Expresión- Dialogos De Paz

Diálogos de paz: de los colombianos, para los colombianos.

Los representantes del Gobierno colombiano actúan con perseverancia en los diálogos de paz; sin embargo, carecen de un sentido de justicia con las víctimas del conflicto. Naturalmente, es prudente para los ciudadanos colombianos descifrar las claves que conlleven a al planteamiento de un acuerdo que no vulnere la dignidad de las víctimas, tomando en cuenta la jurisdicción colombiana. Todo eso con el fin de acercar el estado colombiano al ideal de la paz, y así minimizar el conflicto interno mediante la aplicación del diálogo. De esta manera, es correcto afirmar que el análisis de los temas tratados, las propuestas y los factores como sucesos y contextos relacionados con la constitución ha de ser lo primordial para encontrar una solución o acercamiento al ideal planteado.

Por consiguiente, es debido determinar quiénes son aquellos que están en representación del pueblo Colombiano: la delegación del gobierno del presidente Santos es liderada por el ex vicepresidente Humberto de la Calle, quien fuera constituyente en 1991; Frank Pearl, exministro de ambiente y ex comisionado de paz; Sergio Jaramillo, sucesor de Pearl como comisionado de paz y Luis Carlos Villegas, presidente de la ANDI; y los generales en retiro del ejército y la policía Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo respectivamente. Además cabe resaltar que el acuerdo consiste en: la reforma a la justicia, la reforma al fuero militar, el Marco Jurídico para la Paz y la reforma a la ley 975 de 2005. . Y aunque tales puntos se estén tratando de dar con perseverancia, entendida como: Luchar establemente a lo largo del tiempo para alcanzar las metas propuestas, aunque surjan dificultades internas o externas; presentan un claro sentido de justicia, entendida como: dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde en virtud de su dignidad, de lo que es equitativo en razón de su esfuerzo o trabajo y de lo que supone el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.

Según lo anterior, es debido decir que, la perseverancia con la que actúan nuestros representantes carece de una lucha para defender los derechos de las víctimas, una dificultad externa que además es la esencia del sentido de justicia que debe tratarse con cautela a la hora de realizar un diálogo de paz. Todo esto debido a que, en el momento en el que la perseverancia trata de escapar de las dificultades presentes, se desvía de su verdadero objetivo, llevando a que tal valor se convierta en una mentira y, peor aun cuando un acuerdo de tal magnitud se basa en una mentira y el engaño desemboca en la injusticia con el pueblo: la base de la sociedad y aquella que debería en realidad verse beneficiada con los diálogos en proceso.

Por lo tanto, cabe resaltar que un diálogo de paz entre un grupo armado al margen de la ley, con un pensamiento y un objetivo supuestamente claros, debe darse de la manera más justa posible y derribando los muros que imponen dificultades internas o externas, en vez de pasarles por el lado y desviarnos del camino adecuado: Podemos resaltar los acuerdos que se dieron entre el M-19 y el gobierno de Virgilio Barco, el cuál se dio con éxito, garantizando un trato justo ( la creación de un partido político por parte de los revolucionarios, finalizando con el mandato absoluto de los dos partidos existentes) a pesar de las dificultades previas, fueran traiciones y asesinatos entre los bandos . La clave está en dar un sentido claro a los tratados, en el cual la justicia bajo la constitución Colombiana garantice un acuerdo digno para los victimarios, sin olvidar la dignidad del pueblo colombiano, enfrentando los problemas y hallando soluciones razonables.

Por consiguiente, es debido deducir qué hace falta para conseguir un tratado

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