El cambio climático debe reconocerse como una amenaza a los derechos humanos

El cambio climático debe reconocerse como una amenaza a los derechos humanos

Los conflictos armados, la violencia, la discriminación y la pobreza constituyen, sin lugar a dudas, algunas de las principales amenazas al goce y ejercicio de los derechos humanos. Sin embargo, se debe reconocer que surgen nuevas amenazas que se presentan como un serio desafío contra la protección de los derechos humanos de cientos de miles de personas en todo el mundo. Una de estas nuevas amenazas es el cambio climático, cuyas las implicaciones negativas sobre los derechos humanos deben reconocerse.

En la actualidad, el cambio climático es el mayor problema medioambiental que afronta la comunidad internacional, razón por la cual, en 2008, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconoció que “el cambio climático crea una amenaza inmediata y de gran alcance para la población y las comunidades de todo el mundo y tiene repercusiones sobre el pleno disfrute de los derechos humanos”[1] . De este modo, de acuerdo con el estudio de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre el cambio climático y los derechos humanos, de enero de 2009, se predice que el cambio climático tendrá un impacto dramático sobre los derechos humanos fundamentals[2] , como los derechos a un medio ambiente sano, a la vida, a la alimentación, a la vivienda, entre muchos otros más.

Los terribles impactos relacionados con el cambio climático a nivel global están inherentemente vinculados con las alteraciones en el medio ambiente, y este cambio tendrá sus efectos negativos más fuertes en el disfrute del derecho a un medio ambiente sano. Esto así pues los patrones climáticos altamente erráticos y los consecuentes incrementos en las inundaciones, fuertes tormentas, escasez de agua, sequías, incendios forestales y la elevación del nivel del mar, tendrán un impacto negativo sobre el ambiente natural de todos los Estados, y este impacto impedirá el disfrute del derecho al ambiente sano debido a la grave e irreversible perturbación de los ecosistemas naturales de los que todas las personas dependen. En muchos casos, como los de escasez del agua, sequías, inundaciones de áreas costeras e incendios forestales, estos impactos pueden dañar de forma permanente y hasta destruir los ecosistemas naturales que proveen de alimento, agua y sustento a millones de personas. En ese sentido, el cambio climático representa una amenaza contra el derecho a un medio ambiente sano, el cual es un derecho humano fundamental que ha sido consagrado a nivel internacional, como lo está en el artículo 11 del Protocolo de San Salvador: “Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos”[3] . Asimismo, este derecho ha sido consagrado nacionalmente, pues nuestra Carta Magna en su numeral 1 del artículo 67 establece que “Toda persona tiene derecho, tanto de modo individual como colectivo, al uso y goce sostenible de los recursos naturales; a habitar en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo y preservación de las distintas formas de vida, del paisaje y de la naturaleza”[4].

También, estos impactos al medio ambiente producto del cambio climático interferirán inevitablemente con otros derechos humanos, como son el derecho a la vida, a una vida digna y la seguridad de las personas, ya que los mismos se verán severamente afectados por los desastres naturales que, como consecuencia del cambio climático, habrán de aumentar tanto en frecuencia como en intensidad. Esto conlleva que esos derechos humanos se vean afectados gravemente por causa del cambio climático, dado que las comunidades pierden acceso a los servicios básicos que sustentan la vida, tales como el agua y el alimento. Conviene destacar que la Corte Interamericana ha reconocido en varias ocasiones que el derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana también protege

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