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Definición De Juventud


Enviado por   •  24 de Junio de 2014  •  11.082 Palabras (45 Páginas)  •  270 Visitas

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Juventud.

Los jóvenes, una construcción histórica

¿De qué hablamos cuando decimos los jóvenes, la juventud? ¿Hablamos de una edad, de una generación, de una forma de concebir la vida? ¿Estamos pensando en unas marcas del cuerpo, en unas formas de ubicar los cuerpos? Ser joven ¿es solo un dato biológico?

Desde la sociología de la cultura, podemos pensar la juventud como categoría que nos habla de una construcción socio histórica particular sobre un rasgo etario. Así, cuando Bourdieu (Bourdieu, 1900) afirma que la juventud no es más que una palabra está haciendo referencia al carácter simbólico, de construcción sociocultural de la condición de la juventud. Pero el carácter simbólico de los jóvenes no es mero signo, construcción cultural separada de las condiciones materiales e históricas que condicionan su significancia: la juventud, también, es más que una palabra (Margulis, 1996).

Entonces, para hablar de jóvenes es necesario saltar de una mirada que se basa únicamente en la cuestión etaria hacia como es que el dato biológico se encuentra cargado social y culturalmente, lo que permite pensar en la existencia de distintos jóvenes. La condición de juventud no se ofrece de igual forma al conjunto de los integrantes de la categoría estadística de joven. Por el contrario, existen diferentes y desiguales modos de ser joven, que marcaran también distintos modos de percibir el mundo.

La juventud se construye históricamente en relación a una liminalidad que varía de una cultura a otra y en las diferencias de clase y de género. Los límites de la juventud no son naturales sino que son socialmente construidos y culturalmente compartidos, reforzados a través de ritos que marcan la entrada al mundo adulto- la juventud está marcada por un sucesión de ritos de salida y entradas- de acuerdo a las culturas.

Asumimos que al no existir una sola manera de ser joven tampoco existirá un único camino para concebir e imaginar la vida, sino que las visiones y divisiones del mundo no estarán diseñadas desde un particular lugar dentro del espacio social. Pero aunque pensemos al juventud desde el plural, es decir, desde sus múltiples modos de ser, existen a la vez la generación como un dispositivo de unificación de los distintos jóvenes que no anula la diversidad sino que la marca transversalmente. Los distintos jóvenes comparten una misma marca epocal, están expuestos unos mismos hechos históricos que aunque vividos de maneras diferenciales nos permiten hablar de una generación.

La juventud como construcción histórico cultural:

Si partimos de la idea que ser joven tiene que ver no solo con un dato biológico sino con un sentido socialmente creado y asignado, es que podemos pensar que no se ha sido joven de la misma manera en todas las épocas, incluso que no en todas las épocas han existido jóvenes. Que para conocer el estatuto actual de la juventud es necesario desnaturalizar su existencia a partir de la historizaciòn de los procesos de nominación.

En la Europa occidental han existido varios modos de ser joven, construidos desde miradas marcadas por la diferenciación social, por las épocas y el género, donde se cruzaron complejamente la atracción y el espanto. En la actualidad estos modos de ser joven, que por supuesto no han sido los únicos, han quedado en el olvido, pero podrían estar actuando como residuo en las maneras en que en nuestras culturas contemporáneas no europeas se crea un lugar para la juventud.

En la Grecia clásica los jóvenes, ciertos jóvenes, ocupan el espacio público desde una relación profundamente asimétrica con los adultos y a partir de ser cuerpos masculinos deseados, dispuestos al goce adulto. Los jóvenes son lo moldeable, la creación adulta, donde la educación no es posible se ser vista fuera de la seducción. “La juventud era el tiempo de los aprendizajes, de la emulación, de los concursos: en ese contexto, la relación del erasta –hombre ya hecho- con el joven constituía una de las dimensiones fundamentales. La juventud como un tiempo que culmina cuando culmina esta relación de educación.

De manera distinta en la Roma Antigua son reconstruidos a partir de la figura de los gemelos Rómulo y Remo, y de su juventud salvaje en selvas y bosques, luego contenida a partir de la entrada al mundo adulto en la fundación de la ciudad. Los jóvenes hambres están pensados para la guerra, supeditados a la autoridad absoluta de los padres –Roma fue definida como la ciudad de los padres, en la cual ellos tenían derecho- la patria potestad- sobre la vida y la muerte de los hijos- que solo pasaran a la adultez cuando puedan emanciparse de ese poder. Puede pensarse que no hay necesidad de definir la juventud de la mujer, porque nunca se emancipa del poder del padre, de los hermanos o del marido, por lo tanto no existe un estado que se distinga de otro de su vida. Lo mismo podría decirse de los esclavos: son esclavos siempre, no jóvenes que es una condición transitoria.

Por otro lado, en la Edad Media, de los únicos jóvenes que se habla es de los nobles y, nuevamente, de los jóvenes hombres. El joven aparece ligado a la belleza, al valor, a la guerra, a una etapa y transitoria que terminaría en un futuro señor. Y para esto el joven debía tener las virtudes que lo transformarían en señor: estar dispuesto a la muerte. La función de los jóvenes es clara y es la de conservar los padres vigentes yendo a la guerra. Juventud: belleza y muerte. “La muerte como culminación de la vida de un hombre joven no era cosa difícil de lograr que se aceptara, e incluso que se anhelara, con la única condición de que fuera grandiosa y bella”. El destino del joven era el sacrificio en beneficio de la supervivencia del grupo.

Ya en la modernidad, con el desarrollo de la sociedad de clase industrial y en marco de progreso como proyecto unificador de la vida, es que la juventud se comienza a pensar como “moratoria”, como momento de espera. Precisamente con la imposición de la instrucción obligatoria general que se da a comienzo de siglo –reforzada en lo religioso por el rito de iniciación que supone la confirmación- se constituye un corte más claro que nunca entre la infancia, la juventud y la adultez. El imperativo de la instrucción y el servicio militar obligatorios señalan el comienzo de una fase juvenil que será vista con esperanza de futuro y con desconfianza de amenaza: la amenaza de los que llegaran y ocuparan los lugares ya asignados.

Todas estas formas de pensar la juventud, mas allá de sus diferencias, tiene en común tres cuestiones. La primera, que la juventud siempre es tenida en cuenta como un estadio transitorio, y lo que cambia son los modos de definición

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