El agua, un recurso invaluable a muy bajo precio

El agua, un recurso invaluable a muy bajo precio

Por: Mónica López

Palabras Clave: Agua, Recursos Hídricos,

Acuerdo de París, Día Cero, Ciudad del Cabo.

“Miles de personas han vivido sin amor; ninguna sin agua.”

Wystan Hugh Auden

Desde sus comienzos el ser humano ha conformado sus civilizaciones alrededor de fuentes fluviales, llegando a prosperar al punto de ser un referente histórico para las generaciones siguientes, como lo son la Mesopotamia con sus ríos Eufrates y Tigris y Egipto con el Nilo.

El agua ha sido de suma importancia para el desarrollo de la humanidad, esto se evidencia en un detalle para muchos intrascendente, como lo es el consumo mínimo necesario para que el organismo de una persona funcione de manera adecuada, la cual varía alrededor de 8 vasos diarios, según el esfuerzo físico y las condiciones climáticas. Esto sin contar todas las actividades que involucran su uso de manera constante, como la higiene, la cocina y a gran escala la agricultura y la ganadería, que hacen que este líquido sea invaluable, aunque limitado.

Pese a la dependencia de los recursos hídricos, nuestra valoración de estos es diminuta, ya que con encontrarla al abrir un grifo, se despilfarra como si fuese inagotable. Es difícil entrar a hablar de escasez del agua, cuando el ser humano vive en un planeta donde las tres cuartas partes de su superficie están recubiertas por ella. No obstante, Pardo (2004) refiere que solo un 2,5% es agua dulce, la cual en su mayoría se encuentra congelada o en acuíferos subterráneos profundos, dejando solo un 1% realmente disponible y utilizable, cifra que disminuye anualmente, teniendo en cuenta el nivel de contaminación al que se ha visto sometida, esto hace que en lugares donde solía haber abundancia de este fluido, hoy exista carencia.

En consecuencia, según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tres de cada diez personas, es decir, 2100 millones de individuos carecen de agua potable, número que va en incremento por el cambio climático evidente y un crecimiento en la población que a su vez disminuye las reservas de este elemento.

A raíz de las crisis que se han generado por una gestión desmesurada de recursos naturales, distintos organismos y tratados se han creado en un intento de concientizar países y sus respectivos habitantes de los efectos que tiene el no cuidar el planeta tierra, entre esos, el Acuerdo de parís.

Este acuerdo presenta un plan de actuación para limitar el calentamiento del planeta, haciendo que la temperatura permanezca por debajo de los 2 °C, controlando las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes. Conforme a lo expuesto por Leo Heileman, director de ONU Medio Ambiente en América Latina y el Caribe: “Los niveles que se tienen ahora no son suficientes para alcanzar lo que dice el Acuerdo”.

La devastadora secuela que conlleva el no lograr limitar el efecto invernadero, entre muchas, es la disminución de recursos hídricos por las sequías y una mayor evaporación del agua, que provoca que ciertas zonas fértiles terminen por convertirse en desiertos.

No obstante, mientras las personas no vivan en carne propia lo que significa tener acceso restringido a la mayor fuente de vitalidad, la poca conciencia al respecto va a seguir siendo evidente. Se necesita llegar a medidas extremas para entender la responsabilidad de coexistir con la naturaleza, como se evidenció en Ciudad del Cabo el 2018, lugar donde se hizo uso del

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