IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

En la sociedad en la que nos desenvolvemos se han instalado las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Tanto adultos como niños, convivimos con ellas, y nos aportan grandes utilidades, ya que han supuesto un gran avance en la educación, comunicación, relaciones interpersonales, trabajo y ocio.

Los padres actuales necesitamos subirnos al carro de las nuevas tecnologías, si aún no lo hemos hecho, para acompañar a nuestros hijos en esta andadura que forma parte de sus vidas. Puede que exista una brecha digitalque refleje un nivel de competencias muy distinto entre padres e hijos y, en este caso, por primera vez en nuestra historia, serán los hijos (nativos digitales) los que enseñen a los padres (inmigrantes digitales) el manejo de los dispositivos, ayudando a alfabetizarnos en las nuevas tecnologías.

Tenemos que saber que más información no significa mayor competencia o conocimiento. Nuestros hijos necesitarán que los eduquemos en el uso de las nuevas tecnologías, transmitiéndoles los valores que les enseñamos en todos los aspectos de la vida. La cortesía, el respeto, la amabilidad, el sentido común, la prudencia serán necesarios, y los deben acompañar, tanto en la red como en la vida real. La distancia y el anonimato no pueden justificar un comportamiento maleducado y dañino.

Es cierto que internet es una gran ventana abierta al mundo, por la que accedemos a infinitos contenidos de gran valor para el desarrollo humano y profesional, pero también hay que ser conscientes de que entraña riesgos que debemos conocer y afrontar. Sería inútil negar esta realidad, así como intentar evitar estos peligros mediante el aislamiento o la prohibición. Nuestros hijos tendrán acceso a las nuevas tecnologías en otros ámbitos cercanos a ellos (escuela, casas de los amigos, cualquier centro educativo o de ocio al que acudan). La actitud más sensata, útil e inteligente es enseñarles cómo navegar por la red, conociendo los riesgos y facilitando herramientas que les ayuden a afrontarlos y salir bien parados.

¿Cuándo empiezan nuestros hijos a tener contacto con las nuevas tecnologías?

Es frecuente observar a los bebés jugando con el móvil de sus padres, ya sea con algún juego instalado o, simplemente, con la galería de fotos o videos que guardan en este soporte. La facilidad de interacción, gracias a la conducta intuitiva, y la curiosidad de los pequeños hacen que aprendan su uso rápidamente. Así que, desde muy pronto, manejan el smartphone, las pantallas digitales de la tablet y otros dispositivos que se pongan a su alcance.

No perdamos de vista que otro aparato, el televisor, presente en la casi totalidad de los hogares, también supone una puerta de entrada a material externo. En menores de dos años se recomienda exponerlos lo menos posible a la TV. Es mucho más beneficioso para los niños la interacción y el juego con sus padres que cualquier entretenimiento en pantalla. La educación y el aprendizaje son mucho mejores cuando proceden de este contacto humano cercano, a través del contacto físico, la voz, la mirada, con la transmisión del afecto y el amor necesarios para establecer un buen vínculo que favorezca un apego correcto, imprescindible para su desarrollo afectivo y emocional.

Así que, se aconseja apagar la televisión todo lo posible, y dejar la posibilidad de llenar el tiempo con otras actividades que pueden ser, simplemente, observar, imaginar, inventar, con la suficiente supervisión y dedicación por parte de los cuidadores.

Los videojuegos son una fuente interesante de entretenimiento y diversión. Para recabar información a la hora de elegir un videojuego, en Europa disponemos del código PEGI (Pan European Game Information). Nos orienta sobre la edad recomendada y la advertencia de contenidos ofensivos. Lo mejor es conocerlos previamente o tener referencias de alguien en cuyo criterio confiemos, para decidir si los contenidos se adaptan a lo que queremos para nuestros hijos.

Respecto al teléfono móvil, la pregunta más habitual es cuándo lo necesita nuestro hijo. Será usted y su familia quienes deben decidir el momento en función de la edad, madurez y circunstancias familiares. Cuanto menor edad,

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