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HEMATOLOGIA FORENSE

ma_cast11 de Septiembre de 2012

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HEMATOLOGÍA FORENSE

El estudio forense de las manchas de sangre aporta a la investigación criminalística datos muy importantes, demostrando que se ha derramado sangre humana en una hipótesis de hecho criminal, o bien, que se pueda deber a un fallecimiento por causas patológicas.

OBJETIVO DEL TEMA: Proporcionar al alumno los conocimientos básicos para identificación e individualización de manchas de sangre.

UNIDAD 1

CARACTERÍSTICAS FÍSICAS

5.1.1. Composición de la sangre

La sangre es un líquido, de color rojo en los vertebrados que, impulsado por el corazón, circula por los vasos sanguíneos del cuerpo de las personas y los animales, transportando oxígeno, alimentos y productos de desechos. La sangre está formada por el plasma, que lleva el agua y sustancias en disolución, y por las células sanguíneas; la sangre hace de intermediaria entre los elementos anatómicos y el medio exterior. Formada por un líquido amarillento denominado plasma, en el que se encuentran en suspensión millones de células que suponen cerca del 45% del volumen de sangre total. Tiene un olor característico y una densidad relativa que oscila entre 1,056 y 1,066. En el adulto sano el volumen de la sangre es una onceava parte del peso corporal, de 4,5 a 6 litros.

Transporta oxígeno a todo su cuerpo, remueve de él el anhídrido carbónico, le ayuda a adaptarse a cambios de temperatura y contribuye a que su cuerpo combata las enfermedades. Gran parte del plasma es agua, medio que facilita la circulación de muchos factores indispensables que forman la sangre. Un milímetro cúbico de sangre humana contiene unos cinco millones de corpúsculos o glóbulos rojos, llamados eritrocitos o hematíes; entre 5000 y 10000 corpúsculos o glóbulos blancos que reciben el nombre de leucocitos, y entre 200000 y 300000 plaquetas, denominadas trombocitos. La sangre también transporta muchas sales y sustancias orgánicas disueltas.

5.1.2. Características físicas

La sangre es roja brillante o escarlata cuando ha sido oxigenada en los pulmones y pasa a las arterias; adquiere una tonalidad mas azulada cuando ha cedido su oxigeno para nutrir los tejidos del organismo y regresa a los pulmones a través de las venas y de los pequeños vasos denominados capilares. Suele tener un pH entre 7.36 y 7.42 (valores presentes en sangre arterial). Sus variaciones más allá de esos valores son condiciones que deben corregirse pronto (alcalosis, cuando el pH es demasiado básico, y acidosis, cuando el pH es demasiado ácido). Es de sabor salado y olor suigéneris. Su temperatura es de 37°C.

Glóbulos rojos o eritrocitos: Los glóbulos rojos, o células rojas de la sangre, tienen forma de discos redondeados, bicóncavos y con un diámetro aproximado de 7.5 micras. En el humano y la mayoría de los mamíferos los eritrocitos maduros carecen de núcleo. En algunos vertebrados son ovales y nucleados. La hemoglobina, una proteína de las células rojas de la sangre, es el pigmento sanguíneo especial más importante y su función es el transporte de oxígeno desde los pulmones a las células del organismo, donde capta dióxido de carbono que conduce a los pulmones para ser eliminado hacia el exterior.

Glóbulos blancos o leucocitos: Las células o glóbulos blancos de la sangre son de dos tipos principales: los granulosos, con núcleo multilobulado, y los no granulosos, que tienen un núcleo redondeado. Los leucocitos granulosos o granulocitos incluyen los neutrófilos, que fagocitan y destruyen bacterias; los eosinófilos, que aumentan su número y se activan en presencia de ciertas infecciones y alergias, y los basófilos, que segregan sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que estimula el proceso de la inflamación. Los leucocitos no granulosos están formados por linfocitos y un número más reducido de monocitos, asociados con el sistema inmunológico. Los linfocitos desempeñan un papel importante en la producción de anticuerpos y en la inmunidad celular. Los monocitos digieren sustancias extrañas no bacterianas, por lo general durante el transcurso de infecciones crónicas.

Plaquetas: Las plaquetas de la sangre son cuerpos pequeños, ovoideos, sin núcleo, con un diámetro mucho menor que el de los eritrocitos. Los trombocitos o plaquetas se adhieren a la superficie interna de la pared de los vasos sanguíneos en el lugar de la lesión y ocluyen el defecto de la pared vascular. Conforme se destruyen, liberan agentes coagulantes que conducen a la formación local de trombina que ayuda a formar un coágulo, el primer paso en la cicatrización de una herida.

Plasma: El plasma es una sustancia compleja; su componente principal es el agua. También contiene proteínas plasmáticas, sustancias inorgánicas (como sodio, potasio, cloruro de calcio, carbonato y bicarbonato), azúcares, hormonas, enzimas, lípidos, aminoácidos y productos de degradación como urea y creatinina. Todas estas sustancias aparecen en pequeñas cantidades.

5.1.3. Determinación En Sangre Fresca

La determinación del grupo sanguíneo es una práctica habitual e imprescindible para la transfusión de componente hemáticos. La razón está en que el sistema inmune de algunos individuos rechaza los hematíes de otros. Esta reacción inmunológica está mediada por anticuerpos y es fácilmente visualizable in vitro mediante reacciones de aglutinación. Se conocen más de 20 grupos de antígenos eritrocitarios codificados en otros tantos loci génicos, para los cuales existen múltiples variantes alélicas. El resultado son más de 200 antígenos eritrocitarios identificables. Estos antígenos varían en su inmunogenicidad. Los más importantes a efectos transfusionales son los antígenos del sistema H / ABO y los del sistema Rhesus (Rh).

Sistemas H y ABO

Los epítopos responsables son carbohidratos que aparecen en glicoesfingolípidos de membrana y también en glucoproteínas. El gen H codifica la

enzima fucosil transferasa, que adiciona fucosa a una cadena oligosacarídica precursora. Los tres últimos azúcares de la cadena se denominan antígeno H (Figura 1). En un locus aparte está el sistema ABO, con tres alelos. El alelo A codifica una transferasa que une N-acetil galactosamina a la cadena H, mientras que el alelo B codifica una transferasa que une una galactosa. El alelo O no produce transferasa y por tanto no modifica la sustancia H. El azúcar unido al carbono 3 de la galactosa determina la actividad antigénica. La galactosa no acepta azúcar en el carbono 3 a no ser que haya fucosa unida al carbono 2.

Es importante destacar que estos genes son codominantes. Los individuos que expresan los alelos A y B tendrán oligosacáridos con los dos tipos de modificaciones. Así, se distinguen 4 grupos: A, B, AB y O. La importancia transfusional de estos antígenos radica en que los individuos de un grupo sintetizan anticuerpos frente a los oligosacáridos que no están en sus hematíes (Tabla 1). Estos anticuerpos, que se denominan isoaglutininas y que suelen ser IgM, aparecen en grandes cantidades en circulación sin necesidad de exposición previa a sangre de otros grupos. La razón parece estar en la reactividad cruzada de sustancias presentes en bacterias de la flora intestinal.

Tabla 1

Grupo sanguíneo Genotipo Antígenos eritrocitarios Anticuerpos séricos

A AA, AO A Anti-B

B BB, BO B Anti-A

AB AB A y B -

O OO H Anti-A, Anti-B

Sistema Rhesus

Se han identificado más de 40 antígenos del sistema Rh aunque no se sabe cuántos genes son responsables de este sistema. Son proteínas integrales de membrana con un contenido lipídico alto. D es el antígeno Rh más inmunogénico y por tanto el más importante a efectos transfusionales. La presencia de D da lugar al Rh+, mientras que la ausencia da lugar al Rh-. Los anticuerpos anti D, que son IgG, aparecen en la circulación de los individuos Rh- sólo tras una exposición previa a sangre D, por ejemplo por una transfusión de hematíes o tras la gestación de un feto D.

Determinación del grupo

Aunque la estructura física general de las personas es la misma, cada individuo es único. Cada persona posee identificadores en las células que permiten que el cuerpo reconozca esas células como suyas. Los identificadores comunes e importantes son A y B, mientras que el tipo de sangre O designa la ausencia de los marcadores A y B. Existe otro identificador de superficie o antígeno en la superficie de los glóbulos rojos denominado factor Rh, cuya presencia o ausencia es lo que identifica a la sangre como Rh+ (positivo) o Rh− (negativo). El proceso de tipificación ABO consta de dos pasos: tipificación directa e inversa.

Inicialmente, la sangre se mezcla con suero anti−A (suero que contiene anticuerpos contra sangre tipo a), luego con suero anti−B (suero que contiene anticuerpos contra sangre tipo b). Una determinación del tipo de sangre se basa en el hecho de que la sangre se aglutine o no, ante la presencia de estos sueros. Las células sanguíneas se pueden unir sólo cuando el anticuerpo anti−A se une al antígeno A o el anticuerpo anti−B se une al antígeno B. Un técnico de laboratorio puede ver las células uniéndose cuando la sangre y el suero se mezclan en un tubo de ensayo.

El segundo paso implica mezclar el suero (porción líquida de la sangre sin células) con sangre del tipo A y del tipo B (AB). Con los resultados de estos dos pasos, se puede determinar con exactitud el tipo de sangre de una persona.

La determinación del Rh es similar a la tipificación ABO. Aquí, la sangre

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