Ensayos Geniales
cristianpinedo7 de Noviembre de 2013
3.847 Palabras (16 Páginas)395 Visitas
¿EXISTE UN PRIMER MOTOR LLAMADO DIOS?
La búsqueda de una Causa Primera que explique el ser y el obrar contingentes de todas las cosas de este mundo es precisamente la búsqueda de Dios, puesto que por Dios entendemos el ser que es causa de sí mismo y origen primero de cuanto existe.
Algunos sostienen que a Dios se le conoce de un modo directo, inmediato: que Dios se hace patente a nuestra experiencia.
Otros creen que a Dios se puede llegar por la fe, pero no por la razón. La fe es para ellos un modo de saber, pero no racional ni basado en la razón, sino completamente ajeno a ella.
Otros, afirman que Dios no es evidente (en esta vida), pero tampoco es inasequible para la razón. Según ellos, la existencia de Dios es demostrable racionalmente. Tal es la posición ortodoxa católica. Si Dios fuera evidente (como para los ontologistas), la fe carecería de todo mérito moral; si fuera inasequible a la razón (como para agnósticos y fideistas), la teología no podría ayudarse de la razón ni ésta nos conduciría a la verdadera causa de las cosas.
VERDAD FUNDAMENTAL Y COMPROBABLE
La existencia de Dios es la verdad fundamental de la religión, el punto de partida. No tendría siquiera sentido hablar de la fe, de la religión o del dogma sin antes dejar sentada esta verdad. La razón humana, con su sola fuerza, sin ayuda de lo sobrenatural, puede llegar a demostrar la existencia de Dios, y a deducir muchas de sus perfecciones.
Ciertamente no podemos comprender a Dios, pues siendo infinito, no puede abarcarlo el limitado entendimiento humano; pero podemos conocerlo.
Lo anterior es, además, verdad de fe. El Concilio Vaticano I afirma que "La misma Santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas" (Const. dogm. Dei Filius, c. 2, Dz. 1785).
Necesidad de querer conocer a Dios
El querer conocer a Dios es necesario para llegar a conocerlo. No basta tan sólo aplicar la inteligencia, sino que se requiere, además, de rectas disposiciones morales (buen comportamiento cara a Dios), pues de lo contrario es imposible conocer a Dios.
Aunque la existencia de Dios es una verdad que puede ser conocida por todos los hombres, sin embargo, en su conocimiento "el entendimiento humano encuentra dificultades, ya a causa de los sentidos o imaginación, ya por las concupiscencias derivadas del pecado original. Y así sucede que, en estas cosas, los hombres fácilmente se persuaden de que es falso o dudoso lo que no quieren que sea verdadero" (Pío XII, Enc. Humani Generis, 12-VIII-1950, Dz. 2305).
Conocimiento natural de Dios a partir de las criaturas
Por ser Dios infinito en toda perfección, no lo podemos conocer directamente, sino que deducimos su existencia por medio del mundo y de las cosas creadas, que nos llevan al conocimiento del Creador.
Así dice San Pablo: "En efecto, las perfecciones invisibles de Dios,.... a saber: su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles a la inteligencia, después de la creación del mundo, a través de las cosas creadas" (Rom. 1, 20).
La fe confirma la existencia de Dios, y además nos lo propone como el autor del orden sobrenatural.
DEMOSTRACION RACIONAL DE LA EXISTENCIA DE DIOS
La existencia de Dios no es de evidencia inmediata para nosotros, sino que es fruto de un proceso discursivo, de un razonamiento.
Para Santo Tomás, la distinción filosofía/teología descansa en la separación entre orden natural y sobre- natural.
El orden de conocimiento natural procede de la razón humana, da lugar a la filosofía y tiene carácter demostrativo
El orden sobrenatural procede de la revelación y de la fe y es un conocimiento oscuro; algunas de sus verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden.
Ambos conocimientos provienen, en último término, de Dios, por lo que entre ellos no puede haber contradicción.
Entre las dos esferas de conocimiento cabe la colaboración, dando lugar a la teología: la revelación puede orientar a la razón y le permite evitar errores; la razón le sirve a la fe para aclarar y defender los misterios de la revelación.
Algunas creencias nunca podrán ser demostradas por la razón y otras sí, como los preámbulos de la fe (existencia de Dios e inmortalidad del alma).
Habrá dos tipos de teología:
La racional o natural, que llega a Dios utilizando una capacidad ligada a la naturaleza humana, la razón.
La teología cristiana o sobrenatural: su fundamento es la doctrina revelada y la fe, pero usa también de la razón para conseguir un orden científico como arma dialéctica.
EL PROBLEMA DE SU DEMOSTRACIÓN.
Podríamos pensar que Dios puede ser perceptible directamente por la razón, al modo como vemos las verdades del tipo "los triángulos tienen tres lados"; a estas proposiciones las denomina Sto. Tomás evidentes en sí mismas; en ellas el predicado se incluye en el sujeto pues en la esencia de sus objetos se encuentra la propiedad referida en la proposición.
Son, además, evidentes para nosotros cuando las vemos como verdaderas con solo comprender el concepto sujeto. Si la existencia de Dios se incluyese en su esencia, entonces podríamos captar la verdad de la proposición “Dios existe” con la mera comprensión del término "Dios".
Algunos filósofos (San Anselmo por ejemplo) creerán que se puede mostrar la existencia de Dios basándose en ese supuesto (el "argumento ontológico"), en donde Santo Tomás mantendrá, por el contrario, que no cabe una argumentación de ese género porque la esencia de Dios no nos es dada con la misma claridad que por ejemplo, la esencia del triángulo. Ello quiere decir que la proposición "Dios existe" no es evidente para nosotros, aunque sea evidente en sí misma (pues es verdad que la existencia se incluye en la esencia de Dios).
LAS CINCO VÍAS DE TOMÁS DE AQUINO PARA LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS
Demuestra la existencia de Dios por cinco caminos o vías, que son:
Por la existencia del movimiento
La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve más que en cuanto esta en potencia respecto a aquello para lo que se mueve.
En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto, a la manera como lo caliente en acto, el fuego hace que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente en acto.
Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas diversas: lo que, es caliente en acto, no puede ser caliente en potencia, sino que en potencia es, a la vez frío.
Es, pues, imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro.
Pero, si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, ya éste otro. Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano.
Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y éste es el que todos entienden por Dios.
Por la causalidad eficiente.
La segunda vía se basa en causalidad eficiente.
Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos que cosa alguna sea su propia causa, pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible.
Ahora bien, tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas eficientes, porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia, sea una o muchas, y ésta causa de la última; y puesto que, suprimida una causa, se suprime su efecto, si no existiese una que sea la primera, tampoco existiría la intermedia ni la última.
Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera, y, por tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas luces.
Por consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios
Por los seres contingentes.
La tercera vía considera el ser posible o contingente y el necesario, y puede formularse así.
Hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir o no existir, pues vemos seres que se producen
...