Educacion
victor199025 de Septiembre de 2012
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SITUACIÓN ACTUAL DE LA EDUCACIÓN EN MEXICO.
Germán Sergio Monroy Alvarado
Conferencia Presentada en el Curso de Planeación Universitaria, Dirección General
de Planeación, UNAM, México D.F., 1979.
En lo que va de esta década, el sistema educativo mexicano en conjunto con el gobierno ha logrado expandir la matrícula escolar en todos sus niveles y ampliar sus demás servicios. Aunque se mejoraron en la mayoría de los casos los índices de satisfacción de la demanda potencial, no ha sido posible cubrir totalmente las necesidades. Para evaluar los resultados es necesario ver a la educación como un mecanismo efectivo de distribución de los bienes y servicios de la sociedad y como un factor de disminución de las desigualdades.
La educación constituye una de las claves del ascenso social, y un factor de justicia en la distribución de oportunidades, sin embargo, por sí sola tiene poco efecto en el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos socialmente desfavorecidos. Es cierto que, individualmente, facilita la movilidad a través de los distintos estratos sociales, pero también por falta de una estrategia integral, tiene poco impacto en la vida de los núcleos sociales de menores recursos, en los que alimenta expectativas a las cuales no siempre responde el sistema socioeconómico del país, manteniéndose, con ello, la estratificación.
Los grupos sociales menos favorecidos continúan sin atención debido a la carencia de medios y apoyos que permitan su acceso y aseguren su permanencia y éxito en el sistema educativo. La desigualdad económica y cultural se hace presente desde el nacimiento del futuro educando. La
nutrición insuficiente en los primeros años de vida condiciona su potencial de inteligencia y entre otros factores que condicionan sus posibilidades educativas están: el ingreso económico de sus padres, la propia comunidad y el grado de desarrollo de la región de que proviene.
Aunque la educación puede actuar como un mecanismo de las desigualdades socioeconómicas de origen estructural, una revisión sucinta del sistema educativo permite darse cuenta de que las acciones puestas en práctica por el Estado han sido insuficientes para reducir significativamente las desigualdades.
La importancia de la educación en los primeros años de vida ha sido tradicionalmente mal estimada en México, pues la educación materno-infantil ha tenido escaso impulso, y no se han integrado eficientemente los servicios, lo que se traduce en dispersión y baja calidad de la atención que se brinda.
Aunque las disposiciones legales estipulan que los hijos de madres trabajadoras tienen derecho a este servicio educativo, se estima que solo se atiende el 5% de la demanda potencial.
La ausencia de programas psicopedagógicos, médicos, nutricionales y de orientación familiar da lugar a múltiples orientaciones de las actividades de los centros existentes, que no garantizan la calidad del servicio educativo y asistencias que se brinda. El personal de los centros de cuidado infantil ha carecido hasta ahora de una instrucción adecuada, pues no existen programas de formación especializada. Recientemente se ha comenzado a capacitar al personal en servicio, pero las acciones resultan aún insuficientes.
Una política encaminada a ofrecer más y mejores oportunidades educativas, no puede ignorar el papel que desempeña la educación preescolar en la disminución de las desigualdades sociales, ya que contribuye a mejorar el desempeño de los niños en la escuela primaria.
Evaluaciones recientes muestran que los niños que no cursaron la educación preescolar alcanzan dos años más tarde un nivel global de madurez equivalente al de los niños que si la cursaron. De ahí que los problemas más críticos que afectan la educación preescolar sean la escasa cobertura de la demanda y la falta de planes y programas de actividades que permitan estimular sistemáticamente el desarrollo de las capacidades físicas, afectivo-sociales y cognoscitivas del niño.
La educación preescolar existe prácticamente solo en las ciudades, ya que el 74% del servicio se ofrece en zonas urbanas y beneficia sobre todo a población de ingresos medios y altos. Otros problemas de la educación preescolar son su falta de coherencia con el de la educación primaria; la baja calidad del servicio debido a que la formación de docentes ha estado desligada de la práctica, y la inadecuada administración de los pocos recursos de que se dispone.
Considerando a la población entre 4 y 5 años de edad, el porcentaje que se atiende en la escuela es bajo (16%) y su crecimiento lento, 6.5% en promedio los últimos ocho años, en este lapso la población desatendida aumentó de tres a tres y medio millones de niños. Los índices de atención a la demanda en las entidades federativas oscilan entre 3 y 54%. Hasta hace poco, la educación preescolar era un servicio prácticamente desconocido para los grupos marginados urbanos, rurales e indígenas.
Por lo que respecta a la educación primaria, aun cuando se han logrado avances considerables, el precepto constitucional que la hace obligatoria para toda la población no ha podido cumplirse cabalmente. La escolaridad de los mexicanos es inferior a cuatro grados.
El problema se agrava en áreas rurales donde el 45% de las escuelas son unitarias o de organización incompleta. No sólo son insuficientes la capacidad y eficiencia del sistema, la enseñanza que se ofrece al educando no responde a las necesidades de su formación, y la participación de este en el proceso de aprendizaje resulta muy limitada. Los programas de estudio no se ajustan a las características de las diferentes regiones del país, pues los contenidos de los libros de texto solo interesan a algunos estratos sociales urbanos.
Cabe agregar, la deficiente preparación de directores, supervisores y personal administrativo; son obsoletos los conocimientos de los maestros y las instituciones formadoras de estos se hallan desvinculadas de las reformas introducidas a la educación primaria en los últimos años. La magnitud del problema es tal que los cursos de actualización y mejoramiento del personal docente en servicio han resultado insuficientes.
La educación secundaria ha experimentado una amplia expansión en esta década. Tropieza, sin embargo, con serios problemas que se traducen en insuficiente calidad, como la desarticulación de sus programas con los de la primaria y la falta de correspondencia de estos con el medio y las necesidades del alumno.
Se han diversificado las alternativas de educación secundaria con escuelas tecnológicas agropecuarias, industriales y pesqueras, pero en la mayoría de los casos, el tipo de escuela no corresponde a las actividades económicas y características sociales de las regiones en que se ubican.
Otras condiciones entorpecen el desarrollo de la educación secundaria, como la falta de unificación al existir programas de estudio por áreas de conocimiento y por asignaturas, la insuficiente formación de maestros de secundaria y la falta de actualización del personal docente en servicio.
La educación media superior, además de que enfrenta problemas similares a los del ciclo anterior, no responde a los requerimientos del país en cuanto a formación de recursos humanos técnicos de nivel medio. El escaso reconocimiento social de estos técnicos influye sobre los estudiantes para que prefieran optar por estudios de bachillerato propedéuticos y continuar los de licenciatura.
La coordinación de la educación media superior se dificulta por la existencia de más de 150 planes de estudio diferentes; además, frecuentemente se improvisan profesores y faltan acciones para su mejoramiento y actualización. Las modalidades de educación terminal que forman técnicos de nivel se encuentran desvinculadas del aparato productivo y de servicios.
Sus planes y programas de estudio no están claramente definidos y no son consecuentes con los requerimientos nacionales, regionales o sectoriales. En la educación superior, el alto incremento de la matrícula registrado a partir de 1970, tampoco ha ido acompañado de un aumento en la calidad de la educación. Las instituciones de este nivel se concentran en las zonas más desarrolladas del país, principalmente en las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey donde asiste el 66% de la matrícula total.
Por otra parte, la diversidad de contenidos, y la extensión de planes y programas, así como la variedad de calendarios escolares redundan en desperdicio de recursos. La concentración de la matrícula en pocas áreas de estudio, la escasa correspondencia de los planes y programas educativos con las necesidades regionales, la falta de información sobre requerimientos de recursos humanos y la inexistencia de mecanismos para coordinar los diferentes subsistemas de este nivel educativo, derivan de una casi total desvincula ci6n entre el proceso educativo y las necesidades sociales.
Otros aspectos críticos de la educación superior son: la escasa investigación que realizan las instituciones, la casi nula difusión cultural, el limitado servicio social, la falta de difusión del conocimiento científico y la incipiente y desarticulada actividad de educación continua, tareas que han carecido de la organización y los recursos necesarios para una auténtica vinculación de la educación superior, con la sociedad en que se inscribe.
La deficiente administración de recursos humanos
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