Historia Economica
simia1 de Junio de 2015
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INVESTIGACIÓN DE LA NATURALEZA Y CAUSAS DE LAS RIQUEZAS DE LAS NACIONES
Libro Quinto – Resumen Capítulo I: Parte III
En este apartado del libro de Adam Smith, se hace hincapié a los gastos del gobierno en obras e instituciones públicas. Reconoce como tercera y última obligación, la de establecer y sostener aquellas instituciones y obras públicas necesarias para la sociedad, aun con los gastos que originen. Tienen que servir para el comercio del país y promover la instrucción del pueblo.
La creación y el mantenimiento de las obras públicas necesarias para el comercio de un país, son imprescindibles y significan grandes y diversos gastos. Esas vías deben incrementarse a medida que crezca el producto anual de la tierra y el trabajo en la nación.
Casi todas estas obras se pueden administrar de manera que den una renta que permita costear sus propios gastos, sin que se genere una carga para la renta general de la sociedad. Como el costo, en realidad, se carga a los bienes, se concluye que el habitante que finalmente paga el impuesto gana más de lo que pierde con su implementación: el pago es exactamente proporcional a la ganancia.
La ubicación de esas vías debe ser de utilidad, y el derecho a pagar por utilizarlas puede ser controlado por particulares, que se encargarán del cuidado correspondiente de ellas.
Por otro lado para poder promover y facilitar el comercio en general, se requieren de algunas instituciones particulares, a pesar de que impliquen gastos extraordinarios.
En ciertos rubros se originan gastos que se neutralizan con algún impuesto moderado que cae sobre los beneficiados de ese ramo.
Se menciona además que en muchas naciones mercantiles de Europa, ciertas compañías particulares asumieron las facultades del soberano en la protección de los comerciantes; pero a la larga, resultaron caras e inútiles, y terminaron limitando su expansión. Si la compañía admite a cualquier persona con el pago de una cuota y trabaja con su capital por su cuenta y riesgo, se llama compañía regulada, y en su actuación, se parece a una corporación gremial.
Si es una compañía con capital común, con participación de los socios en las ganancias y las pérdidas, se la llama sociedad anónima por acciones. Por lo que este tipo de compañías no deberían establecerse sino para ciertos fines de manifiesta utilidad que requieren un capital mayor que el que puede reunirse por una compañía particular.
En relación a los gastos dedicados a educar a la juventud. Las instituciones destinadas a este fin, deben hacerse de la renta necesaria y suficiente como para equilibrar sus propias erogaciones y gastos.
En lo que se refiere al pago a los maestros, en la mayoría de los países, supone a lo sumo una carga muy pequeña para las rentas generales.
En cualquier profesión, los esfuerzos realizados por quienes la ejercitan están en función de los que se obligan a desarrollar.
Como el sueldo de un maestro no depende del éxito y del hombre que su actuación despierta, esto hizo que el personal de las escuelas haya disminuido en su dedicación.
Como el individuo tiende a vivir de la forma más cómoda posible, al tener asignado un sueldo no hace esfuerzos por mejorar su trabajo; descuida así sus obligaciones y es indulgente con los compañeros que hacen lo mismo.
Las funciones que contribuyen con ciertas instituciones se constituyen en un problema cuando no autorizan al estudiante que recibe beca, pensión, etc, a elegir el colegio que mejor le parezca.
Esa libertad permitiría una mayor competencia entre instituciones. Y si el maestro no puede ser elegido por el alumno, o bien este no puede cambiar al profesor inepto, negligente o abusivo, esto anulará la emulación entre los maestros del colegio en cuestión.
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