Ensayo del método científico a la ciencia escolar

Introducción

Desde muy pequeños, los niños se van creando nociones o bien, conceptos acerca de la ciencia y el mundo que los rodea, donde ellos mismos, con ayuda de diversos agentes como lo son sus  padres, amigos y maestros, los van desarrollando de manera cada vez más compleja.

Debido a la gran importancia que tiene la ciencia en la vida diaria de las personas puesto que estamos inmersos en ella, es fundamental comenzar a enseñarla en preescolar. Esta nos ayuda a entender el por qué ocurren algunos cambios en el ambiente, a conocer los diferentes procesos que suceden en el medio, e incluso, llendo de lo general a lo particular, conocer desde los elementos como el agua, hasta los fenómenos que esta lleva a cabo como la lluvia.

Sin embargo, debido a la complejidad que representa la ciencia para muchos, nos trae consigo algunos problemas o dificultades tanto para su enseñanza como para su aprendizaje. Por lo cual necesitamos conocer a fondo algunos aspectos importantes que  la engloban, los cuales describiremos en el desarrollo de este texto.

La enseñanza de la ciencia nos ayudará a resolver problemas, formular hipótesis, recopilar y analizar observaciones, llevar a cabo investigaciones. Es capaz de entrenar a la mente, de dotarla de una potente gama de aptitudes de proceso, de uso general para pensar y aprender (Laboritorilandia y el mundo real).

Hemos comprendido que enseñar ciencia no es algo que se realice de la noche a la mañana, con una sola clase o situación didáctica, por medio de un escrito o una investigación, sino que es todo un proceso que requerirá llevarse a cabo durante los niveles de educación básica.

Las razones de enseñar ciencia en preescolar

Los niños ven el mundo desde su propia perspectiva, con criterios y parámetros muy singulares que los llevan a hacer deducciones en su mayoría distintas a las usuales, es decir, que ellos tienen una visión diferente a lo que es realmente, debido a que consideran y relacionan sus experiencias en cuanto al tema a tratar. Las cuales se conocen como teorías infantiles.

En estas, los niños razonan que si algo no es de una manera, será lo contrario a esta, por ejemplo, el hecho de que un elemento no este vivo, esté muerto, sin considerar que sólo se trata de materia inanimada. Y tal como lo menciona Tonucci  ‘Debemos entonces contrarrestar esta tendencia y ayudar a que puedan revelarnos sus teorías infantiles y lograr que las mismas presidan el “debate”, la “confrontación” con otras teorías’.

Además de que los niños poseen una visión muy limitada de la ciencia, puesto que la conciben como algo que puede realizarse únicamente dentro de un laboratorio, tienen ideas estereotipadas sobre los científicos, tales como que visten batas blancas, son hombres viejos, occidentales y a menudo descuidados (la ciencia en los primeros años).

SPACE (1990; 1991), Drive (1985), Osborne y Freyberg (1985) sugieren que los niños comienzan a desarrollar sus ideas desde edades muy tempranas, basándose en observaciones y patrones de expectativas desarrollados a partir de sus interacciones con el mundo que les rodea.

Por lo cual, es muy importante conocer y partir de las ideas previas que tienen los infantes respecto de un tema, identificándolas a partir de cuestionamientos abiertos, los cuales les permitan reflexionar y razonar. Sin contrarrestar las erróneas y tomarlas como una base para transformar y/o desarrollar ese conocimiento.

De esta manera, consideramos la enseñanza de la ciencia como algo vital para el desarrollo del individuo, ya que esta es una herramienta que lo prepara para la vida, favoreciendo sus capacidades tanto cognitivas como cognoscitivas, estimulando tanto aptitudes como actitudes, y poniendo en juego sus habilidades y capacidades.

Así, se deben promover actitudes positivas y de confianza hacia la ciencia y de promover actitudes científicas tales como la curiosidad, la flexibilidad, el respeto por la evidencia o la justificación de los sucesos, estimular la reflexión crítica, implementar sensibilidad por el ambiente vivo y no vivo. El elemento clave para aprender es la curiosidad, ya que a través de ella nace el interés, ya que es el estímulo perfecto para querer conocer más.

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