En 1952, por fin consiguieron comprar la licencia para fabricar transistores.

En 1952, por fin consiguieron comprar la licencia para fabricar transistores. Haggerty contrato a Gordon Teal, un experto en la manipulación del germanio, pero cuando se incorporo estaba más interesado en el silicio. Por lo que en mayo de 1954 logro fabricar un transistor de silicio que utilizaba la arquitectura de unión diseñada por Shockley.

Haggerty era capaz de proyectar a su alrededor un campo de distorsión de la realidad que utilizaba para incitar a la gente a conseguir cosas que creía imposibles. Así consiguió que sus ingenieros lograran que los transistores pasaran de 16 dólares a menos de 3. Estos se ocuparían en nuevos dispositivos que los consumidores aun no sabían que necesitaban, como una pequeña radio de bolsillo.

Esta radio empleaba 4 transistores y se vendía por 49,95 dólares. En principio se oferto como un producto para la seguridad, en un contexto en que la guerra fría amenazaba con volverse una guerra nuclear. Pero pronto se convirtió en objeto de deseo de los consumidores y una obsesión para los adolescentes.  Fue el primer ejemplo significativo de la era digital: cuando un aparato pasa a ser un dispositivo personal

Incluso se estableció una relación simbiótica entre la aparición de estas radios y la irrupción del rock and roll, permitió que la música eclosionase. Se había plantado la semilla para un cambio en la percepción de la tecnología electrónica, ahora era capaz de potenciar la individualidad y el espíritu rebelde.

Mientras tanto, en los Laboratorios Bell el grupo de inventores del transistor se fracturaba. Shockely se mostraba competitivo y hermético incluso con sus colaboradores lo que generaba el desánimo de Bardeen y Brattain, expusieron sus quejas a Kelly, quien hizo caso omiso. Brattain amenazó con iniciar una guerra de patentes, y Brattain y Bardeen pudieron dejar de trabajar para Shockley

Después de eso la personalidad de Shockley hizo que nadie lo tomara en cuenta para los ascensos. En 1954 tuvo una crisis de madurez que lo llevo a dejar su trabajo, a su esposa y comprar un coche deportivo.

En 1955 decidió formar su propia empresa “Shockley Semiconductor” con el apoyo económico de Arnold Beckman. El plan de Shockley consistía en fabricar transistores mediante difusión gaseosa para dopar el silicio con impurezas para controlar la con precisión el proceso, lo que a su vez haría posible la fabricación en serie de distintas variedades de transistor. Se establecieron en el parque industrial de la Universidad de Stanford, en Palo Alto.

Para la nueva compañía, Shockley decidió reclutar a los mejores ingenieros de semiconductores del país; el más destacado de ellos fue Robert Noyce. Noyce creció en varias localidades rurales de Iowa y destaco en la escuela como buen estudiante, atleta y rompecorazones, proyectaba lo que los psicólogos denominan efecto halo. Obtuvo una doble titulación en matemáticas y física en Grinnel Collage, más tarde hizo un doctorado en el MIT. Al llegar a la compañía Shockley hizo que se sometiera a una serie de exámenes psicológicos en  Manhattan donde lo calificaron como introvertido y carente de potencial para ser un buen gerente, lo cual decía más sobre los defectos de la prueba que del propio Noyce.

La otra gran contratación de Shockley fue Gordon Moore, un químico afable, que llegaría a ser una de las figuras más respetadas de Silicon Valley. Moore había crecido cerca de Palo Alto, estudio química en Berkeley y se doctoro en Caltech.

La docena de ingenieros a los que Shockley contrato lo consideraron extraño pero absolutamente brillante. Tras un tiempo en el trabajo, la mayoría se dieron cuenta de que Shockley carecía de talento como líder, su torpe dirección consiguió frustrarlos a todos.

Uno talento útil en un líder consiste en saber cundo hay que escuchar a los escépticos. A Shockley le costaba darse cuenta de cuando un proyecto no tenía futuro, esto lo llevo a pasar de visionario a ser un alucinado, se mostraba hermético, rígido, autoritario y paranoico.

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