, y por tanto, de lo negado. Lo seguro está en que la nada es más que originaría que el no y que la negación.

Casi siempre ocurre que el hombre no puede buscar algo si no sabe, por anticipado, que está ahí lo que busca. Pero en nuestro caso lo buscado es la nada, algo que conocemos, aunque no sea más que como algo de qué hablamos a diario en todas partes.  

Cierto esta que nunca podremos captar absolutamente el todo de algún ente, podemos hallarnos en el medio del ente, que poco a poco se nos va descubriendo en su totalidad, esto es debido a que aun cuando no estamos en verdad ocupados con las cosas y con nosotros mismos el “todo” nos puede sobrecoger por ejemplo en el verdadero aburrimiento. Cabe destacar que no es el aburrimiento generado por cansarse de algún libro o de algún plato de comida; sino el aburrimiento profundo el que va rondando por los límites de la existencia nivelando a todas las cosas, al hombre y a uno mismo con una extraña indiferencia. Este aburrimiento nos revela el ente en total.

Otra posibilidad de semejante potencia se ofrece al alegrarse por la presencia de la existencia de un ser querido, esto nos “encuentra” de tal manera que nos ubica en el medio del ente total y atemperados por él. Lo que llamamos sentimientos  son temples de ánimos que nos conducen frente al ente total, nos ocultan y dificultan encontrar la nada que buscamos.

La existencia de la angustia es el único temple de ánimo capaz de colocarnos ante la nada misma. El miedo se evidencia con una determinada amenaza en un determinado respecto, el miedo a algo es siempre miedo a algo determinado, como se caracteriza por esta determinación del de y del a, queda sujeto a circunstancias que le amedrentan. Mientras que la angustia no permite que sobrevenga semejante contusión debido a que se tiene angustia de… pero no de tal cosa, angustia de... es siempre angustia por… pero no por esto o lo otro. Esta indeterminación de aquello de que y por qué nos angustiamos no es una mera ausencia de determinación, sino la imposibilidad esencial de determinado. La angustia hace patente la nada, descubre la nada inmediatamente después que ha pasado. Es la luminosa visión del recuerdo vivo nos vemos forzados a declarar: Aquello de y aquello por… lo que nos sentíamos angustiados era, realmente, nada. En efecto, la nada misma en cuanto a tal, está allí. ¿Pero que ocurre realmente con la nada?

La nada se descubre en la angustia, no está dada como objeto, la angustia es una aprehensión de la nada. Sin embargo la nada nos hace patente de ella y a través de ella, no como si estuviese separada y “al lado” del ente en total que se presenta de la angustia. En esta misma el ente total se torna caduco debido a que la angustia no aniquila al ente para dejarnos como residuo la nada, también se manifiesta con el ente en tanto que este nos escapa en total. Como no ocurre un aniquilamiento del ente en sí mismo, tampoco llevamos a cabo una negación del ente en total para obtener la nada.

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