La Ciencia Y El Hinduismo

Desde tiempos antiguos, siempre ha existido una cierta rivalidad entre la religión y la ciencia, pues, a medida que la ciencia ha ido evolucionando, se han desmentido varios mitos sobre el funcionamiento del universo, la existencia de Dios y el mundo en sí. El hinduismo es una religión bastante extensa y practicada en el mundo, de hecho, ocupa el tercer lugar entre todas y dentro de esta religión existen varios términos que la definen. En este ensayo, me voy a enfocar en tres términos: maya, rencarnación y samsara y el yoga, analizándolos desde el punto de vista de la ciencia según algunas leyes fundamentales, y desde el punto de vista del hinduismo.

Maya según el hinduismo “es un término sánscrito que se puede traducir como “ilusión”, “espejismos” o “irrealidad”. Se utiliza para designar algo que no es real y en el mundo védico se emplea para hablar de la irrealidad o ilusión del mundo en que vivimos, nuestro mundo maya” , es decir nada de lo que vemos en el mundo terrenal es cierto ni existe; sin embargo, la ciencia nos propone un análisis más profundo en cuanto a esta idea de existencia o realidad con un simple ejemplo, el de un árbol marchito (Mora, J. et al. 2003) afirma: “El árbol que sigue viviendo (jῑvan sravet) aunque pierda la savia. Penetrado por el Ᾱtman, por la vida (jῑva), sigue viviendo. Lo que significa que es, que existe, que vive. Si se le secan las ramas porque las abandona la vida, ellas mueren, pero él no. Y la conclusión es que el ser, abandonado por el alma, muere aunque el alma no muera. Pero para que algo muera, debe existir, tiene que existir. Por lo tanto el árbol, y el ser y los animales, viven, existen, merced al Ᾱtman, cierto, pero EXISTEN, por lo tanto no son ilusión, no son māyā.”. Esta es una simple analogía, si algo desaparece, es porque tuvo que estar en un lugar antes, si algo muere, es porque debió haber vivido. Por lo tanto si el maya en verdad fuera una ilusión, no existiría la rencarnación, ya que como nosotros somos parte del mundo terrenal y no existiríamos, entonces nuestra alma no dependería de nuestras acciones, las cuales tampoco existirían, para pasar a otro cuerpo.

El alma si existe, ya que en la mencionada cita, el autor afirma que es gracias al alama (Ᾱtman), un organismo puede vivir. Por lo tanto, una vez aclarada la existencia del alama y la ambigüedad del maya, podemos analizar la rencarnación, que es el traspaso del alma de un ser humano una vez que muere, al cuerpo de otra persona y depende del karama, “la ley moral que prevalece en el universo”, es decir esta ley define si nuestras acciones son buenas o malas, y por ende nuestra calidad de vida en el nuevo cuerpo luego de reencarnar.

El concepto de rencarnación tiene ciertas similitudes con las partículas subatómicas dentro de la física, como afirma (Capra, F. 1975) “Las manifestaciones fenomenológicas del vacío místico, de la misma manera que las partículas subatómicas, no son estáticas y permanentes, sino dinámicas y transitorias, dejándose ver y desvaneciéndose en una incesante danza de movimiento y energía. Al igual que el mundo subatómico del físico, el mundo del místico oriental es un mundo de samsara, de un continuo nacer y morir”. Como se puede apreciar, el proceso de rencarnación (samsara), se da cuando el alma sale del cuerpo. Esta se desplaza por medio del espacio, como las partículas subatómicas en diferentes direcciones, sin un orden específico, hasta llegar al nuevo huésped, dependiendo de las acciones (karma).

En la vida real, la rencarnación es como la gravedad (Wallace, A. 2008) “Nadie ha visto todavía la gravedad, así que sigue siendo, como el cielo y la rencarnación, un objeto oculto del conocimiento”. Sin embargo nosotros sentimos a la gravedad y vemos sus manifestaciones, por ejemplo al dejar caer un objeto. En el caso de la rencarnación, podemos sentirla, ya que existen algunas personas que tienen recuerdos de sus vidas pasadas, como afirma (Wallace, A. 2008) “Pitágoras creía en la reencarnación, afirmando

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