La Infancia (en los niños de 0 a 5 años)
xmadhatterx xResumen16 de Noviembre de 2016
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La Infancia (en los niños de 0 a 5 años)
El nacimiento significa un cambio brusco para el niño o niña que acaba de abandonar el vientre materno, y en cual todas sus necesidades de alimentación, protección y abrigo estaban directa e inmediatamente satisfechas. Es decir que cuando tiene contacto por primera vez en el ambiente exterior es un ser independiente que tiene que empezar a actuar por sí mismo, pero que está tan desvalido que requiere de sus padres para sobrevivir, y sin ellos podría morir.
Pero a pesar de todo él es un ser que ve, oye, distingue algunos olores y sabores, y siente los cambios del medio que lo rodea que pueden ser: frío, calor, ruidos, luces, movimientos, entre otros.
Día con día él va adoptando nuevos aprendizajes que va poniendo en práctica y que ayudan a su supervivencia en el mundo, de forma tan rápida que no parece el mismo niño o niña de ayer.
En el primer año es cuando los cambios en el son más notorios y más acelerados tanto en su crecimiento como en su desarrollo, tanto, que es prácticamente imposible hacer una caracterización global de todo el año, y es por ello, que se hace indispensable hacerlo en períodos más cortos que permitan conocer que le está sucediendo en cada momento.
Por lo tanto, dividiremos su desarrollo en los primeros meses, en el que él ha tenido su primer contacto con el mundo, para que podamos ver los diferentes cambios que ha desarrollado desde que estuvo dentro del vientre materno hasta cuando ya se encontró fuera de él.
- Sus primeros tres meses.
Al nacer el niño o niña ha alcanzado ya un cierto nivel de desarrollo, ya que estando dentro del vientre materno, percibía luces, sonidos, movimientos, e incluso puede que haya llegado a chupar su pulgar. Es ahora cuando él debe de enfrentarse a un mundo lleno de estímulos que le proporcionan un desarrollo acelerado.
En estos primeros meses hay un desarrollo avanzado en los analizadores visuales y auditivos, que hace que se fijen en las luces, objetos, ruidos y personas que les hablan, y a los cuales incluso siguen con su vista cuando estos se encuentran en movimiento.
Tiene reacciones emocionales muy marcadas, y usa el llanto como forma de reclamo o de expresar una sensación negativa, por lo que siempre su madre acude a él en forma de auxilio A su vez muestra reacciones positivas ante las personas que lo atienden, y ya al mes sonríe cuando lo estimulan.
Los movimientos son cada vez son más organizados, y poco a poco, estando boca abajo levanta en ocasiones la cabeza, luego la cabeza y el cuello, y ya hacia el tercer mes, puede apoyarse en los antebrazos.
Si se le ponen objetos a la altura de su pecho cuando está acostado boca arriba hace intentos de tomarlos, pero aún no consigue agarrarlos por sí solo.
Hacia finales de este mes surge una reacción muy característica y de tremenda importancia para el desarrollo, que es el complejo de animación. Esta es una reacción motora generalizada, y en la que el niño o niña también emite sonidos, cuando el adulto lo sitúa boca arriba y cerca de su rostro le habla y le sonríe. A esto se le puede llamar gorgoritos, que son sonidos que emite en forma de balbuceos que representan una comunicación con sus padres.
- Sus cambios entre los primeros tres a seis meses.
Los cambios que se dan en este trimestre son muy notorios, de un día a otro aparecen nuevos aprendizajes en el niño.
Sus movimientos son más activos, ya puede apoyarse en sus manos estando boca abajo, y hace movimientos de reptación, que son los preparatorios para el gateo en el próximo trimestre.
Toma objetos que se le ponen a su alcance, los palpa, los toca, se los mete en la boca, sencillamente para conocer como son.
Hay un perfeccionamiento y diferenciación visual y auditiva, que les permite distinguir objetos aunque estén un poco distantes, seguir con la vista a las personas que se mueven a su alrededor, buscar la fuente de un sonido que esté cercano.
Ya balbucea, es decir, combina sonidos que repite con frecuencia. Si le estimulas a hablar trata de repetir el sonido que le haces, pero aún no logra decirlo igual y lo hace con cualquier otro sonido.
Reconoce ya a las personas que le rodea, y particularmente a la madre. Sin embargo, ya cercano a los seis meses, si ve a una persona desconocida que se le acerca, puede echarse a llorar, a esto se le llama reacción ante el extraño, que es un momento normal en el desarrollo.
- Sus cambios entre los seis a nueve meses.
Los movimientos nuevos alcanzan un buen nivel de desarrollo en su aprendizaje y ya se traslada de un lado a otro mediante él gateo, y ya hacia el final del trimestre puede sentarse por sí mismo y dar algunos pasitos apoyándose de los objetos o tomado de la mano de sus padres.
Ya es capaz de manipular objetos de formas y tamaños, los mete y los saca de un recipiente, los golpea entre sí, los lanza una y otra vez, incluso es capaz de buscar aquellos que se le esconden ante su vista.
Entiende algunas acciones que su madre le pide, como dar la mano, y puede jugar con este a repetir acciones motoras. Esto es posible porque ya comprende muchas cosas que le dicen sus padres.
Si le haces un sonido, lo repite más o menos igual, y se pasa mucho tiempo "balbuceando o haciendo gorgoteos", es decir, diciendo repetidamente combinaciones de vocales y consonantes. Ya entiende muchas cosas que se le dicen, por ejemplo ¿Dónde está mama?", lo cual la busca y señala en donde se puede encontrar ella.
Si lo llamas por su nombre, atiende o busca de donde lo llamaron, y ya reconoce por su nombre a las personas con las que está en contacto, y también llega a reconocer el nombre de algunos objetos.
Ya puede beber de un recipiente que le sostenga su madre con su mano, y comer por sí solo una galletita o un pedazo de pan.
Y así sucesivamente él va aprendiendo nuevas cosas, y acoplados mas en el entorno en el que vive, por lo tanto ya no se encuentra tan vulnerable ante el mundo.
- Sus cambios entre sus primeros dos años.
Ahora bien, durante sus primeros dos años, él va teniendo muchos cambios los cuales son un tanto difíciles de llevar en toda la etapa de su edad infantil, por las particularidades tan significativas de su desarrollo.
El simple hecho de que van descubriendo que ya pueden caminar, los vuelve muy activos en sus diferentes actividades, su aún pobre desarrollo intelectual y las pocos posibilidades que tienen que el lenguaje sirve para dirigir su comportamiento, hace que la tarea de educarlos sea bien complicada, y exige mucha paciencia, comprensión y esfuerzo físico por parte de los padres u otros adultos encargados de su educación.
Algo muy resaltante de este año de vida consiste en que de una aceleradísimo patrón de desarrollo que caracterizó el primer año, se pasa ahora a una fase de más lento ritmo, lo que hace que el niño pueda que llegue a ingerir menos alimentos, lo cual preocupa mucho a sus padres, que ven que de pronto ya no quieren comer tanto como antes, y piensan que su hijo debe de estar enfermo, porque come menos. Esto es algo normal en esta etapa y por lo tanto no debe ser motivo de preocupación alguna.
El hecho de que digamos que los niños y niñas pasan a un ritmo de desarrollo más lento, no quiere decir que el mismo no sea rápido, lo que pasa es que comparado con el año anterior es realmente muy poco.
Una prueba de que este desarrollo sigue siendo veloz es que, si medimos la talla del niño o la niña el día que cumple los dos años, veremos que ese día ya tiene la mitad de toda la estatura que ha de tener cuando sea adulto.
Otra cuestión importante y que los padres suelen desconocer es que con mucha frecuencia, en particular en el primer semestre, el niño o la niña hablan menos que antes, o pierden palabras que antes sabían, lo cual añade más preocupaciones.
Esto también es un fenómeno natural y que está dado porque su acelerado desarrollo motor parece interferir con el habla, y la lentifica, pues, es obvio que el poder caminar y moverse libremente es de mucha más significación para el niño o la niña que poder decir palabras.
Por eso no se debe pretender que repita las palabras que ya se conoce que sabían, sino esperar a que por sí solas vuelvan a ser dichas, simplemente eso.
Los padres también deben saber que hay marcadas diferencias entre el primero y el segundo semestre, en particular respecto al sueño.
Así, mientras que de los 12 a los 18 meses estos niños y niñas requieren de dos períodos de sueño diurno, uno a media mañana y otro a media tarde, a partir del año y media ya solamente necesitan uno, sobre el mediodía.
Esto es debido a que su sistema nervioso es mucho más débil en los primeros seis meses que en el segundo semestre, y se necesita más sueño al principio del año que después.
Aunque ya caminan, su andar es aún inseguro, por lo que se caen con frecuencia y hay que tratar de evitar que existan obstáculos peligrosos, que pueden ser motivo de accidentes.
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