Foco Fetal
rosaelenamtz22 de Octubre de 2013
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CONDUCTA FETAL
Dra. Paulina Mangupli. MP 10408 ME 4390
DIAGNUS
El desarrollo del Sistema Nervioso Central (SNC) comienza al iniciarse la vida prenatal, continúa con una serie de complicados procesos durante la gestación y no termina hasta mucho después del nacimiento. En este proceso interviene principalmente la genética, aunque no se conocen cuáles son los genes implicados y los complejos mecanismos por los cuales éstos facilitan su evolución. La incidencia de anomalías de SNC es de 1 cada 100 nacimientos, y a menudo con un pronóstico grave. La duración y complejidad de este proceso prenatal implica una gran vulnerabilidad del sistema nervioso fetal a factores ambientales durante todos los períodos de la gestación.
En los últimos años se ha hecho evidente que la causa de la gran mayoría de las disfunciones cerebrales, y en particular la parálisis cerebral, tienen su origen en el período perinatal, estimándose que el 80% de los problemas de neurodesarrollo se generan durante el embarazo y sólo el 20% restante se producen durante el parto o en los meses siguientes a éste. Algunos trabajos evidencian que sólo el 6% de todos los casos de parálisis cerebral se producen por una asfixia intraparto.
Según estudios recientes disfunciones mínimas, esquizofrenia, epilepsia, etc. podrían deberse en parte a problemas en el desarrollo neurológico prenatal.
La hipoxia fetal (falta de oxígeno), aguda o crónica, puede dejar lesiones cerebrales con secuelas neurológicas a largo plazo y de diversa magnitud, como defectos auditivos, visuales, retraso mental, parálisis cerebral, etc.
Alteraciones cerebrales mínimas, como la disminución de la capacidad de aprendizaje, la dislexia, y el trastorno de hiperactividad por déficit de atención también podrían deberse a la exposición pre o perinatal a la hipoxia.
Recientemente se ha propuesto que las infecciones prenatales inician una cascada inmunológica con producción de citocinas, un factor etiológico de lesiones cerebrales.
El consumo de cocaína puede producir daños cerebrales por hipoxia. Situaciones como la malnutrición, estímulos dolorosos y tensión emocional materna, desencadenan respuestas fetales aumentando el nivel de hormonas del estrés en su organismo. Estudios de resonancia magnética han detectado en estos fetos una disminución de volumen del hipocampo, estructura importante en los procesos de aprendizaje y la memoria. Trabajos experimentales en animales han observado disminución en el número de las neuronas, de los receptores de corticoisteroides, descenso de las concentraciones de serotoninas y menor densidad de sinapsis en el hipocampo.
Los factores ambientales también pueden modificar las concentraciones cerebrales de aminas biógenas, que facilitan las sinapsis en las distintas regiones del SNC, lo cual es indispensable para el aprendizaje y la memoria. Por lo tanto el desarrollo de estrategias diagnósticas para evitar y reducir la carga de lesiones cerebrales, se ha convertido en una de las tareas más importantes de la medicina perinatal moderna. Estas estrategias requieren el conocimiento de los procesos de la evolución neurológica normal y su influencia sobre los patrones funcionales y conductuales fetales, detectables mediante métodos de diagnósticos modernos.
La evolución de técnicas ecográficas 3D multiplanar y 4D abren nuevas perspectivas en el estudio del progreso neurológico prenatal, incluso desde el inicio de la gestación. La ecografía 4D agrega un componente dinámico permitiendo valorar el comportamiento motor embrionario y fetal en tiempo casi real, lo que posibilita el estudio de los patrones conductuales fetales, que son un reflejo directo de los procesos de desarrollo neurológico.
La conducta fetal se define como cualquier acción o reacción observable en el feto, que se puede registrar por la percepción materna o por ecografía en tiempo real, pudiendo ser estudiada de una forma más detallada a través de esta última.
Se sabe que la actividad fetal se inicia ya en el período embrionario, expandiéndose rápidamente el espectro cualitativo y cuantitativo de los patrones conductuales a medida que el embarazo progresa, reflejando éstos directamente los procesos de desarrollo y maduración del SNC del feto.
Este complejo proceso comprende distintas etapas: neurogénesis, que predomina en el período embrionario e inicio del fetal; migración, que se produce en la etapa media de la gestación y la citodiferenciación, que se da al final de la vida fetal y en el período postnatal. El cerebro fetal cuenta con estructuras transitorias que no se observan en el cerebro humano adulto.
El desarrollo embrionario inicial se caracteriza por la inmovilidad. Las primeras sinapsis neuronales se pueden detectar entre las semanas 6 y 7 de gestación, poco antes del inicio de la movilidad embrionaria que se observa a las 7 semanas 5 días. En las siguientes semanas de gestación, estos movimientos son reemplazados por movimientos generales, aislados de las extremidades, movimientos respiratorios, de la cabeza y la cara, hipo, succión, bostezo, apertura mandibular, sonrisa, guiño aislado de un ojo, etc.
La cantidad y frecuencia de cada movimiento aumenta progresivamente de forma considerable entre las semanas 9 y 14, pudiendo detectarse movimientos de la dirección de las manos a partir de la semana 9, identificándose cierre y apertura del puño en las semanas 12 a 13. Los movimientos respiratorios aparecen alrededor de la semana 10.
El segundo y tercer trimestre se caracterizan por la maduración progresiva del sistema nervioso, objetivándose una respuesta a la percepción de sonidos fuertes.
Se visualizan movimientos oculares alrededor de la semana 16. Muchos investigadores opinan que la respuesta a la estimulación lumínica aparece más tardíamente o poco antes del parto.
Desde las semanas 13 a 15 hay un aumento de la cantidad de sinapsis corticales, caracterizándose este período por una conducta motora activa y diversa. El período más prolongado de inmovilidad entre movimientos sólo dura 5 a 6 minutos. En la semana 15 se pueden observar 15 tipos diferentes de movimientos: movimientos corporales generales y aislados de las extremidades, movimientos de la cabeza y de la cara, movimientos de los dedos de la mano apareciendo una orientación hacia el objetivo del movimiento de la misma, por ejemplo: mano hacia la cabeza, hacia la boca, cara, ojo, oreja, etc.
A las 18 a 20 semanas los fetos realizan movimientos lentos, ágiles y armoniosos, con movimientos aislados de las piernas, en contraste con los sincronizados de todo el cuerpo y pataleos, que se encuentran frecuentemente a las 12 a 13 semanas.
A partir de la semana 20 la conducta fetal se caracteriza por la organización gradual de los patrones de movimiento. Empiezan a aumentar los períodos de reposo diferenciándose así los ciclos de sueño y vigilia. A medida que el embarazo avanza, estos ciclos se integran de forma progresiva en patrones de frecuencia cardíaca fetal y en la ausencia o presencia de movimientos oculares rápidos. Los movimientos espontáneos se producen con menor facilidad y empiezan a estar controlados por actividades más estables.
Alrededor de la semana 30 de gestación se establece la regulación de los movimientos respiratorios fetales mediante las concentraciones de dióxido de carbono, aumentando tras un exceso de dióxido de carbono en la sangre materna. Esto está relacionado con la maduración de los centros neuronales respiratorios fetales, que se cree que se produce durante las 10 últimas semanas de embarazo. Se sabe que el consumo materno de alcohol y según algunos autores el tabaco, disminuyen la incidencia de movimientos respiratorios.
En el feto humano se observa la deglución desde la semana 11, con índices diarios cerca del parto de 200 a 500ml. La deglución de las proteínas y los factores de crecimiento del líquido amniótico contribuyen al crecimiento y maduración del tubo digestivo fetal y posiblemente al crecimiento somático fetal. El líquido amniótico proporciona del 10 al 14% de las necesidades de nitrógeno en el feto sano y a menudo la atresia de esófago se asocia con bajo peso al nacer.
Desde la semana 24 las señales sensoriales (incluyendo las señales dolorosas) pueden alcanzar el nivel cortical con presunta actividad de origen sensorial.
La diferencia en los movimientos fetales entre la primera y la segunda mitad del embarazo, radica en que a medida que se acerca el final de la gestación, concretamente a partir de la semana 32, los períodos con ausencia de movimientos corporales aumentan drásticamente, como consecuencia de la maduración cerebral, y de la normal disminución del líquido amniótico. A su vez en esta etapa aumentan los movimientos faciales, protrusión de la lengua, diferentes gestos con la boca. La complejidad de los patrones de movimientos faciales se considera propia de un correcto desarrollo neurológico.
Hacia el término, el número medio de movimientos generales por hora que se encontró en un estudio fue de 31 (intervalo 16-45) oscilando el mayor período entre movimientos desde los 50 a los 75 minutos, que es bastante largo en comparación con el segundo trimestre.
La investigación de las actividades intrauterinas fetales ha sido posible gracias al desarrollo de la ecografía bidimensional pero es la ecografía 4D (3D en tiempo real), la que hoy nos posibilita un estudio de la anatomía facial fetal, así como la dinámica de sus expresiones y sus movimientos abriendo caminos nuevos a desarrollar en el complejo estudio del sistema nervioso central.
BIBLIOGRAFÍA
1. Conducta fetal; estudio ecográfico
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