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EL USO DE AGROQUIMICOS: UN VENENO ETÉREO


Enviado por   •  11 de Marzo de 2017  •  Ensayos  •  1.458 Palabras (6 Páginas)  •  238 Visitas

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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

PRODUCCION Y COMPRENSIÓN DE TEXTOS

Título: EL USO DE AGROQUIMICOS: UN VENENO ETÉREO

Palabras: Pesticidas, fertilizantes, actividad, agricultura, impacto, salud humana, sustentabilidad.

Pregunta: ¿El incremento en el uso de agroquímicos debido al aumento demográfico actual que demanda una intensa actividad agrícola, aumentan la productividad pero ponen en riesgo la salud humana de forma sigilosa?

Hipótesis: No existen agroquímicos inocuos, sean estos naturales o sintéticos, y en la sociedad moderna, en la que consumimos a diario todo tipo de productos, se escabullen sigilosos los agro-químicos de la industria agrícola, causando múltiples respuestas en nuestro organismo, seguramente con un sinnúmero de reacciones adversas y muy negativas para la salud.

Es de amplio conocimiento que la población mundial se ha duplicado desde la década de 1950, la superficie cultivada para alimentarla ha aumentado solo un 10% (Sierra et al, 2007). La presión ejercida por el hombre para producir alimentos, en tierras donde cada vez más se evidencia una degradación, a medida que se despoja de sus nutrientes, es cada vez mayor. La dependencia de insumos externos o sintéticos, como los fertilizantes y los plaguicidas continúa siendo la solución a corto plazo en  los grandes sistemas de agricultura intensiva, pero realmente genera una devastación ambiental, y el factor común en todos los productos no termina siendo la  calidad, sino más bien los impactos negativos que generan en la salud, tanto del hombre, como de los animales, y los diferentes ecosistemas del planeta. Entonces es importante, que las instituciones educativas y del estado fomenten investigaciones relacionadas con esta problemática y que se haga importante informar a la sociedad a cerca de este fenómeno, aportando a la construcción de un nuevo modelo, en donde se respeten adecuadamente los ciclos naturales, para un crecimiento acorde con los principios de sustentabilidad, y sin afectar la salud del hombre.

La industria de los agroquímicos ha tenido un desarrollo creciente después de la segunda guerra mundial y con la llamada revolución verde, de los años 50, alcanzó su mayor apogeo, cuando con el desarrollo capitalista la intención fue sacar el máximo producto a los cultivos, llevando a la pérdida de una riqueza genética y cultural necesaria para la sustentabilidad de los diferentes pueblos del mundo, produciendo a todo dar venenos para el agro, permitiendo el florecimiento de los grandes emporios transnacionales (Sierra et al, 2007). Pero la aplicación de estos insumos sintéticos, variedades mejoradas, pesticidas y demás han creado graves problemas, no solo en el deterioro del suelo y del ecosistema en general, sino también en la economía del agricultor, traduciéndose esto en incrementos cada vez mayores en costos de producción en los diferentes cultivos, y en costos de salud.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2007) estima en su página web que cada año se producen 25 millones de intoxicaciones por venenos de agroquímicos en el mundo, y alrededor de 20.000 muertes provocadas por ellas, calculándose que el 99% ocurren en las naciones en vía de desarrollo, como es el caso de Colombia. En Suramérica, Colombia por ser un país de economía y vocación agrícola, es el mayor consumidor de plaguicidas después de Brasil, el 65% del total del consumo de los países del área andina los tiene Colombia, consumiendo alrededor de 40 mil toneladas al año, con el permiso del Instituto Colombiano Agropecuario. Todo ello sin contar con la importación y consumo de glifosato, para la erradicación química de cultivos ilícitos, que lo hace un caso especial. El ministerio de Salud ha manifestado en repetidas ocasiones que no existen estudios experimentales en el país que señalen el impacto del Glifosato y otros agro-químicos en la salud humana, y aunque hace más de un año se suspendió definitivamente la fumigación aérea con este químico, hace unos pocos días se reabrió el debate sobre si se debe permitir de nuevo con la aspersión manual para combatir la siembra de coca.

Sin embargo en contraste con lo anterior, cabe decir que se han realizado diferentes estudios experimentales en el laboratorio de “Toxicología Acuática” de la facultad de Zootecnia y Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia, demostrando la capacidad mortífera de varios herbicidas, por ejemplo  en una investigación con cuatro especies de agua dulce (tilapia, yamú, bocachico y cachama), de gran importancia dentro de la agricultura colombiana, y fuente primaria de alimento para muchas comunidades, presentando los siguientes resultados: “los peces mueren luego de presentar signos nerviosos y dificultad respiratoria, algunos pesticidas además causan la oxidación del hierro en la hemoglobina, fenómeno conocido como metahemoglobina, que conlleva a que el individuo no pueda captar oxígeno  y respirar adecuadamente” (Salazar, 2010). En este orden de ideas, no hace falta ser un “erudito” para ser conscientes del deterioro producido por los agro-químicos al medio ambiente, la contaminación de los recursos hídricos, el acelerado desgaste de nuestras tierras, la falta de ética con las demás especies vivas y la irresponsabilidad de las entidades gubernamentales, en cuanto a la toma de decisiones cruciales de bienestar social y la salud del hombre.

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