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Educacion


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  1.167 Palabras (5 Páginas)  •  202 Visitas

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En el siglo pasado, un gran número de docentes practicaban la militancia pedagógica. Simplificando un poco, ser docente significaba tener un cierto proyecto de transformación social o personal. El discurso de la escuela activa, basado en gran parte en una ideología de izquierda liberadora, sostenía, por ejemplo, que la escuela y la formación podían y debían compensar las desigualdades y posibilitar la movilidad social. El discurso de la escuela comunitaria, sostenida en una ideología de raíz cristiana, prometía la educación de un hombre nuevo, y la regeneración, mediante su compromiso personal y ético, de la antigua escuela.

Estos planteamientos han caído en desuso o son vistos con recelo y los grandes discursos pedagógicos ya no forman parte de los valores y creencias dominantes entre el profesorado. Freinet afirmaba que la docencia es un sacerdocio y es vista hoy como un anacronismo o como un vestigio de un compromiso que nadie se atrevería a exigir a un docente.

Se cree que el gran discurso pedagógico actual del que son partícipes los profesores es el de la profesionalización. En los últimos veinte años se ha ido extendiendo el nuevo credo: el profesor ya no es un "sacerdote" sino un "profesional". Competencias docentes, práctica reflexiva, exigencia de estatus social, demanda de autoridad y reconocimiento económico son expresiones frecuentes en los ámbitos docentes. El nuevo profesor, pues, desea ser visto en el imaginario social a la par de un abogado, un médico o un arquitecto.

Sin embargo, en medida que el docente exige estas atribuciones a su que hacer de igual manera aumentaran sus compromisos y responsabilidades; ya que, la profesionalización compromete al docente a ser partícipe de la sociedad, tratando de ser y formar agentes de cambio, que fijen un nuevo rumbo en las acciones de la sociedad.

"Concibo a la educación como un fenómeno complejo, esencialmente humano; en permanente cambio determinado por un conjunto de variables y en el cual intervienen diversos actores. La educación es una obra de arte y el docente es un actor que produce" (Amorin, 2009).

Cuando se habla de práctica docente, por lo general nuestro referente cercano es el alumno; y el cumulo de información que este deberá adquirir siendo científicamente válidos, socialmente aceptados, técnicamente adecuados, éticamente deseables desde su comunidad cultural.

Estos conocimientos se manifiestan en términos de competencias a desarrollar a lo largo de su vida y lo perfilan como persona.

Con el paso del tiempo se ha aprendido que en la práctica docente intervienen tres actores principales: el docente, el alumno y el conocimiento. Es por eso que también importa el conocimiento que el docente tiene de sí mismo; su aptitud, grado de profesionalización y calidad de persona. Cualidades que se traducen en los distintos ámbitos de saberes: el conocimiento de la disciplina, de la teoría de la educación, de las formas de planificar la enseñanza, las estrategias de gestión de la clase, el conocimiento de sus alumnos, la institución y el medio en que se encuentra.

Con las atribuciones que se mencionan del docente nos acercamos a la llamada profesionalización que es el tema que nos compete, para hacer alusión a dicho término se menciona lo siguiente:

"El concepto «profesionalización», implica tanto la mejora del status del cuerpo (colectivo) cuanto la mejora de la práctica profesional individualmente considerada. Se sustenta en el supuesto de que existe un cuerpo específico de conocimiento sistemático en el que se fundamenta la práctica o el ejercicio de la profesión. Y, por tanto, se relaciona con el grado de conocimientos que poseen los profesionales. Entendida así,

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