Cuidados Del Neonato
vampiria_cl29 de Octubre de 2014
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MVZ María del Carmen Díaz Cid*
MVZ MC Joaquín Aguilar Bobadilla**
MVZ Esp. Octavio Mejía Ponce***
RESUMEN
En perros y gatos se utiliza el término pediátrico para hacer referencia a las
primeras 12 semanas de vida (después de esta edad los pacientes fisiológicamente
ya se comportan como un adulto aunque no hayan concluido su crecimiento) y se
divide este periodo en la etapa neonatal (0-2 semanas), etapa infantil (2-6 semanas)
y etapa juvenil (6-12 semanas).
Un paciente pediátrico representa un caso clínico frecuente en la práctica
médica y por ello el conocimiento de su manejo es de importancia básica; cuando
enferman la progresión de signos suele ser muy rápida por lo que virtualmente todos
se presentan como urgencias o bien la falta de atención médica temprana los hace
evolucionar a estados graves en periodos de horas. Se presenta el caso clínico de
una paciente que requirió un cuidado intensivo en el área de urgencias en el Hospital
Veterinario de Especialidades UNAM.
INTRODUCCIÓN
Debemos conocer el manejo de un paciente pediátrico ya que se trata de
casos que comúnmente recibimos en nuestra práctica diaria, esto implica el
conocimiento de cuáles son los puntos importantes a considerar, cuáles son las
principales diferencias con un adulto y qué manejos están indicados. No se trata
simplemente de tratarlos como pacientes de menor talla, existen diferencias
fisiológicas que conforman la base del tratamiento y su desconocimiento afectará la
evolución de nuestros pacientes. El objetivo de este trabajo es la revisión de estos
puntos clave en un paciente pediátrico crítico.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
La estabilización también consta de un ABC rápido, seguido de la evaluación
de los sistemas corporales mayores (cardiocirculatorio, respiratorio, neurológico,
digestivo, temperatura). Es fundamental asegurar una volemia y una frecuencia
cardiaca apropiada debido a que las respuestas compensatorias son limitadas.
Terapia de líquidos: En general requieren terapias de mantenimiento mayores a un
adulto debido a que el contenido de agua corporal es mayor (mayor relación
superficie/peso), existe un incremento de la permeabilidad en piel además de
inmadurez renal (son incapaces de concentrar la orina hasta las 8 semanas de edad
en gatos y 12 semanas en perros). Los métodos para valorar los grados de
deshidratación que utilizamos en pacientes adultos no son de utilidad en pediátricos:
- La turgencia de la piel es mayor debido al incremento de contenido de agua y
menor cantidad de grasa.
- No se reportan taquicardias y son incapaces de concentrar la orina.
- Las membranas mucosas (MM) a menudo permanecen húmedas a pesar de que la
deshidratación sea severa.
- Las MM pálidas y el tiempo de llenado capilar (TLLC) lento se reportan en
deshidrataciones severas (12-15%) que pueden ocasionar choque hipovolémico.
La vía de administración de fluidos varía según la gravedad del caso, las vías
intravenosa (IV) o intraósea (IO) se eligen en casos severos, si existe deshidratación
moderada pueden recibir líquidos vía oral (PO), subcutánea (SC) o intraperitoneal.
Recordar siempre que los líquidos a infundir se encuentren a temperatura corporal.
En pacientes muy pequeños no es fácil acceder a venas periféricas y se
realizan accesos venosos centrales (yugular); se administra un bolo inicial de 1 mL
por 30g de peso corporal (30-45 mL/kg) lento durante 5 a 10 minutos y repeticiones
con intervalos de 30 minutos hasta que el paciente se encuentre estable. En caso de
hipovolemia o hipoperfusión, hay que olvidar las dosis preestablecidas y actuar en
función del la respuesta.
La dosis de mantenimiento para el neonato es de 60-180 ml/kg/día, en la
etapa juvenil de 120-200 ml/kg/día.
La vía IO se usa en emergencias, se utiliza cuando es imposible el acceso IV y
es necesario una terapia rápida de líquidos, debe ser cambiada a IV tan pronto sea
posible. Puede administrarse cualquier tipo de líquido o medicamento que se use IV.
La deshidratación debe reemplazarse con cristaloides, en caso de choque
hipovolémico, se pueden utilizar combinaciones con coloides, lo que permite
disminuir las dosis y aumentar su efecto. Durante la resucitación inicial, pueden
administrarse coloides a dosis de 5 a 10 ml/kg en 5 o 10 minutos (justo o
inmediatamente seguido por cristaloides) y posteriormente de 10 y 30 ml/kg/día.
El hematocrito se debe mantener por encima del 20% y por debajo del 50%.
Además, es común que las frecuentes tomas de muestras desemboquen en anemia
iatrogénica.
La limitada capacidad para controlar su presión arterial los hace también más
propensos a sufrir extravasación de líquidos (especialmente en pulmones) si se
produce una sobrecarga. Tras administrar un volumen determinado, debemos
controlar la respuesta del paciente, en caso de sobrehidratación se observa descarga
nasal serosa, taquipnea, esfuerzo respiratorio y se auscultan crepitaciones en
campos pulmonares. Debemos actuar de inmediato disminuyendo el ritmo de fluidos
(o interrumpirlos por completo) y administrar un diurético.
Los desordenes electrolíticos se suelen solucionar en parte (o totalmente) al
llevar a cabo una correcta resucitación de volumen. Las alteraciones en el potasio
son probablemente las más frecuentes, por ello es aconsejable suplementar todos
los fluidos con 5-20 mEq/250 ml si no es posible llevar a cabo un análisis.
Hipoglucemia: Los requerimientos de glucosa deben siempre considerarse ya que la
gluconeogénesis hepática se considera insuficiente (por inmadurez de los sistemas
enzimáticos), los almacenes de glucógeno son limitados, existe poca cantidad de
grasa que provea de ácidos grasos como substrato y los requerimientos metabólicos
de glucosa son mayores (2-4 veces más que un adulto), lo que los hace incapaces
de mantener la homeostasis de la glucosa. En caso de hipoglucemia observamos
debilidad, tremores, convulsiones, estupor y coma. Podemos suplementarla PO 1-2
mL de glucosa 5-15% si la hidratación y temperaturas se encuentran en rangos de
referencia o administrar vía IV/IO en pacientes con signología neurológica, choque o
+ Programa de residencia-especialidad en el Hospital Veterinario de Especialidades FMVZ-UNAM. Cd. Universitaria, México,
D.F. C.P. 04510. Tels. (5)622-5864 al 66.
** Académico del Hospital veterinario de especialidades UNAM, Universidad Nacional Autónoma de México.
*** Académico del Hospital Veterinario de Especialidades UNAM, Universidad Nacional Autónoma de México.
deshidratación severa a dosis de 0.25 a 0.5 g/kg de suero glucosado al 50% y
posteriormente suplementar al 2.5 o 5% los fluidos de mantenimiento; el objetivo es
mantener la glucemia entre 100 y 200 mg/dl.
Hipotermia: También están más predispuestos por el incremento en el área de
superficie y la falta de respuesta de temblor al frío (se desarrolla hasta el día 6 de
vida). La temperatura normal en neonatos varía de 35-37°C en la primera semana y
alcanza los niveles adultos hasta las dos semanas de edad.
La hipotermia ocasiona disminución de la frecuencia cardiaca y desarrollo de íleo
gastrointestinal (conviene auscultar el abdomen 3 veces al día en busca de
borborigmos). El calentamiento debe ser gradual en aproximadamente 1-4 horas.
Nutrición: Los cachorros deben ganar del 5 al 10% de su peso cada día, el peso del
nacimiento debe duplicarse a los 10 o 14 días de edad. La incapacidad de ganar
peso puede indicar inmediatamente un problema potencial.
En los pacientes neonatos sus requerimientos son de 100 Kcal/día, en los jóvenes
son de 180 Kcal/kg/24 hrs. La capacidad del estómago en el neonato es de
aproximadamente 50 mL/kg (no se recomienda llenarlo a su máxima capacidad
porque aumentan los riesgos de broncoaspiración).
La micronutrición enteral hace referencia a pequeñas cantidades de líquidos que son
administradas para mantener la funcionalidad de los enterocitos y no constituye un
aporte energético; la cantidad administrada es de 0.2 ml/kg/hora.
Oxígenoterapia: Debe considerarse la administración de oxígeno a cualquier
paciente en choque, ya que las necesidades metabólicas son más elevadas
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