Contaminacion Marina

La foto si bien es de la red, es la foto que antes de la existencia del internet, teníamos todos los chimbotanos en nuestro diario trajinar. Hermosa playa con arena blanca y cristalino mar. Mar que entregaba frescura y vida, donde la pesca artesanal en botes a remo nos regalaba corvinas y lenguados para tener en la mesa, lo mejor de la naturaleza. Un mar que hoy, es todo lo contrario. La playa no existe, la arena ahora es negra y está sepultada por toneladas de rocas y el mar dejo de ser cristalino para tornarse oscuro. La pesca en esa zona, es solo un añejo recuerdo que viejos pescadores cuentan a sus nietos o bisnietos. Hubo alguien que quiso poner una fábrica de conservas, pero hubo alguien que se opuso quizá avizorando el infausto futuro. Pero también hubo alguien que desterró al anterior y al ocupar su lugar, autorizó el funcionamiento industrial. No le interesó el futuro de nuestro mar. Mucho menos del planeta. Ese alguien, ya tenía contaminada la conciencia y por lógica todo lo que tocase, también se contaminaría.

Y eso es lo que sucedió. Nuestro litoral se llenó de fábricas cuyos residuos asesinos, devolvían al mar, la riqueza que éste, les proporcionaba. En determinado momento, Luis Banchero Rossi, gran empresario cuya bonanza se cimentó en la destrucción de nuestra playa, fue reconocido como símbolo de este puerto. Nada más descabellado para quien no le interesó en lo más mínimo nuestro mar y junto a él, mucho otros. Y tuvo el descaro de decir que en el mar no se siembra, solo se cosecha. Claro hasta hoy seguimos cosechando, pero toda la basura arrojada por sus fábricas. ¿Y la ciudad? Bien, gracias. Aún seguimos creyéndonos esa desactualizada frase que nos recuerda ser la capital de la pesca y el acero. Las fábricas pesqueras arrojan desperdicios al mar y al aire. La historia nos abofetea cuando miramos nuestro cielo y nuestro mar. Ahora somos la capital de la contaminación marina. Veamos la razón.

INTRODUCCIÓN

En 1950 El Ing Julio Arciniega y los notables de la ciudad, coincidieron en que con la construcción del Hotel Chimú, el turismo un importante eje de desarrollo para nuestra ciudad, por lo que se opusieron a la instalación de las fábricas pesqueras, en salvaguarda de nuestro mar y del Hospital La Caleta. Lamentablemente, la ambición y el dinero mediante un lobby capitalino, consiguieron la destitución de este buen burgomaestre para dar paso un títere del poder, investido de alcalde, cuyo nombre respondía a Julio Malpartida. Este personaje, cuya fotografía debe ser retirada del salón de actas del municipo chimbotano, fue quien dio los permisos a la Ocean Fishing Corporation S.A, autorizando incluso, el vertido de residuos al mar. En pocos años, la bahía resultó con 48 fábricas. Todas arrojando desperdicios al mar y enrareciendo el aire con sus chimeneas. Y pensar que en algún momento nos jactábamos al decir que el olor de harina de pescado era el dinero. Y el planeta comenzó a sentirse herido. Y a calentarse. ¿Las razones?. Enseguida.

RAZONES CONTAMINANTES

La bahía “El Ferrol” en Chimbote, fue una de las mejores de la costa peruana con visión de futuro en la década del 50. Lamentablemente esa visión equivocadamente desarrolló dos de las industrias más grandes del país como la pesca y la siderurgia, rubros que propiciaron producción de harina y aceite de pescado y en la producción de acero hasta considerar a esta ciudad como el Primer Puerto Pesquero del Mundo y Capital del Acero. Lo que jamás se consideró

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