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La civilización occidental

Jhonatan Cardenas CarrilloSíntesis19 de Noviembre de 2015

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  1. ¿QUÉ ES LA CULTURA OCCIDENTAL?
  1. Definición:
  • Cultura[1]: El término cultura hace referencia a la dimensión simbólica y espiritual de un pueblo. Ésta emana de la base o estructura material del mismo, a la que nos referimos con el término de civilización.
  • Occidental: Con occidental (de occidus, “oeste”, “moribundo” –donde muere el sol-) nos referimos al concepto erigido para designar un “nosotros” frente a un “ellos”, dicotomía conceptual que se ha mantenido a lo largo de los siglos y cuyas propiedades y efectos se han acentuado con los conflictos entre ambas partes.
  1. Evolución del concepto:

Se tiene conciencia de esta distinción desde Herodoto, quien diferencia entre griegos y persas desde una perspectiva helenocéntrica.  Se acentúa posteriormente con los viajes de Marco Polo, a través de los que se van configurando desde y para “nosotros” (ciudadanos, primero, y cristianos u occidentales después) la idea de un “ellos” (bárbaros, primitivo). Se perfila en el siglo XVIII, cuando la cultura occidental perfila su “identidad”, sobretodo, a nivel político.

La definición de Occidente está directamente conectada con la de Oriente, pues se construye necesariamente en base a la negación de éste. Aunque no podemos entender la cultura y civilización occidental como “una regla de tres” asociada a un territorio o a una cosmovisión concreta, sí podemos reconocer algunos de sus pilares en fenómenos históricos precisos de la Antigüedad Clásica: Grecia y Roma.

  1. FUNDAMENTOS DE LA CULTURA CLÁSICA.
  1. GRECIA.
  1. La polis Griega.

La polis griega se corresponde, pese a las diferencias, con la civitas romana: hablamos de la ciudad. Cuando hablamos de “ciudad” no tratamos exclusivamente del aspecto material (construcciones), sino que nos referimos a un “lugar que conforma un conglomerado diverso de espacios públicos y privados en el que se practican infinidad de actos y actividades humanas (funciones)”. Por lo tanto, “Ciudad es igual a espacios más funciones”.

Existen tres conceptualizaciones en torno al término polis[2]:

  1. Aglomeración Urbana
  2. Unidad política que constituye un Estado
  3. Conjunto de ciudadanos considerados como un “cuerpo”.

La segunda conceptualización da como resultado la unión de diferentes comunidades y aldeas en centros urbanos con leyes compartidas, esto es, unidades políticas. En Grecia, cada polis se gobierna de forma autónoma, autárquica (autosuficiente) e independiente (son, por tanto, ciudades-estado), con lo que nos resulta imposible, en lo político, hablar de “una Grecia”: resulta más adecuado, en este sentido, hablar de “los griegos”.

  1. Condiciones urbanas:

Una ciudad para ser considerada como tal debe tener lo siguiente:

  • Ágora: Plaza pública, zona de discusión, mercados.
  • Gimnasios: Lugares de tertulia política, de información, de noticias, etc.
  • Teatro: Representaciones, usualmente tragedia y comedia (los actores eran los hombres).
  • Control y derivación del agua.
  • Locales administrativos: Gestión de gobierno.
  • Delimitación física, determinada por los terrenos agrícolas.
  • Organización en confederaciones o ligas, especialmente tras las Guerras Médicas.
  • Explicación de sus orígenes en la esfera mitológica: leyenda y culto en torno a su fundación, lo que implica la existencia de unos “Dioses de la Ciudad-Estado” que, en ocasiones, llegan incluso a tener relación con las leyes de la ciudad-estado[3].
  • Organización política o de gobierno: monarquía, aristocracia, tiranía[4] o democracia.
  • Leyes, con las que se busca la Eunomía o Hybris (el orden y la armonía, la concordancia entre la ley y su cumplimiento). El respeto a las leyes, en Grecia, está por encima todo, pues todo se les debe a ellas: matrimonios, educación, nutrición hasta la propia existencia[5].

  1. Antecedentes:

La polis griega no es el origen de la ciudad: otras culturas (también en “Oriente”) ya habían desarrollado espacios urbanos que le sirvieron de antecedente.

La Isla de Creta desarrolló aglomeraciones urbanas que influyeron en la génesis de la polis griega, a través primero de su impacto en la cultura micénica (precursora griega). A su vez, la cultura Cretense estuvo muy influenciada por las relaciones comerciales que mantuvo con Egipto y Mesopotamia (lo que se refleja, p. ej., en sus ornamentos y artesanías), lugares en los que tenía lugar una “revolución urbana” con el desarrollo de los metales. Así, a modo de esquema: “Egipto y Mesopotamia -Cultura Cretense-Cultura Micénica -Cultura Griega”.

  1. El ciudadano griego.

  • Definición:

El concepto de ciudadano nace de la idea de división o diferenciación. En Grecia hay ciudadanos y no ciudadanos. El ciudadano es tal en relación al resto, a los que no tienen ese reconocimiento (los que no son soldados, no participan en los juegos olímpicos, etc.).

Según Aristóteles, ciudadano es “el que vive en la ciudad”; ésta, a su vez, “fue creada para permitirle al ciudadano vivir bien, es decir, en virtud”.

  • Características:

Para Sócrates, Platón y Aristóteles, el ciudadano es inteligente (distingue entre el bien y el mal) y libre (dueño de su comportamiento y responsable de sus actos); lo único que puede limitarle o determinarle son las leyes, pautas que simbolizan “el deber” (la actuación que se ha de seguir). De hecho, el ciudadano es tal, también, en relación a las leyes, pues se ha de caracterizar por su fiel seguimiento: el “el bien común” y la virtud del ciudadano devienen del cumplimiento de la ley, que está siempre por encima de la justicia o injusticia que revista la misma. De hecho, puede decirse que el ciudadano es esclavo de las leyes, “propiedad de éstas”; y, si las incumpliera, incurriría en una triple traición (la de faltar al compromiso adquirido con ellas al residir en Atenas; la de faltar a “quien” ha dado al ciudadano vida y educación; y la de no tratar de mejorarlas, si es que no se está de acuerdo con ellas).[6]

El ciudadano no es patriota, no está vinculado al suelo ni a su ciudad, sino, en todo caso, a la forma de ser que le es propia.

  • Funciones de los ciudadanos:

PLATÓN: Funciones según “tipos de ciudadanos”. Según Platón, en La República, la polis perfecta se distribuye geométricamente de acuerdo a tres tipos de hombres con funciones determinadas, divididos en relación a tres metales:

  • Los hombres de oro (gobernantes): Poseen la virtud de la prudencia.
  • Los hombres de plata (soldados): Poseen la virtud de la valentía.
  • Los hombres de bronce (artesanos y comerciantes): poseen la virtud de la moderación.

La polis perfecta acaecería cuando estos tres tipos de ciudadanos desempeñaran sus funciones en armonía.

ARISTÓTELES: Funciones según virtudes. Aristóteles defendía que la ciudad no podía reducirse al funcionamiento de tres “tipos” de hombres. Proclamó que la vida buena se alcanza por los buenos hábitos, y éstos devienen de las virtudes. Las virtudes, a su vez, necesitan de funciones para poder materializarse en la sociedad. Así:

  • Virtudes éticas del buen ciudadano: término medio entre dos extremos (fáciles de conseguir)
  • Virtudes éticas del gobernante (“intelectivas”): ligadas a la razón, han de ser lo más extensas e intensas posible: justicia, sabiduría, prudencia…

Sea como fuere, el ciudadano desempeña diversos roles en función de la organización social en la que se enmarque (fratrías, hermandades, etc.). En Grecia, participan en la confección de las leyes (pueden proponerlas y discutirlas) gracias al uso de “el logos”, la palabra.

  • Requisitos para ser ciudadano:

  1. Ser varón.
  2. Ser hijo de padre y madre atenienses/espartanos.
  3. Ser libre.
  4. Tener la mayoría de edad (no está claro si eran 18 o 21 años, o si era una cuestión de fuerza física; de cualquier manera, se había de pasar una prueba física, la “Cripteria”: se les soltaba en un bosque, por la noche, para cazar animales o esclavos –habían de haber cazado dos, o más, al amanecer).
  5. Ser aceptado por el padre (en Atenas) o por el estado (en Esparta).
  1. El hombre griego.

Necesitamos conocer al hombre griego más allá de su cualidad de ciudadano. Y es que el hombre griego es un ser polifacético, insertado tanto en lo social como en el cosmos: es ciudadano, militar, religioso, económico, doméstico, espectador; es un ser natural, social, es libre… multiplicidad de aspectos que se funden en un todo integrado e interrelacionado.

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