Lise Meitner, una científica en la sombra

Índice. 

1.Introducción…………………………………………………………………….Página 3

2.Infancia en Viena………………………………………………………………..Página 5

3.Comienzos en Berlín…………………………………………………………….Página 6

4.Desarrollo de su trabajo en Berlín……………………………………………….Página 9

5.Bibliografía…………………………………………………………..…………Página 12

1. INTRODUCCIÓN.

Para la realización de este trabajo buscaba una científica cuyo trabajo o descubrimiento hubiera sido importante para la ciencia pero a la misma vez que su imagen no fuera tan conocida. También quería que se viera que no había tenido una vida fácil, que en comparación con cualquier científico sus trabas habían sido mayores. En las primeras búsquedas de mujeres importantes en el mundo de la ciencia casi todas cumplían esos requisitos: eran científicas, poco conocidas y  habían superado diversos obstáculos para poder hacer lo que querían. Además encontré varios casos de mujeres científicas cuyos logros no habían sido reconocidos para ellas y si para sus colegas varones. Algunas de éstas mujeres son Rosalind Franklin, Lise Meitner, Jocelyn Bell o Marthe Gautier.

Uno de los casos que más llamó mi atención fue el de Lise Meitner, científica austriaca nacida en 1878 que descubrió la fisión nuclear. Mi elección, como he expresado con anterioridad,  se debe principalmente a su hallazgo científico, clave para la física, del que no obtuvo ningún reconocimiento y por las complicadas circunstancias que atravesó a lo largo de su vida.  

Lise Meitner nace en Viena, en el seno de una familia judía de clase media. Es la tercera de ocho hermanos y su padre es un abogado con cierto prestigio por lo que se pueden permitir pequeños lujos como libros o clases de música.

Estudia en la Universidad de Viena donde logra doctorarse en 1907. Más tarde viaja a Berlín, allí conoce a Max Planck y a Otto Hanh, dos científicos que cambiaran su vida. Durante más de treinta años trabaja junto a este último, primero en Alemania y después en el exilio puesto que Lise tiene que abandonar Berlín tras proclamarse el Tercer Reich. Es fuera de Alemania donde recibe el mayor palo de su vida después de que Otto Hahn ganase el Nobel arrebatándole su descubrimiento de la fisión nuclear. Habían trabajado juntos y ella con su sobrino Otto Frisch habían dado nombre al proceso aunque el mérito solo recayó en Hanh.

Su descubrimiento es considerado el ejemplo más claro de hallazgo científico hecho por mujeres y pasado por alto por el comité de los premios Nobel.

Para la revisión bibliográfica de Lise Meitner he escogido un libro y cuatro artículos, los cuales he considerado más relevantes y los que aportan mayor información.

-Lise Meitner: A life in physics, (Ruth Lewin Sime, 1996). Se trata de una biografía de la científica en el que se recogen todos los periodos de su vida, desde su infancia en Viena hasta su muerte en Cambridge. Es el mayor aporte que he tenido para la investigación sobre Lise Meitner y la base fundamental del trabajo.

-La difícil identidad de las científicas, (María Álvarez Lires, 2000). Es un artículo de Tabanque: Revista pedagógica. En él se recoge el tema de la mujer y la ciencia así como la invisibilidad y obstáculos que han de superar.  

-Mujeres en, por y para la ciencia, (Purificación Escribano López, 2010). Se trata de un artículo de Dossiers Feministes en el que se relaciona las contribuciones de mujeres en la ciencia con los problemas que siguen teniendo en la actualidad.

-A Nobel Tale of Postwar Injustice, (Elisabeth Crawford, Mark Walker y Ruth Lewin Sime, 1997). Artículo de la revista Physic Today que habla sobre la injusticia cometida al no reconocer la labor de Lise Meitner con el premio Nobel.

-Lise Meitner de Maria Nigro. Artículo recogido en la Revista Internacional de Culturas y Literaturas. En él se exponen las diferencias que sufre la científica por cuestiones de género aunque desde una perspectiva androcéntrica.

Me llama la atención que apenas existen artículos dedicados a Lise Meitner escrito por hombres, la mayoría están redactados por mujeres que se esfuerzan en hacer visible lo que por tantos años fue ignorado. Los pocos que he encontrado escrito por ellos se limitaban a hablar del descubrimiento de la fisión nuclear en términos científicos, sin entrar a valorar la compleja situación a la que se vio sometida Lise Meitner.

2. INFANCIA EN VIENA.

La vida de Lise Meitner no fue sobre ruedas a pesar de nacer en una familia que podía permitirse pequeños lujos y que apoyaba que tanto sus hijos como hijas tuvieran la mejor educación posible. Como explica Sime (1996) la educación de la mujer a finales del siglo XIX en Viena acababa a los 14 años. A partir de esas edad solo los hombres podían acceder a los estudios superiores. Para que las mujeres pudieran seguir formándose tenían que hacerlo en escuelas privadas en las que solo podían acceder a magisterio, que no necesitaba educación universitaria.

Lise termina sus estudios obligatorios en 1892 y comienza a prepararse lengua francesa en una escuela privada, siguiendo el consejo de su padre. En 1896, con dieciocho años, consigue aprobar el examen de magisterio que le permite enseñar. Un año más tarde, en 1987, aceptan a las mujeres austriacas en las escuelas secundarias y en la universidad. Lise pasa un par de años preparándose para la Matura, que consigue en 1901, año en el que entra en la Universidad de Viena. Empieza estudiando matemáticas para luego centrarse de pleno en la física, donde llegó a doctorarse en 1906 (Nigro, 2005).

Durante su paso por la universidad, cuenta Sime (1996), Meitner se siente desorientada al verse ignorada por la mayoría de los hombres mientras que otros eran demasiado amables con ella. Como nunca había ido a la universidad antes, creía haberse perdido algún aspecto vital de las relaciones sociales. Pero también sufre un trato diferente de algunos profesores, supone Sime (1996) que se debe al no haber tenido mujeres antes en las aulas que no saben cómo actuar con Lise.

Tras un año en Viena y viendo que su futuro allí parece estar encaminado solo a la enseñanza de la física, decide cambiar de aires y viajar a Berlín. Se va con el pensamiento de pasar allí un semestre aunque se quedará durante más de treinta años.

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