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HIDROCARBUROS


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  3.283 Palabras (14 Páginas)  •  240 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La Tía Tula es la tía que se convierte en la madre de 5 niños, tras la muerte de su hermana Rosa y de la segunda esposa de su cuñado Ramiro, Manuela. Personaje fuera de lo corriente, mediante el cual se explora la dicotomía virginidad-maternidad ligada a los fundamentos del cristianismo a través de la perspectiva de una mujer paradójica, compleja y de gran fuerza sexual.

PERSONAJES

GERTRUDIS: Personaje principal. También conocida como Tía Tula. Una mujer de carácter fuerte, religiosa, mandona, de gran fuerza sexual, imponente, compleja, autoritaria, individualista y tenaz. Juzga la naturaleza del hombre y la compara como la de los zánganos en la naturaleza de las abejas. Es la fundadora de la convivencia familiar, una mujer ejemplar que se sacrifica casi hasta la santidad. Nunca se deja influir por el qué dirán y busca la pureza absoluta.

RAMIRO: Personaje secundario. El amor imposible de Tula, marido de Rosa, la hermana de Tula y de Manolita, la criada de la casa. respeta y venera a Tula, desea casarse con ella tras la muerte de su primera esposa, Rosa. Se deja llevar por sus impulsos, como hombre y no se conoce mucho de personalidad más que a través de la perspectiva de la feminista Gertrudis.

ROSA: Personaje secundario. Hermana de Tula. Amigas inseparables, de gran belleza y simplicidad en su carácter. Obedecía y escuchaba con atención todo cuanto su hermana le decía.

MANUELA: Personaje secundario. Criada de la casa que se convierte en la segunda esposa de Ramiro porque queda preñada y Gertrudis sugiere que deben de casarse. Huérfana de nacimiento, débil, miedosa y frágil.

MANOLITA: Personaje secundario. Hija de la hospiciana y de Ramiro. La hija consentida de Tula. En un principio era la más triste, débil y enfermiza de los hermanos, pero en cuanto su tía cae enferma, cobra valor a la vida y tras la muerte de Tula, se convierte en la heredera de su alma y su espíritu, la unificadora familiar.

RAMIRÍN: Personaje secundario. Hijo mayor de Rosa y Ramiro. Favorito de la Tía Tula porque era la viva imagen de su padre.

CARIDAD: Personaje secundario. Esposa de Ramirín y confidente de Tula cuando ésta se muda a la casa con la familia.

ELVIRA, ROSITA Y ENRIQUE: Personajes secundarios. Elvira y Rosita son hijas de Rosa y Ramiro, mientras que Enrique es hijo de la hospiciana.

ARGUMENTO DE LA TIA TULA

Gertrudis y Rosa son unas hermanas muy unidas. Vivían huérfanas de padre y de madre desde muy niñas, con un tío materno, sacerdote, que no las mantenía, pues ellas disfrutaban de un patrimonio que les permitía sostenerse en la holgura de la modestia, pero les deba consejos y era buen tío.

Rosa le preguntó a Gertrudis su opinión respecto a su pretendiente, Ramiro Cuadrado. Gertrudis, también conocida como Tula, era respetada y admirada tanto por su tío Primitivo, como por su hermana Rosa y su opinión era respetada y escuchada. Respecto a Ramiro, objetiva por demás, aprobaba la unión entre ellos, pues ambos se querrían bien. A Primitivo, sólo le bastaba la opinión de su sobrina Tula para saber que Rosa estaría en buenas manos.

Pasaron un par de semanas y Rosa estaba preocupada porque Ramiro se mostraba distante cada vez que ella mencionaba el matrimonio, así que se lo comentó a Tula y ella tomó la determinación de hablar con él. A la mañana siguiente Ramiro fue a casa de las hermanas esperando encontrarse con Rosa, pero en su lugar Tula le recibió con mucha dureza y firmeza, cuestionándole si amaba a su hermana y presionando para fijar el día de la boda. A la mañana siguiente ya se había estipulado el día del compromiso.

Primitivo casó a Ramiro y a Rosa. Gertrudis disfrutó mucho la boda y se divirtió mucho. Tula visitaba a la pareja de vez en cuando, iba a comer o a platicar con su hermana. Un día, Rosa recogió a un perro de la calle y Tula desaprobó esa chiquillada, pues su mayor anhelo es que su hermana tenga hijos. Un día Rosa fue a visitar a Tula porque ella había disminuido sus visitas, y le dio la noticia de que había regalado al perro porque ya estaba embarazada. Desde entonces, Gertrudis empezó a frecuentar más la casa de su hermana.

En el parto de Rosa, que fue durísimo, nadie estuvo más valerosa y serena que Gertrudis. El doctor estaba desesperanzado y Tula exigía, con su carácter fuerte, que nadie saliera muerto. Ramiro estaba muy angustiado, pero finalmente conoció a su pequeño hijo. Tula le sugirió a su hermana que lo llamaran Ramiro y que al próximo niño, el cual sería niña, la llamara Gertrudis. A partir de ese día, Tula iba diario a casa de su hermana para cuidar y criar al pequeño Ramiro. Era como una preocupación en la tía la de ir sustrayendo al niño, ya desde su más tierna edad de inconciencia, de conocer el amor de que había brotado. Le colgó en el cuello una medalla de la Santísima Virgen, de la Virgen Madre, con su niño en brazos. Con frecuencia, Rosa se impacientaba en acallar al niño o al envolverlo en sus pañales, pero Tula tomaba al niño bajo su cuidado y enviaba a Rosa con su marido, para así, repartirse el trabajo. Y así pasaba el tiempo y llegó otra cría, una niña.

Al poco tiempo de nacer la niña, encontraron un día muerto al bueno de don Primitivo. Gertrudis lo bañó, limpió y vistió para su entierro. Ella sufrió mucho su muerte, pues en cierta forma él se había convertido en un padre para ellas, quien las educó de una manera religiosa y correcta.

Rosa le pidió a su hermana que fuera a vivir con ellos, pues ella se encargaba enteramente de la crianza de sus hijos; no obstante, Gertrudis se rehusó afirmando que no quería estorbarles. Tula siguió yendo a su horas para ir enseñando a los niños y atender todo aquello de lo cual la pareja no podía ocuparse.

Venía ya el tercer hijo del matrimonio y Rosa se quejaba de su fecundidad. El embarazo fue muy molesto y la dejó casi sin fuerzas. Gertrudis la observaba caminar con dificultad y en cierta forma, presentía algún mal. Ramiro estaba preocupado porque veía que Rosa no tenía más entusiasmo por vivir después del parto; su salud se desvanecía y le acongojaba pensar en su soledad. Rosa le pidió a Gertrudis que

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