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EL DETERIORO DEL MEDIO AMBIENTE, REFLEJO DE UN SISTEMA NEOLIBERAL QUE ABRUMA


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  2.258 Palabras (10 Páginas)  •  265 Visitas

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EL DETERIORO DEL MEDIO AMBIENTE, REFLEJO DE UN SISTEMA NEOLIBERAL QUE ABRUMA

RESUMEN

La tierra no le pertenece al hombre, sino que él a la tierra. Hemos de ser concientes que somos viajeros espaciales, tripulantes de una única, hermosa y contaminada nave espacial que denominamos planeta tierra, nuestro hogar. La premisa del progreso económico y corolario de que hay personas que nacen para mandar debido a su éxito monetario, es falacia, debe ser sujeto de evaluación, debemos buscar recursos y alternativas en la sabiduría de pueblos ancestrales (indígena), saben vivir y subsistir respetando el ecosistema y llevando una economía viable y sujetable en el tiempo.

Hay que aprender y pensar a ver al mundo como unidad, esto se logra a nivel individual y si un individuo cambia el resto también lo hará, ese modo de pensar fragmentadamente se debe eliminar, tribu, raza, patria, nación, religión; solo nos ha generado división. Pertenecemos y somos una especie única en vía de extinción por nuestra mano.

PALABRAS CLAVE: Deterioro, Medio ambiente, Neoliberalismo, Educación crítica, Contexto-realidad

INTRODUCCIÓN

Nuestro planeta cuenta con una gran cantidad de recursos naturales que han sido utilizados para el desarrollo y supervivencia de los seres humanos; para muchos esta creación es un regalo de Dios, otros creen que se dio gracias a procesos evolutivos, sea lo que sea, hemos sido beneficiados de ellos ya que representan el hábitat propio, el espacio de vida, armonía y belleza.

No obstante, lo anterior preocupa el mal uso que le hemos dado a los bienes que se encuentran en la naturaleza, que siendo conscientes y realistas no han sido los mejores, ya que la codicia ha incitado a un uso desmedido de estos recursos y no conformes con que nos proporcione lo básico para vivir buscamos siempre obtener una ganancia explotándolos al máximo y haciendo un uso desenfrenado; lo que genera un deterioro de los mismos llegando al grado de llevarlos a la extinción. Un ejemplo de esto es la tala descontrolada de los bosques, según informe del periódico El Tiempo en un artículo publicado el 17 de abril de 2015[1] indica que 48.000 hectáreas de bosque se pierden en el país por la deforestación indiscriminada con el agravante de que el 75% de esta tala se hace de forma ilegal.

En los últimos siglos los seres humanos han dado con grandes descubrimientos los cuales han requerido del uso de algún recurso natural, provocando así una mayor demanda del mismo a tal punto de llegar a su extinción, porque no se tuvo consciencia del impacto ambiental que se generaba con su excesiva explotación.

El Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si”  nos ha invitado a ver la tierra como “nuestra casa común”, es decir como una integrante de la familia: “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”[2]. ¿Será que el egoísmo y codicia del ser humano se sobrepone a este orden natural?

Al analizar la situación se hace necesario revisar la causa principal que para hoy es generadora de esta mentalidad en nuestro coterráneos.

Se le denomina “neoliberalismo” porque el modelo económico que domina esta visión política se inspira en la base ideológica de los principios clásicos del liberalismo actualizados:  limitar el poder del Estado y las responsabilidades de las instituciones públicas respecto a la protección de los derechos sociales, exaltando, por el contrario, la importancia del mercado, de la iniciativa privada frente a la pública y de la economía especulativa o financiera frente a la productiva o industrial.[3]

La sociedad en general, como consecuencia de la mentalidad del sistema neoliberal, tiende a convertir a quienes estamos en ella en seres individualistas pues queremos y buscamos lo mejor para nosotros sin importarnos lo que le suceda a los demás y mucho menos a los otros seres de la naturaleza; pareciera que estuviéramos encerrados en la mentalidad de “primero yo, segundo yo y tercero yo”, y clara muestra de ello es el deterioro que le estamos causando al medio ambiente en el momento que  talamos, hacemos quemas, contaminamos una fuente de agua y tiramos desechos. Pero si creemos  que estos actos no nos afectan estamos equivocados, ya que todos utilizamos y necesitamos de los recursos naturales, es como si hubiésemos olvidado poner en práctica los valores morales que se nos han enseñado,  pero, ¿Es el origen de esta problemática una crisis de valores?

Distintos artículos que hablan sobre los valores morales, señalan que no se han perdido sino que se ha dado una permanente y acelerada transformación de los mismos lo que ha producido que la estructura sobre la cual se sostenían esté tambaleando.

 “Como valores morales se conoce el conjunto de normas y costumbres que son trasmitidas por la sociedad al individuo y que representan la forma buena o correcta de actuar. En este sentido, los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto”[4]. Visto de esta manera nos demuestran que inciden en las relaciones interpersonales y conforman la calidad de las mismas en una determinada comunidad.

Podemos agregar que no sólo inciden en las relacionales entre personas, sino también en las relaciones con el cosmos en general, pues somos una unidad dentro de este universo y como ya lo decíamos citando al Papa, es una auténtica familia en  cuanto un miembro sufre todos se ven afectados.

El neoliberalismo ha provocado una sorprendente inversión ideológica de valores: el aura que solía conceder valor al bienestar de la población (esto es, el valor del bien común), se adhiere ahora a todo aquello que sea privado (o pueda ser privatizado). Allí donde la justicia y la necesidad social era la piedra angular de la discusión, ahora las cuestiones de la rentabilidad, la propiedad privada, el interés individual, la libre competencia, se han convertido en los términos, no sólo del debate político, sino también del pensamiento y el lenguaje de la reflexión cotidiana.[5]

Ahora bien, si damos un buen aprovechamiento de los recursos naturales brindaremos un equilibrio a la naturaleza, generando un consumo eficiente en el cual no se dé como resultado final un deterioro irreparable de la naturaleza, tal como se puede observar en la práctica de la minería.

En Colombia esta práctica ha generado grandes impactos ambientales irreparables para nuestro planeta. Claramente esta forma de explotación no es más que la extracción de los recursos naturales en la cual se debe penetrar y “revolcar”  la tierra para hallar estos minerales, y se da la aplicación de químicos en los suelos para poderlos extraer, creando una contaminación a gran escala ya que no solo se sobreexplota el terreno, sino que también se da la contaminación de estos provocando su infertilidad.

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