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Introduccion Ala Ingeniera


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  1.305 Palabras (6 Páginas)  •  269 Visitas

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En 1978 los empresarios antioqueños estaban preocupados porque veían cómo los grupos económicos del país tenían puestos sus ojos en las compañías más importantes de su departamento. De hecho, los primeros movimientos financieros que produjeron cambios importantes en la propiedad de las empresas. Paisas habían tenido lugar años atrás -en marzo de 1968-, cuando la fábrica de gaseosas Posada Tobón -Postobón- pasó a manos del grupo Ardila Lülle. Años más tarde ese mismo grupo adquirió a Coltejer, una empresa que se había convertido en símbolo del progreso regional. Por eso, cuando en 1978 se registraron las primeras compras de acciones de empresas antioqueñas por parte de los fondos Grancolombiano y Bolivariano, los empresarios paisas decidieron actuar. El 28 de marzo de 1978 Santiago Mejía Olarte y Ricardo Villa Angel, pioneros de la industrialización antioqueña, convocaron a una reunión privada a los 12 industriales más importantes del departamento. La cita fue en las oficinas de Proantioquia y allí analizaron los movimientos financieros que estaban realizando el Grupo Ardila Lülle y el Grupo Grancolombiano, que para ese momento ya era propietario del 35 por ciento de la Compañía Nacional de Chocolates. El objetivo de la reunión era tratar de evitar que la propiedad de la industria regional se fuera de Antioquia. De todas las propuestas que se plantearon para hacerle frente a la situación, la que contó con un mayor apoyo fue la de crear un comité conformado por seis miembros para estudiar el problema y hacer las recomendaciones pertinentes. Allí estaban Santiago Mejía, Ricardo Villa Angel, Jorge Molina Moreno, José Gutiérrez Gómez, Vicente Uribe Rendón e Iván Correa Arango, dirigentes de las más importantes empresas del sector financiero paisa. De este comité surgió la idea de nombrar a Fabio Rico Calle, presidente de la Compañía Nacional de Chocolates, como coordinador del equipo y crear una entidad de inversiones para gestionar recursos y adquirir las acciones de las compañías que estaban en peligro. Ese fue el comienzo de lo que más tarde se conocería como el Sindicato Antioqueño. Fabio Rico recuerda esos días como los más tensionantes para la industria antioqueña: "Nosotros buscamos caminos que condujeran a asegurar unas empresas con otras para protegerlas, pero sin perseguir controles accionarios en beneficio de personas y, menos aún, tratar de aprovechar las circunstancias para garantizar pingües ganancias". Para Nicanor Restrepo Santamaría, presidente de Suramericana de Seguros, lo más importante de ese evento -ya que marcó el tránsito definitivo hacia la estructura que posee hoy el grupo- fue que "los accionistas tradicionales y familiares de las sociedades anónimas antioqueñas fueron sustituidos por accionistas corporativos". Según Restrepo Santamaría, fue el comienzo de una nueva sociedad anónima, ajena al esquema de organización que imperaba en Antioquia en ese momento. Era un modelo de propiedad cruzada, que accidentalmente se asemejaba al Keiretsu, muy corriente en el Japón. El gran triunfo del naciente grupo antioqueño fue, sin embargo, conseguir que ninguna de las compañías que compartían patrimonio tuviera el control total de las otras.

Hoy en día el Sindicato Antioqueño es una asociación informal de más de 100 empresas, en 86 de las cuales la propiedad del grupo es igual o superior al 15 por ciento. Muchas de las compañías que lo integran son líderes en su sector a nivel nacional. Y aunque a diferencia de los demás grupos su propiedad se encuentra atomizada, no sucede lo mismo con su administración. Ella está en manos de media docena de ejecutivos, quienes han logrado _a través del trabajo por consenso_ que empresas que en el pasado fueron independientes y autónomas, hoy estén centralizadas en su manejo. Lo cierto es que lo que comenzó como un sistema de protección a de la industria regional terminó siendo el conglomerado empresarial más grande del país. Tres empresas del Sindicato se lanzaron al ruedo internacional y decidieron cotizar nada menos que en la Bolsa de Nueva York. La primera fue Cementos Paz de Río. Unos meses después

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