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Esclerosis Multiple

matiasbb1216 de Marzo de 2014

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Informe sobre la esclerosis múltiple

Introducción:

En el universo hay millones y millones de galaxias, en cada galaxia millones y millones de estrellas. Algo como esto es nuestro sistema nervioso, un universo con millones y millones de neuronas que trabajan en conjunto para mantener nuestro organismo en correcto funcionamiento. Millones y millones de impulsos nerviosos que envían información desde el ojo, con el que leemos estas palabras, hasta la punta del pie, en donde sentimos un zapato.

Tan grande, tan complejo, tan importante, y para algunos tan magnífico, portentoso, sorprendente, emocionante, etc. Por eso cada enfermedad que lo afecte es grave, sino ¿Cómo viviríamos sin recordar lo que hicimos hace 5 minutos?, ¿Cómo caminaríamos si a nuestros músculos les dan espasmos?, ¿Cómo beberíamos agua si es que nuestra mano no se mueve?

¿Qué haría un universo si le faltan estrellas?, ¿Sería tan hermoso, sorprendente y demás?

La esclerosis múltiple es una enfermedad grave que afecta a nuestro sistema nervioso central, haciendo que los impulsos entre las neuronas; no viajen de la forma correcta.

Apaga las estrellas del centro de este gran universo, las más luminosas, las que le recuerdan al corazón que lata, que los pulmones respiren y que nuestras manos se muevan. Lo que nos mantiene vivos.

En este informe abordaremos el gran problema de la esclerosis múltiple, la identificaremos. Comprenderemos; lo que es, como se origina, como nos afecta, si es posible curarla, además de mostrar quienes son las personas más propensas a contraerla y cuáles son sus síntomas.

¿Qué es la EM?

La EM recibe merecidamente el nombre de «enfermedad de las mil caras» porque no presenta un cuadro sintomático típico. La enfermedad puede evolucionar y afectar al paciente de forma muy variada, pues no sigue una pauta predecible ni fija. El tipo y la gravedad de los síntomas difieren de una persona a otra y también pueden cambiar con el tiempo en una misma persona. Muchos enfermos de EM continúan llevando una vida normal y pueden pasar largos períodos sin desarrollar apenas síntomas.

La EM se caracteriza por una aparición repentina de síntomas que se conoce como brote. Los síntomas suelen mejorar al cabo de unos días o de unas semanas y desembocar en una recuperación total o parcial. Esta fase se recibe el nombre de remisión.

La EM es una enfermedad crónica variable que puede afectar a muchos puntos del sistema nervioso central y provocar lesiones y cicatrices (esclerosis) en el encéfalo y la médula espinal. El sistema nervioso central (SNC), formado por el encéfalo y la médula espinal, actúa como centro de mando del cuerpo humano y se encarga, entre otras tareas, de controlar los movimientos de los músculos y de recopilar e interpretar la información sensorial procedente del Sistema Nervioso Periférico (SNP). El sistema nervioso coordina la comunicación entre los distintos órganos y partes del cuerpo.

Los impulsos eléctricos recorren los nervios permitiendo así que el cerebro se comunique con las diferentes partes del cuerpo. Algunas funciones nerviosas del organismo se desarrollan automáticamente en la médula espinal, sin intervención del cerebro. Son lo que llamamos reflejos. La función refleja, que comprueba el médico por ejemplo dando un golpe en la rodilla o el codo con un martillo, puede ayudar a identificar trastornos neurológicos en la médula espinal.

La importancia de la mielina

La mayoría de las fibras nerviosas (axones) están recubiertas por una capa grasa aislante formada por células especiales (oligodendrocitos). Esta protección, que se conoce como vaina de mielina, es necesaria para proteger el axón y agilizar la transmisión de los impulsos eléctricos. La vaina de mielina está interrumpida en intervalos regulares por zonas sin protección que reciben el nombre de nodos de Ranvier. Esta estructura permite que los impulsos eléctricos puedan recorrer el axón sano a gran velocidad saltando de un nodo a otro (figura 3a).

La pérdida de mielina y sus consecuencias

En la EM, las vainas de mielina se ven afectadas por procesos inflamatorios en diferentes puntos del SNC (focos). Estas reacciones inflamatorias no son siempre de la misma intensidad, pero si sobrepasan un determinado umbral crítico, se produce un brote durante el que se perciben o se acentúan determinados síntomas. El alcance y el lugar de la inflamación se pueden detectar mediante resonancia magnética (RM).

Por razones hasta ahora desconocidas, el sistema inmunitario de los pacientes con EM identifica la mielina que rodea las fibras nerviosas como un cuerpo extraño, lo que provoca inflamaciones en el SNC.

Cuando los macrófagos, el personal de limpieza del sistema inmunitario, se «comen» la mielina, los axones de las neuronas quedan al descubierto, es decir, desmielinizados, y no pueden conducir eficientemente los impulsos eléctricos. Las fibras nerviosas expuestas o desmielinizadas pueden comenzar a producir «cortocircuitos» o dejar de transmitir correctamente las señales a través del sistema nervioso. Así pues, cuando las vainas de mielina están dañadas, los impulsos avanzan con mayor lentitud porque no pueden saltar de nodo a nodo, sino que tienen que recorrer todo el largo de las fibras nerviosas y requieren más tiempo. En este caso, la transmisión se retarda e incluso llega a quedar bloqueada (figura 3b).

Cuando la inflamación disminuye, se ponen en marcha los mecanismos de reparación, que pueden iniciar una remielinización o restauración de la mielina dañada (véase la figura 4). En la EM, los procesos de desmielinización y remielinización se dan paralelamente en diferentes lugares generando un ciclo alterno de deterioro y recuperación.

Cuando la inflamación abarca una zona extensa, deja cicatrices (placas) que se pueden detectar mediante RM. Si las inflamaciones se repiten en el mismo lugar, es probable que los procesos de remielinización no alcancen el ritmo de restauración necesario y se produzcan lesiones permanentes en los correspondientes nervios. Los síntomas que pueden aparecer dependerán de la zona de la médula espinal o del encéfalo afectada por tales lesiones.

El papel del sistema inmunitario

Normalmente el sistema de defensas del organismo (sistema inmunitario) se encarga de protegernos frente a todo tipo de infecciones. Las reacciones inflamatorias se producen cuando este sistema detecta agentes patógenos extraños, como bacterias, virus, parásitos u hongos, los ataca y los neutraliza. Estas operaciones de combate las lleva a cabo mediante diferentes glóbulos blancos, como los macrófagos, los cuales en su función de “células comedoras” ejercen de soldados de primera línea del frente. Para la coordinación de la labor de defensa contra invasores extraños entran en juego las llamadas células T.

Sin embargo, en casos raros como el de las enfermedades autoinmunitarias, las células normales del organismo pueden ser consideradas por error como agentes extraños. Por alguna razón todavía desconocida, las células T convierten entonces a las neuronas del propio organismo en blanco de sus ataques. Al convertir a sus aliados (el propio tejido del organismo) en enemigos, los defensores se vuelven asaltantes. Este proceso se da también en las personas con esclerosis múltiple, que constituye una de las muchas enfermedades autos inmunitarios, como la enfermedad de Crohn o el reuma.

En las personas sanas, las defensas del sistema inmunitario patrullan constantemente por los sistemas circulatorios sanguíneo y linfático, pero generalmente no se internan en el SNC porque está protegido del torrente sanguíneo por la barrera hematoencefálica (BHE). En las fases agudas de la EM la inflamación deteriora la BHE haciéndola permeable y permitiendo el paso de las células inmunitarias mal encaminadas al SNC donde despliegan su labor destructora. Estos ataques dañan la vaina de mielina, que se convierte en víctima de la acción devoradora de los macrófagos (véase la figura 5).

La agresión provocada por macrófagos es uno de los muchos mecanismos que conducen al deterioro de la mielina.

Cuando la mielina está dañada, los impulsos ya no pueden recorrer el respectivo nervio tan rápido como antes. En la EM, las vainas de mielina son el blanco inicial del ataque del sistema inmunitario del propio organismo, pero los axones descubiertos también pueden sufrir después su acometida. Hoy se sabe que ambos componentes, mielina y axón, pueden resultar dañados ya en un estadio temprano de la enfermedad, a menudo bastante antes de que aparezcan los primeros síntomas.

La desmielinización perjudica la transmisión de impulsos en los nervios y la consiguiente disfunción del sistema se puede manifestar como brote. Tras la remielinización se restablece la transmisión de impulsos y pueden mejorar los síntomas.

De los daños a los síntomas

Los síntomas de la EM dependen del punto exacto del encéfalo o la médula espinal donde se produzca la desmielinización. Pueden variar enormemente de unas personas a otras y son difíciles de predecir. Pueden resultar afectadas muchas funciones del organismo. Algunas personas con EM no presentan ningún síntoma durante un largo período de tiempo. A pesar de los daños de ciertas vías nerviosas, el cerebro, gracias a su plasticidad, puede emplear una vía alternativa para enviar los impulsos nerviosos y compensar completamente el daño.

En las regiones del SNC donde las

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