Geografia
aguirredominguez22 de Marzo de 2015
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1. LA GEOGRAFÍA NACIONAL Y EL MÉXICO DE LAS REGIONES
El profesor Ángel Bassols Batalla en sus clases universitarias insistía frente a sus alumnos: “la mejor forma de acercarnos al conocimiento de las regiones es recorriendo paso a paso y de lugar a lugar la diversidad de nuestra geografía mexicana”. Su dedicación y aportes son equiparables con los de un muy selecto grupo de académicos y científicos del país, pero su ejemplo es muestra del ejercicio característico que deben asumir la geografía y los geógrafos mexicanos. Junto a otros científicos sociales y de la naturaleza, los geógrafos han explorado con precisión y detalle el conocimiento de nuestra realidad regional. La geografía es considerada desde los orígenes mismos del conocimiento científico como un saber heterogéneo y plural, que trata de dar cuenta de la complejidad del mundo (Tort, 2004). Tiene como fin último determinar y comprender las reglas y las modificaciones en la organización territorial de las sociedades (Hinderik y Slcrkcnburg, 1978). la geografía regional es una disciplina encargada del estudio sintético de los complejos geográficos: del territorio, de los lugares, del paisaje, de las regiones, entre otras denominaciones que se asignan al espacio.
No hay región pobre sino regiones de pobres, y si hay regiones de pobres es que hay regiones de ricos, y relaciones sociales que polarizan riqueza y pobreza y las disponen en el espacio de forma diferenciada.
La tarea de regionalizar, de individualizar territorios, le ha proporcionado a la geografía una sólida herramienta de clasificación, otorgándole el carácter científico. Le ha dotado de un contenido propio, la región, marco ideal para estudiar las relaciones hombre-naturaleza y excelente instrumento pedagógico para estudiar las diferentes partes del mundo (Unwin, 1995). Las nuevas estrategias de cooperación territorial en el actual entorno globalizado representan también un reto para la geografía regional.
2. ANTECEDENTES DE LA GEOGRAFÍA REGIONAL MEXICANA.
Son diversas las obras recientes que abordan aspectos de la evolución que ha tenido el territorio mexicano a través de su historia. Asimismo, varían los enfoques dependiendo del interés descriptivo, analítico, crítico o historiográfico sobre aspectos, hechos y acontecimientos regionales; se resaltan sucesos particulares u otros relativos a aportes de célebres personalidades del mundo militar, político o científico, otras destacan la “lucha por el espacio social” y los actores locales, o las hay que hacen referencia a la cartografía y cambios en las divisiones político-territoriales del México actual. El inegi por su parte, en los últimos años ha publicado información técnica y compi-20 latoria sobre aspectos histórico-territoriales de la geografía nacional de la que, por el interés y oportunidad en el uso de información para este ensayo, resaltamos la publicación que lleva por título Información geográfica hacia el tercer milenio. El libro La división económica regional de México, de Ángel Bassols, que junto con otras publicaciones de ese tiempo (Claude Bataillon, Regions geographiques au Mexique, 1967; David Barkin, Los beneficiarios del desarrollo regional, 1972; Luis Unikel, El desarrollo urbano de México, 1976) abrieron camino a una nueva manera de reconocer y analizar la problemática nacional y del desarrollo, desde una visión regional del México posrevolucionario en transición.
PRECEDENTES PREHISPÁNICOS Y PERIODO COLONIAL EN EL CONOCIMIENTO DEL TERRITORIO.
Los primeros estudios geográficos sobre el territorio mexicano y sus regiones datan de la época prehispánica. Cronistas como Bernal Díaz del Castillo dan cuenta de que, a la llegada de los españoles, la mayoría de las autoridades indígenas disponían de un importante acervo documental en representaciones gráficas para consulta, en las que se describían la ubicación de grandes centros ceremoniales, poblados, cuencas de ríos, manantiales, zonas de abastecimiento, volcanes y valles. En estas primeras aproximaciones del conocimiento sobre el medio geográfico, las civilizaciones prehispánicas también incluían planos de obras de riego, relatos de otros lugares, así como la localización de recursos minerales y piedras preciosas. Fue a don Carlos de Sigüenza y Góngora a quien se le reconoce el mérito de ser el primer cartógrafo que planeó y realizó una Carta General del Reino de la Nueva España. Igual se le deben otras valiosas contribuciones, tales como posiciones astronómicas de lugares lejanos, documentadas recopilaciones y numerosas cartas regionales Realizó el diseño de la población de San Fernando, en la Provincia de Texas, que en 1731 fundaría en honor del príncipe de Asturias. Su obra más importante es el Teatro americano publicado en dos tomos en el año de 1748 y también conocida como Descripción general de los reinos y provincias de la Nueva España y sus jurisdicciones. En esta obra, el geógrafo potosino sin dejar de ocuparse de las principales razas indígenas diseminadas en este inmenso territorio novohispano, da cuenta de unos 2 750 núcleos de población, tales como ciudades, villas, pueblos, barrios, haciendas, reales de minas, presidios, misiones.
ALEXANDRE VON HUMBOLDT Y EL ENSAYO POLÍTICO SOBRE EL REINO DE LA NUEVA ESPAÑA.
En 1803 llegó a México el barón Alexandre von Humboldt, geógrafo y naturalista que tuvo como objetivo recorrer, documentar y sistematizar información geográfica sobre el 23 Reino de la Nueva España. Después de la notable expedición que realizó por América y de años de investigación, a su regreso a Europa publica en París su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España (1811), obra que sería considerada en todo el mundo y hasta buena parte del siglo xx, como el fundamento de la geografía moderna. Humboldt ha sido considerado un innovador para su tiempo, ya que introdujo para el análisis una teoría de regiones económicas. Humboldt ha sido considerado un innovador para su tiempo, ya que introdujo para el análisis una teoría de regiones económicas el Reino de la Nueva España aporta datos con un buen nivel de sistematización sobre población, producción agrícola, ganadera y minera, topografía, orografía, vegetación y fauna. A partir de 1821, año del fin de la guerra de Independencia y durante las primeras décadas de su existencia como nación, los mexicanos poco conocían las dimensiones del nuevo territorio (en esa época casi cuatro millones de kiló- metros cuadrados), de sus costas, la diversidad de suelos, bosques, selvas, desiertos, mares, la variedad de climas; y todavía en mucha menor proporción, la diversidad étnica y cultural de su población, así como de la desigual distribución regional de poblados y nacientes ciudades. En octubre de 1824, se decidió que el nuevo país se llamaría Estados Unidos Mexicanos y se estableció una Constitución liberal que dividía al territorio nacional en 25 entidades; 22 estados soberanos y tres territorios federales. En 1833 se decidió avanzar en el conocimiento geográfico del país y la formación de la Carta General, lo que obligó a fundar el Instituto Nacional de Geografía y Estadística en ese mismo año, además de crear la profesión de ingeniero geógrafo, en 1843 1832, Tadeo Ortiz de Ayala, en una obra titulada México considerado como nación independiente, ofreció un programa de gobierno que incluía la necesidad del conocimiento geográfico y de la riqueza del país, paralelo a una propuesta de desarrollo de las diversas ramas de la economía, las comunicaciones, el crecimiento demográfico y la colonización. La fundación del Ministerio de Fomento generó un cambio en la concepción del territorio que se tenía desde la administración federal, ya que se ocupó de incentivar aquellas obras públicas que permitieran explotar las potencialidades del país.
IMPORTANCIA DEL ATLAS GEOGRÁFICO, ESTADÍSTICO E HISTÓRICO DE LA REPÚBLICA MEXICANA
En 1856 correspondió a don Antonio García Cubas, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (smge), la coordinación, elaboración y publicación del Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, obra colectiva de gran importancia regional que contó con el auspicio del Ministerio de Fomento, que consta de 29 mapas y dos cartas generales del país. Antonio García Cubas destacan además: Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, publicado en 1856 y el Atlas pintoresco e histórico de los Estados Unidos Mexicanos, de 1885.
MANUEL OROZCO Y BERRA Y LA CARTA ETNOGRÁFICA DE MÉXICO (1864)
Durante este periodo, sobresale por igual la presencia de Manuel Orozco y Berra (1816-1881), el cual representa un parteaguas en la geografía de la primera mitad del siglo xix. Académico ilustrado, fue director del Archivo General de 28 la Nación, y en 1856 desempeñó el cargo de oficial mayor del Ministerio de Fomento. El 27 de julio de 1864 recibió la encomienda del Ministerio de Fomento, por orden del emperador, para elaborar el proyecto de división territorial y política del país. En este año, Orozco y Berra publicó La carta etnográfica de México que constituyó la primera obra cartográfica de índole temática en la que se representaba a todo el territorio mexicano del llamado Segundo Imperio. El resultado del trabajo de Orozco y Berra fue más allá de una propuesta técnica de departamentalización o regionalización del país, y generó información detallada sobre la distribución desequilibrada de la población en el territorio. Por ello, separó los departamentos en dos grandes divisiones: los marítimos y los interiores, advirtiendo que si
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