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Estudio Sobre La Lepra


Enviado por   •  31 de Mayo de 2013  •  1.656 Palabras (7 Páginas)  •  854 Visitas

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La lepra y el Camino de Santiago

Dr. José Manuel Reverte Coma

Es preciso situarse en los siglos del primer milenio a.C o del primer milenio d.C. hasta la Edad Media para comprender lo que debió de significar la presencia de lepra en un individuo o en una población. Sobre cómo penetró esta enfermedad en la Península Ibérica hay diversas teorías. Lo más probable es que todas tengan algo de razón. Hay quienes creen que entró por la baja Andalucía 1.200 a.C. procedente de Africa o Asia Menor, otros piensan que la trajeron las legiones romanas y más tarde los que regresaron de las Cruzadas a Tierra Santa. Probablemente fueron varias oleadas sucesivas y en distintas épocas. Pero indudablemente desde que empezaron las peregrinaciones en el s. IX por las rutas jacobeas, centenares de leprosos de todas partes de Europa realizaron una permanente invasión recorriendo los distintos caminos en largas marchas con el vivo deseo de que el Santo Señor Santiago les proporcionase la curación milagrosa para el mal que ningún medicamento de la época era capaz de aliviar.

El Código de Justiniano ya recoge la bíblica maldición de Giezi o Guejazi, cuyo origen se encuentra en la Biblia (II Reyes 5, 1-27). Naamán, jefe del ejército del Rey de Aram, era hombre poderoso, pero tenía lepra. Una joven israelita que estaba a su servicio le habló de las grandes curaciones que hacía Eliseo, el Profeta de Samaría y de cómo si fuese a él podría curarle la lepra. El Rey de Aram prometió ayudarle con su influencia para lo cual le dió una carta para el Rey de Israel pidiendo que curase la lepra de Naamán. Al leer la carta, el Rey de Israel se rasgó las vestiduras exclamando que él no tenía poder para curar. Eliseo que lo supo, le dijo que se lo enviasen a él. Naamán se detuvo ante la casa del profeta. Este ni siquiera le "examinó", diciéndole a través de un emisario: "Vete y lávate siete veces en el Jordán y tu carne se te volverá limpia". Aquello encolerizó a Naamán que esperaba que el Profeta le hubiese hecho una curación milagrosa después de frotarle con la mano la parte enferma. No obstante, obedeció a Eliseo y se lavó en el Jordán las siete veces que le había indicado y quedó maravillado cuando vió que su carne se tornaba como la de un niño pequeño, quedando limpio. Regresó donde Eliseo y quiso hacerle un buen regalo, pero a pesar de su insistencia, Eliseo no quiso aceptarlo y le dijo solamente: "?Véte en paz!".

Mas Guejazi, el criado del Profeta, que presenció la escena, mordido por la codicia se fué tras Naamán diciéndose: "Voy a correr tras él y tomaré algo de su mano". Y así lo hizo, pidiendo a Naamán un talento de plata (algo así como 8.000.000 de pesetas y dos vestidos de fiesta en nombre de Eliseo. El arameo le dió no uno sino dos talentos de plata y dos vestidos.

Al regresar Guejazi, Eliseo le preguntó de dónde venía. El criado contestó evasivamente: "Tu siervo no ha ido ni aquí ni allá". Eliseo que comprendió la mala acción de Guejazi le dijo: "Ahora has recibido plata y puedes adquirir jardines, olivares y viñas, rebaños de ovejas y bueyes, siervos y siervas. Pero la lepra de Naamán se pegará a tí y a tu descendencia para siempre". Y Guejazi salió de su presencia con lepra blanca como la nieve.

La palabra l e p r a, de origen griego, fué ya utilizada por HIPOCRATES y los médicos de la Elade para designar las lesiones aparecidas en la piel con aspeto escamoso, lo que hoy conocemos con el nombre de psoriasis. También llamaron al psoriasis lenki que significa lepra blanca. El término hebreo tsara'ath con el que designaban las lesiones blanquecinas de la piel, equivale a la palabra griega lepra.

Con la palabra tsara'ath ha sucedido como con otros muchos términos bíblicos que designan enfermedades que al no poder ser identificadas, han creado problemas insolubles de traducción. Tsara'ath es por ello una palabra que se aplica genéricamente a todas las enfermedades de la piel en general. MAIMONIDES ya lo interpretó así en su "Tumat ha tsara'ath", dando a esta palabra el significado de dermatitis o dermatosis. La verdadera lepra o lepra leonina era llamada tsara'ath ha metsah.

Los griegos conocieron la verdadera lepra y la describieron con el nombre de elefantiasis, debido a la deformación especial producida por esta enfermedad cuyos nódulos o lepromas, al ir creciendo o confluyendo, recordaban el aspecto de la piel del elefante.

Cuando los árabes comienzan a hacer traducciones de los autores griegos, surge una nueva confusión al interpretar la palabra elefantiasis por "Dal-Fil", que significa "pata de elefante". De aquí que hayan surgido en la Historia de la Medicina, términos diferentes para designar a la verdadera enfermedad de Hansen: elefantiasis graecorum y elefantiasis arabum.

Los hebreos usan la palabra juzam para describir la elefantiasis griega o lepra moderna y juzam será traducida al latín por la palabra griega lepra, la misma palabra usada por los antiguos griegos para designar diversas lesiones de la piel.

Poco a poco el sonoro y terrible nombre

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