Ensayo Capitulos 1 y 2_ Evolución como máquina del tiempo

Evolución: disciplina que actúa como una verdadera máquina del tiempo

Valentina Sarmiento España

La perspectiva evolutiva es lo más cercano que tenemos a una máquina del tiempo, podemos estudiar el pasado sin haber estado ahí, pero también nos permite idealizar el futuro, sin ni siquiera tener la certeza de amanecer vivos el día de mañana. Al igual que nosotros idealizamos nuestro siguiente día, la evolución idealiza nuestro futuro, un mañana mayor de 24 horas, sin despreciar que en tiempos menores se puede producir un cambio, una modificación o una mutación que va a transcender en el tiempo por medio de una población, pero inicialmente de un individuo, de un solo organismo. Sin embargo, no podemos confundirnos al utilizar términos como “organismos” o “especie” para describir como ocurre la evolución, la evolución acontece a nivel poblacional (1). Una población hace referencia a organismos de una misma especie que habitan un área geográfica específica, que comparten no solo similitudes anatómicas o morfológicas, sino también relaciones filogenéticas y evolutivas, que descienden de un linaje y ancestro en común y que, además, tienen la capacidad de reproducirse y transcender su información genética a través tiempo mediante su descendencia (2). Aunque parezca un juego de palabras, es importante aclarar que la evolución tiene su lugar en un cambio, por pequeño que sea, pero que ese cambio se evidenciara cada vez más pervasivo al pasar el tiempo en una población. En otras palabras, la evolución es nuestro mañana de años, décadas, siglos y hasta milenios.

Desde la biología celular hasta la biología del desarrollo, desde la unicelularidad hasta multicelularidad, pasando de las células a los tejidos, de neuronas a sistemas difusos, regionalizados, centrales o periféricos, todo recae finalmente en sistemas de información (DNA-RNA), sistemas aislados que incrementan específicamente el desorden molecular del medio (entropía), manipulan y transforman la energía de tal manera que actúe a su orden y beneficio, moléculas reguladoras o intermediadoras (RNAm, RNAt, RNAr, snRNA, entre otras) se encargan que la información contenida en esos sistemas sea más que solo patrones, organelos regulan la comprensión y traducción de esa información a un proceso, a una proteína que esté involucrado en algo, en alguien, en cualquier tipo de organismo, en cualquier tipo de función (3) y tanto la función como el proceso es estudiado a detalle, bajo la perspectiva de muchas disciplinas, intentado descifrar como funciona, intentando comprender como es  animales que nadan, vuelan y caminan, pese a sus evidentes diferencias anatómicas puedan tener patrones de comportamiento similares, o procesos biológicos con un margen mínimo de diferencia. Intentan comprender como es que lactancia no algo exclusivo de la especie Homo sapiens, o el cuidado parental, la dependencia de elementos gaseosos como el oxígeno (O2) o el dióxido de carbono (CO2) para respirar, características físicas como la presencia de vello para protección del frio u órganos sensitivos perfectamente desarrollados y en caso de muchas especies diferentes al hombre, o específicamente al género Homo, que son mucho más especializados. Ni siquiera la genética, la embriología y la biología molecular por sí solas podrían explicar a profundidad cualquiera de estos procesos biológicos, sin apoyarse en otras disciplinas, y en especial en una que le permita abarcar y relacionar términos como ambiente, población, caracteres, mutación y tiempo, como lo hace la EVOLUCION.

La desintegración de los componentes químicos-radioactivos propios de las rocas permite hacer un cálculo aproximado del origen de la tierra, que se estima que tiene 4600 millones de años. En Australia y África se han analizado células procariotas que han logrado retener y por tanto fijar sedimentos que datan de 3600 millones de años (4). Esto hace que esta fecha sea una estimación mínima de la edad de inicio de la evolución biológica. No podemos ni siquiera imaginar, el potencial de evolución involucrado desde 3600 millones de años hasta el presente. El origen de la célula eucariota hace 1400 millones de años , el origen de la fauna de los animales pluricelulares hace 650 millones de años, la explosión de la fauna cámbrica de hace 570 millones de años, el origen de los vertebrados terrestres de hace 360 millones de años, la extinción en masa de los dinosaurios hace 65 millones de años, hasta el origen del Homo sapiens de hace 0,1 millones de años (4). El conocimiento de los cambios y divergencias evolutivas entre organismos de la misma especie eran totalmente desconocidos y las únicas explicaciones que se brindaban correspondían a fuerzas sobre naturales o creencias divinas.

 En esta época pre-Darwiniana las especies se consideraban entidades fijas e inmutable (5).  Las diferencias anatómicas, etiológicas o fisiológicas de las especies no eran más que imperfecciones, errores en la materialización de la idea de especie, quedando la población mundial con una visión esencialista y descriptiva dominante en ese momento (6). Estas ideas fueron sostenidas hasta los postulados de los griegos, quienes como siempre en la historia del pensamiento, hay que volver a estos filósofos de los siglos VII y V. A pesar de que las hipótesis de los filósofos presocráticos como Tales de Mileto, Anaximandro, Empédocles o Demócrito nos parezcan hoy simples o ingenuas, estas constituyen como la primera revolución científica al rechazar lo sobrenatural por explicaciones materialistas (7). Pero, aun así, tuvieron que pasar siglos para que una nueva revolución científica de los siglos XVI y XVII subrayaran la necesidad de un tratamiento racional de los fenómenos naturales, haciendo que las justificaciones sobrenaturales fueran cada vez más insostenibles, hasta carecer de valor.

Los naturalistas tales como Buffon y Linneo explican la gran diversidad de especies como consecuencia a su adaptación a diferentes factores ambientales, este concepto de perfección como idea establecida para explicar la diversidad biológica permito a Lamarck fundamentar su planteamiento de un mecanismo para pasar de una forma a otra (8). Otro trabajo que está considerado pionero del Darwinismo es “Vestigios de la historia natural de la creación”, publicada anónimamente por el publicista inglés Robert Chambers en 1844. Esta obra provocó todo un revuelo porque proponía que la fauna había evolucionado paulatinamente en el transcurso del tiempo geológico sin asociación a sucesos ambientales de carácter catastrófico. Las especulaciones de Chambers sobre los mecanismos ontogenéticos fueron severamente atacadas por los detractores por carecer de fundamento científico. No obstante, su obra convenció a muchas de las realidades de la evolución y suscitó todos los debates anti evolucionistas que Darwin desmantelo en su obra posterior (9). Fomentando así una entrada más apaciguada para las bases revolucionarias que impondría, el naturalista Charles Darwin, con la publicación de su libro en 1859 "El origen de las especies". De acuerdo con la perspectiva Darwiniana la evolución es la única realidad de las especies, no hay especies ideales o prototipos.

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