La Parada
anmiguniInforme11 de Junio de 2013
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La Parada: al menos 250 policías custodian inmediaciones del ex mercado mayorista
Resguardo de agentes y bloques de concreto que impiden acceso a camiones no serán retirados mientras permanezca en apelación fallo del juez Malzon Urbina
Unos 250 agentes policiales custodian las arterias colindantes al ex mercado mayorista de La Parada, en La Victoria, y patrullan en alerta la zona tras el fallo del juez Malzon Urbina que permite a los comerciantes desalojados, el 27 de octubre del año pasado, retornar al espacio en cuestión.
Si bien en la resolución del habeas corpus que presentaron dirigentes del ex centro de abastos, el magistrado ordenó el retiro de los policías así como de los bloques de cemento que impiden el acceso de los volquetes abastecedores, ello aún no se ejecuta pues el municipio de Lima apelará la determinación.
En tanto, los vendedores de frutas y verduras que instalaron sus puestos en las inmediaciones del local tras la operación policial del año anterior, continúan laborando con normalidad. Incluso, el tránsito de los vehículos y compradores también se registra sin mayor novedad
http://elcomercio.pe/actualidad/1558672/noticia-parada-al-menos-250-policias-custodian-inmediaciones-ex-mercado-mayorista
La Parada: comerciantes podrán volver a 160 días de hechos de violencia
El caos de la operación policial de La Parada parecía olvidado, pero una resolución judicial puede devolver a comerciantes a esta zona
El suboficial PNP Percy Huamancaja sentía que palos, ladrillos y piedras lo habían alejado del buen recaudo de la yegua que montaba. El animal se retorcía con la pata trasera rota mientras que el hombre era molido a golpes. Él solo sentía cómo su cráneo retumbaba, la pierna se le fracturaba y la vista se le nublaba con sangre. “¡Hay que matarlo!”, fueron las últimas palabras que oyó mientras la turba luchaba por arrebatarle la vida.
Eso ocurrió hace 160 días, el jueves 25 de octubre. En La Parada, el mismo terreno que, al menos hasta el día de hoy, es custodiado por agentes del orden. Las mismas calles donde una operación policial mal planificada se cruzó con una marabunta contratada por mercaderes que se resistían a mudarse. Quizás porque están acostumbrados al caos o, como dirían ellos, “porque la alcaldesa es mala”.
Todo empezó poco después de la hora del almuerzo. Cuando policías con el estómago vacío, y que acusaron no haber tenido la equipación debida, acompañaban a personal de la Municipalidad de Lima para colocar muros de contención. El plan es que así los camiones que alimentaban el mercado mayorista no podrían pasar y que eso facilitaría el traslado de los comerciantes a Santa Anita. Pero nadie anticipó cómo empezaría a arder esa zona de Lima.
La policía dice que los delincuentes tomaron el control de La Parada ese día y que desataron el terror en las calles adyacentes habían llegado de zonas aledañas por contrato. Y la historia reciente de Lima agrega que fue más que un ataque. No solo se trató de Percy Huamancaja –un suboficial con un sueldo de 500 soles– sino de otras decenas de policías heridos por gente que traía armas de fuego y bombas Molotov. Tampoco se trató solamente de esa yegua que tuvo que ser sacrificada por su pata rota y que provocó una reacción airada en las redes sociales que exigía pena de muerte a “esos malditos” sin pensar que en el otro bando hubo cuatro muertos.
La Parada fue un desborde que llegó hasta Gamarra, ese emporio comercial donde imperaron los saqueos. Y de un miedo que salpicó hasta los distritos más distantes, donde se pensaba que los delincuentes habían despertado todos juntos con ganas de sangre. Hubo negocios cerrados por el temor a los robos masivos y rumores de atracos en todo Lima. Como si de pronto la capital
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